Me pasa constantemente en las redes sociales que siento como si se tuviese la necesidad imperiosa de decirlo todo en una especie de «haiku-basura-moralina» que en dos o tres frases (o una con un par de subordinadas) contiene la sabiduría incuestionable de varias religiones, varios pensadores e, incluso, algún periodista.
He llegado a la conclusión de que el comienzo de esas sentencias sentenciosas es casi arbitrario, azaroso, incluso, buscando una especie de colofón sorpresa, a la manera de un binomio fantástico, bastante surrealista, pero se hace pasar por contenedor de toda verdad inapelable con una capa de infalibilidad cuasi católica.
Si se sitúan junto a alguna imagen de algún pensador más o menos reputado, visten más, por supuesto, pero en caso de no encontrar la foto de un humano a quien, sin mucho rigor, adjudicarle la frasecita, se puede sustituir por un paisaje de fondo, un atardecer, un amanecer, algún bodegón con frutas o verduras o, sencillamente (por decir algo), con colorines y tipografías que lo hagan atractivo a los lectores a los que, presumo, se les supone incapaces de detenerse en lecturas profundas y sesudas, a los que hay que cautivar o captar mediante las mismas argucias que en los libros infantiles se utilizan para que un niño (o una niña, claro está) aprenda a distinguir una vaca de un gato.
Voy a probar a escribir varias, así a vuelapluma, sin acompañarlas de la parafernalia que las acabe convirtiendo en imágenes:
Ante la adversidad…
busca la manera de encontrarte.
Cuando los orangutanes tengan la montaña bajo sus pies
los seres humanos se darán cuenta de que, bajo los suyos,
solo hay miseria.
Trata de evitar aquello
que te daña
que te hiere
que te duele
salvo que te guste aquello
que te daña
que te hiere
que te duele
en cuyo caso
llama a un teléfono de un amigo.
Los ordenadores nunca podrán sentir lo que siento ahora mismo
viendo matar a ese caballo
por un humano.
Una pinza de la ropa es como la vida
te trata como tú decidas tratarla.
Bueno, este ejercicio es tan gracioso que podría seguir y seguir…
ya incluso estaba empezando a «visualizar» aquellas imágenes que irían estupendamente de aliño de mis ensaladas de verdades.
Pero he comenzado a empacharme. (Esto bien podría ser otra ;-))