(de un verso de autora desconocida)
Cuando descubres que el alma
es el corazón de una pistola
nada vuelve a ser lo mismo.
Las mañanas se oscurecen,
las montañas se suavizan,
las algaradas se silencian,
las lágrimas se secan.
Nada vuelve a ser lo mismo
porque no puedes verlo
con el arma apuntándote
cargada de poesía.
Cuando descubres que el alma
es el corazón de una pistola,
la poesía muerde el polvo ante la prosa,
la poesía muerde el polvo de la prosa.
El alma que no tengo
se resquebraja de dolor
en el fondo de un fusil de asalto.
Nada vuelve a ser lo que era
si es que alguna vez fue:
la inexistencia
se hace eterna.