Dos tarjetas de visita
visitan mi escritorio
recordándome
que no hay recuerdos inútiles
que no hay olvidos incautos.
Dos tarjetas de visita
caen
junto papeles adhesivos
en una dolosa quietud
sabiéndose
obsoletas
como yo.
Diario
Dos tarjetas de visita
visitan mi escritorio
recordándome
que no hay recuerdos inútiles
que no hay olvidos incautos.
Dos tarjetas de visita
caen
junto papeles adhesivos
en una dolosa quietud
sabiéndose
obsoletas
como yo.