Todos los políticos son iguales

Cada vez que oigo la expresión «Todos los políticos son iguales» o «son todos unos ladrones» o similares expresiones de disgusto con la clase política (me pasaba lo mismo con «la casta»), me da por pensar que esa persona no cree en la democracia, al menos no en la representativa. Y muy probablemente tampoco en la democracia directa.

Y no quiero argüir que la alternativa ya la vivimos durante 40 años en este país, pero me dan ganas de bloquear a quien publica estas cosas en una red social y va enervando las mentes de quienes sí que creemos que la política juega un papel relevante en nuestra calidad de vida hasta el punto de ir haciendo una mella, una grieta, por la que se colarán aires putrefactos de ideología (sí, política al fin y al cabo) abiertamente fascista que realice lo que esta imagen parece proponer.

Un tal Tejero (entre otros), allá por febrero de 1981, ya estuvo a punto de hacer lo que propone como «solución». Algo así como una solución final. Y, al menos a mí, no me gustó.

Esto no es una broma