No sé cómo se escribe un discurso de una graduación.
Esta frase me recuerda el inicio de un libro de e.e.cummings titulado “yo, seis noconferencias”:
Permítanme advertirles – dice cummings – cordialmente de que no tengo ni la más remota intención de hacerme pasar por un conferenciante. Dar conferencias es supuestamente una forma de enseñar, y supuestamente un profesor es alguien que sabe. Yo nunca supe, y sigo sin saber. Lo que siempre me ha fascinado no ha sido tanto enseñar como aprender…
Y en ese discurso me inscribo, en el de la voluntad de aprender como hasta ahora de poetas sin ánimo de título. A los que hoy, vamos a titular.
No tienen ánimo de título pero no significa en ningún momento ni por ninguna razón que no tengan ánimo. Han demostrado hasta ahora un ánimo bárbaro, caníbal, un ánimo férreo, un ánimo … animado, incluso. Pero ánimo por ser poetas, por vivir siendo poetas, por pelear a la contra, como diría Bukowski, en un mundo que fomenta lo prosaico y lo seguro, ánimo, diríamos, por ser poetas sin ánimo de título, sin demanda de reconocimiento externo, sabiendo que ese es un lugar en el que es fácil perderse.
Hasta hoy, son poetas sin título de tal. Intrusos del verso libre, podríamos decir. Son poetas del juego, del filo del cuchillo, de la inestabilidad, de la búsqueda constante, de la experimentación, de la creación (nunca ex-nihilo), poetas del futuro, que no desdeñan el pasado. Son, sobre todo, poetas humanos, humanos, humanos, humanos, poetas humildes. Y esta humildad es la que me parece más destacable.
humildad. (Del lat. humil?tas, -?tis). 1. f. Virtud que consiste en el conocimiento de las propias limitaciones y debilidades y en obrar de acuerdo con este conocimiento.
Humildad en tanto modestia: cualidad de humilde, falta de engreimiento o de vanidad. Humildad frente a soberbia, frente a esa presunción de omnisciencia que paraliza cualquier posibilidad de aprender nada nuevo pues se da por supuesto que ya se conoce. Humildad humana que trata con equidad a los semejantes, a poetas y otros seres vivos que van saliendo adelante por el mundo, por la vida. Humildad sincera, callada, que guarda la voz para alzarla en forma de poema.
modestia. (Del lat. modest?a). 1. f. Virtud que modera, templa y regla las acciones externas, conteniendo al hombre en los límites de su estado, según lo conveniente a él. 2. f. Cualidad de humilde, falta de engreimiento o de vanidad. 3. f. Pobreza, escasez de medios, recursos, bienes, etc.
Y así vuelvo a encontrarme con el deseo de seguir viviendo como lo hago, defendiendo talleres de escritura en los que aprender, de aquellas personas que se acercan, con inquietud, con esa callada sinceridad, a formarse como poetas, como si eso fuese posible, como si yo pudiese ayudarles…
Hoy vamos a burlarnos de esa vanidad con un poco de ironía, presentando esta ceremonia de graduación a partir de la cual los poetas de ayer serán poetas mañana, pero poetas titulados, poetas que poseen un renombre o distintivo con que se conoce a alguien por sus cualidades o sus acciones en el ámbito académico.
Nos reímos del renombre, pues les vale con el nombre
Nos reímos de la distinción, pues son tan distintos que cada uno es único
Nos reímos del reconocimiento, pues buscan el conocimiento
Nos reímos de las cualidades, pues se trata de poemas
Nos reímos de la academia, pues es para lo único que sirve en poesía.
Veintiuna personas, veintiuno por ciento (RAE)
El numeral uno, una se apocopa en la forma un únicamente cuando antecede a sustantivos masculinos: un libro, un coche; o a sustantivos femeninos que comienzan por /a/ tónica: un águila, un alma, un hacha; pero no se apocopa nunca cuando antecede a sustantivos femeninos que no comienzan por /a/ tónica: una amapola, una mujer, una novela.
Consecuentemente, todos los numerales compuestos que contienen el numeral simple uno, una se comportan de la misma manera y solo se apocopan ante sustantivos masculinos y ante sustantivos femeninos que comienzan por /a/ tónica. Por lo tanto, igual que decimos una mujer, una amapola, debemos decir veintiuna mujeres, treinta y una amapolas (y no veintiún mujeres, treinta y un amapolas). Asimismo, debe decirse uno por ciento, veintiuno por ciento, treinta y uno por ciento (y no un por ciento, veintiún por ciento, treinta y un por ciento), ya que el numeral uno, una solo se apocopa ante determinado tipo de sustantivos, y por es una preposición.
Son 21 poetas sin ánimo de título
divididos arbitrariamente en 3 promociones
asociadas arbitrariamente a 3 poéticas
asociadas arbitrariamente
Son 21 poetas
Son 21 persona maravillosas
Son:
Alejandro Gallego, Ana Gesteiro, Carmen Cruz, Carmen Garrido, Diana Córdoba, Dolores Vallejo, Ernesto Pentón, Eva Obregón, José Luis González, Juan Carlos Orella, Juan Carlos Ortega, Laura Moya, Mónica Saad, Nines Cuenca, Raquel G. Figueiras, Sara Valverde, Sheila Reyes, Susana Recover, Tanja Ulbrich, Vera Moreno, Vicente Navarro-Abad