No es importante quién me quite el trabajo (que no debería ser algo a defender tan a capa y espada, salvo que sea un verdadero placer o gozo realizarlo). Lo verdaderamente importante es quién o qué me quitará mi sustento económico.
Podría tenerse esto segundo sin lo primero, pero sería necesario que hubiese un replanteamiento del sistema económico y eso ni hablar. Mejor sigamos culpando al inmigrante o a la robótica de lo que provoca el reparto desequilibrado y desigual de los beneficios de la producción.
No sabemos si el robot te podrá o no quitar «el trabajo» pero estamos absolutamente seguros de que lo que te va a quitar «el dinero» será un humano.