El proyecto comenzó a raíz de la necesidad que tenía de caminar, impuesta por el médico, para tratar de evitar el dolor de una fisura anal que sufrí durante el año 2010 y 2011. Como consecuencia, decidí hacer lo que estaba en mi mano y no darme por abatido en la creación: si no podía estar sentado, estaría caminando y, caminando, haría fotos de lo que viera, al modo de las derivas situacionistas y compartiría estas imágenes con aquellos que, bien de salud, podían estar y estaban sentados delante de una pantalla de ordenador.
Realizaba cada día más de 50 fotografías de las que luego seleccionaba, basándome en criterios técnicos y no esteticistas, 27 y solo 27 que publicaba asociando a cada una de ellas de forma biunívoca una letra del alfabeto.
Fueron publicadas en mi perfil de FaceBook, así como en mi colección de álbumes web de Picassa.