Retomarte en parte me parte el arte. Las antenas se llenan de un brillo atrevido. Luz horizontal ohrizontal. Apenas toca las tejas, el culo de tejas planas que lloran a la ausencia.
No hay rojo que Mª Luisa no comprenda. Ella ha robado las prendas de as en las que que que que.
Esa cuerda combada combate las letras como diccionario sin palabras.
¿Vendrá diccionario de la antigua forma de pronunciar palabras o sonidos en general de un ancestral pueblo morador del Indostán?
Caen medias desde las curvas únicas. Un sujetador negro marca el final. Tiene un tamaño bastante grande y recompongo la mujer partiendo de sus tetas que llenan las copas. Luego salen dos brazos de un cuerpo o abdomen que va prolongándose hacia el suelo hasta llegar, de forma cóncava, a formar unas sinuosas caricias a los costados que siguen adelante de forma independiente dejando en mitad de su separación un cono apuntando, poco nítidamente, unos pies aplastados contra el pavimento.
No sé cómo saltas de esa uña mal pintada a un cuello que, delgado, deja lugar a una cabeza plagada de piel, alguna sonrisa en ojos que se precipita como catarata de oro.