Intangibles

Mis amigos se vuelven intangibles
se van lejos y tendré que verles
a través de una pantalla
tendré que hablarles
a través de un teléfono
tendré que contarles cosas
a través de un teclado
y me tomaré cervezas intangibles
a distancia.

Pero seguirán siendo siempre mis amigos.

Mi dinero es intangible
desde hace años
no voy a un cajero
no voy a una sucursal de banco
no toco el papel más de lo necesario
y
si lo pienso bien
el dinero es siempre un intangible pues
los billetes o monedas son solo
símbolos de lo intangible
un número
una cifra
sumatorio de varias otras
a través de un servidor web
en la nube
donde está mi dinero
accesible
a través de una clave que poseo
y que permite que me reconozca
una base de datos que me autentifica
y me muestra en pantalla unos divertidos caracteres
alfanuméricos
que indican que no soy rico
ni pobre
en un entero mayor que cero
con un par de cifras decimales.

Pero pensándolo bien
también mi poesía es intangible
y siempre lo fue
aunque antes escribía en papel
pero no era el papel el poema
sino lo que estaba escrito en él
y las palabras se forman en el cerebro
no en las manos
adquieren una forma
un sentido
un significado
pero al menos algo era tangible
y después
fui convenciéndome
de la necesidad de digitalizarlas
para poder hacer copias de seguridad
de las que soy un obseso
en un formato compatible con cualquier sistema informático
de hoy
y del futuro previsible
en ASCII plano
pero luego fui dándome cuenta
de que no era imposible un apagón tecnológico
que nos retrotrajese a aquellos tiempos de Gutenberg
en los que era ya todo un lujo poder reproducir
sin electrónica
un texto
o una imagen
y salté un paso más
pues de perdidos al río
escribiendo directamente en esta nube
en la que posiblemente estés leyendo esto
que no pretende nunca ser objeto
más allá del intangible
que forme
o conforme
o semantique
en tu psique
allí
donde
todo
lo intangible
es corpóreo.

Esto no es una broma