Las orejas y el móvil
tienen un romance inapropiado:
se tocan cuando no deben
hacen lo que no corresponde
suspiran en su oído
palabras secretas
laten con calor acompasado
se humedecen
con lascivia de colegiales
sudan al rozarse
sin denuedo
y enmudecen
acompasadamente
después de abandonar
el campo de batalla.