El viernes pasado estuve asistiendo a la ¿exposición?… bueno, a la convocatoria sin mucha definición de algo relacionado con los objetos en la performance realizada en El Patio de Martín de los Heros.
Me habían pedido un texto para la ocasión que envié y que hace unas semanas publiqué en este diario: (El objeto.)
Al entrar, me encontré con una impresión del texto que había enviado cuidando hasta el detalle que el punto estuviese en un renglón aparte. Y había otros detalles cuidadosos que, con buena intención y buen corazón tanto Genoveva como Denise habían tenido a bien depositar.
Pero faltaba claridad. Faltaba foco. Faltaba objeto… y sobraban objetos. Si es que alguna vez tuvieron algún sentido.
Personalmente, considero la acción como alejada de lo objetual en tanto a obra en sí. El objeto puede usarse (si no se usa siempre, dependiendo de la definición que se dé de esta palabra) pero de ahí a que su presentación separada de la acción tenga algún sentido es mucho más que cuestionable. Quizá, por qué no, pueda tener un valor referencial, digamos, documentativo, pero no es una pieza (no debería, de hecho, ser vendida o tratada como tal), pues distancia del foco que debe estar situado sobre la idea y, en el más matérico de los casos, en su presentación mediante una acción de la misma.
Ni la fotografía, ni el vídeo, ni el objeto de una performance tienen más valor que el del extintor o la puerta del baño o la tapa del váter.
Como curiosidad, encontré muy divertido un «objeto» que su(b)jetaba otro:
Recuerdo una frase de El Cantar del Mío Cid:
Ya por la ciudad de Burgos el Cid Ruy Díaz entró.
Sesenta pendones lleva detrás el Campeador.
Todos salían a verle, niño, mujer y varón,
a las ventanas de Burgos mucha gente se asomó.
¡Cuántos ojos que lloraban de grande que era el dolor!
Y de los labios de todos sale la misma razón:
«¡Que buen vasallo sería si tuviese buen señor!«
Y es que mi sensación es que a quienes ponen en marcha su corazón para lanzar esta propuesta les hace falta conocer un poco más al señor al que han elegido seguir. ¿No habré podido ayudarles?