He de reconocer que he tenido una relación con mi hermana algo basada en el resentimiento. He estado resentido con ella durante años porque en la infancia y adolescencia no solo no sentí apoyo por su parte, sino que sentí que era mi enemigo natural. Desee su muerte varias veces, pero parece que el destino tenía reservado otro futuro.
Después de que naciese mi sobrino, mi querido David, ella pasó a ser, hace más de 13 años, la madre de mi sobrino y, desde ahí, poco a poco, fui intentando olvidar lo malo y reconstruir una relación inexistente en el mejor de los casos. Con el paso del tiempo me doy cuenta de que ahora ya es más cercana, es la hija de mis padres, con los que también me he encontrado (con el paso del tiempo) en un lugar afectivo, familiar, pero elegido, al menos, por mi parte.
Un día me dijo que no escribía nada sobre ella y la verdad es que pensé que era preferible no hacerlo porque no creía tener nada bueno que decir de ella. Pero me va sorprendiendo con los acontecimientos y con su generosidad, su entrega, su sentido del humor, va logrando lo que siempre conseguía con otros que le perdonaban su histerismo, va logrando ganarse mi afecto, mi cariño, casi como si tuviésemos un relación directa. Algún día puede que llegue a ser mi hermana.
Ahora y cada vez más está pasando a ocupar el lugar central de mi familia sanguínea, mis padres se apoyan en ella porque siempre está dispuesta a ayudar, siempre está para lo que necesiten, no como yo que siento que estoy borrado en una distancia que sé que es sana para ambos pero bastante cómoda para mí. Mantengo las distancias de colmenar a madrid como les dije una vez: jamás viviría en Colmenar Viejo mientras viváis allí. No es nada personal… y lo es completamente. Se trata de que opino que padres y otros seres de la misma especie deben estar a la distancia que exija un golpe de voluntad para encontrarse. Lo siento así y me congratula que nos vamos encontrando. No por casualidad les dediqué el proyecto más ambicioso sobre el que he trabajado hasta ahora en mi vida: Lejanías.
¿Llegará el día en que le dedique a mi hermana un texto, un relatillo, un poemita?
Seguro que sí, pero de momento, vaya para ella este cordial pensamiento.