Siempre me ha gustado la pintura de Piet Mondrian, considrándole uno de los grandes pintores que ha tenido la vanguardia y renovador del concepto de pintura como arte, alejándolo definitivamente de la figuración (que no menosprecio) y posicionándose definitivamente en un arte conceptual, mental, matemático, casi me atrevería a decir.
Sé que en fotografía se han hecho muchos trabajos claramente abstractos y no pretendo ser el primero, pero quería explorar las posibilidades de las líneas cotidianas, las que encontramos en nuestro alrededor, mirándolas de manera que conformasen simplemente fronteras entre territorios arbitrariamente separados en colores.
Me interesaba la idea de que las líneas, dentro de una fotografía, se convierten en meros segmentos que hacen creer que existe una continuación infitinta de las mismas, pero son corporeas y no absolutamente mentales, es decir, tienen grosor, tienen dimensión 2 y no dimensión 1, separando espacios de dimensión 2 o, incluso, de dimensión 3. Se mueve, este proyecto como otros tantos, entre las distintas dimensiones físicas que presenta la realidad.
He buscado algunas combinaciones de líneas frente a todas las posibles, jugando con la noción de composición pictórica al modo de Mondrian, pero sabiendo que, en el mundo que habitamos las paralelas no existen. Los postulados de Euclides no se cumplen... ni tan siquiera los de Riemman.
Como otros trabajos, las situé en series de 27 elementos cada una, correspondientes a las 27 letras (3 elevado a 3) del alfabeto castellano.
Fueron publicadas en mi perfil de FaceBook, así como en mi colección de álbumes web de Picassa.