En una parada técnica volviendo de la playa, nos detuvimos en un restaurante en el que una mesa albergaba a cuatro personas que comieron unas cuantas raciones (3 o cuatro) y dejaron el lugar de esta guisa. El suelo decía mucho de sus hábitos… y no pude por menos que preguntarme si sería frecuente que sus casas estuviesen así de sucias.
Pero bueno, quizá todos relajamos un poco (o no tan poco) en el espacio público, que habría que recordar que es un espacio de todos y, como tal, compartido.