mis opiniones

He realizado un libro objeto en encuadernación japonesa de papeles blanco roto, con cubierta blanca, sobre los que he escrito una serie de textos conteniendo información sobre «mis opiniones».

En realidad, se trata de un silencio roto, más que de un blanco roto, se trata de esconderme, de silenciarme otra vez más pues tampoco es que sea preciso que esté dando mis opiniones a todo el mundo todo el rato. Es algo cansado y quizá impositivo, como muy bien sugiere Roland Barthes en su ensayo (o compendio de opiniones) Lo Neutro.

Así que he procedido a escribir unas cuantas «opiniones» todas ellas comenzando con un «mi opinión sobre XXXXX» y terminando con un enigmático «es» que no lleva ni punto final ni puntos suspensivos.

El proceso de escribirlas ha sido lento, manuscrito, por supuesto, con rotulador de gel blanco Uni-ball Signo Broad UM-153 WHITE.

Varios motivos han demorado este proceso: el primero es que los 3 rotuladores que tenía en el estudio (de un trabajo anterior) estaban completamente secos y los intenté recuperar con todas las técnicas conocidas y algunas desconocidas, pero no pudo ser. El segundo motivo es que dado el escaso tiempo que tengo para probar materiales desde que estoy con el proceso de rehabilitación de mi hombro, no encontraba un momento para ir a por nuevos rotuladores, pues no estaba seguro de si querría usar los Uni-Ball de gel blanco o, por el contrario, rotuladores POSCA de punta más fina que los que tenía disponibles. Finalmente me decanté por gel blanco Uni-Ball, no sin antes probarlos.

Otro motivo por el que este libro ha tardado en ver la luz es que requería tiempo de secado largo (entre 2 y 3 minutos) entre cada página y la siguiente, lo que siendo un total de unas 50 páginas (50 opiniones), resultaba en un proceso de paciente paso de más de dos horas.

Aunque en primer lugar realicé un boceto de opiniones (las que iba a escribir y algunas que quedaron en el tintero) con bolígrafo bic sobre papel blanco.

Algo me dice que el libro está aún por terminar, quizá rematar esa encuadernación japonesa con un cierre cruzado o escribir un texto en rojo sobre la portada o, mejor aún, un golpe seco o escritura sin tinta con bolígrafos gastados…

Esto no es una broma