ha sonado un teléfono móvil.
ha vertido sus fétidos misterios,
ha sacudido mi vida
como un rayo la paz
y mis mocos a punto de desbordar
mi cráneo
saldrán despedidos por unas orejas
inconmensurables
agujereadas para la ocasión
con la violencia de un portaviones nuclear
anclado ante la flota de mis lágrimas
que no vierto
que no vierto
que no vierto.