Puedo obsesionarme con una palabra, como el viernes pasado durante la lectura de los encuentros de Té y Poesía, en la que Alejandro Gallego leyó la palabra «vituperar».
A partir de ahí, en mi cabeza comenzó a rebotar tornándose vitoperar, a su vez bitoperar… y podría seguir así horas y horas, pero decido parar para poder concluir un pequeñito poema visual que incluya estas tres transformaciones:
VIT UPERAR
OPERAR
BIT-OPERAR
que remite inmediatamente al hecho de que vituperar es operar con bits, operación binaria, operación de bien y de mal, de cero y uno.
Pero esas remotas remisiones son omisiones de la misión principal que tiene un poema. O todo lo contrario.