Y al día siguiente
el cansancio parió las invenciones
y la pereza, la inteligencia artificial.
J.J. Bajarlía.
Tú y yo andábamos rendidos.
El sol en nuestra ventana
se estrellaba contra dos marmotas
con colas enamoradas
que se besaban
y se besaban
y se besaban
tanto
que nuestro sexo
inventó el amor.