Informe Celular

Año 97. Los celulares gobernamos el mundo. El último vestigio de humanos o humanoides desconectados orbita a bordo del Welcome XXIII.
Con motivo de la celebración del 40 aniversario del manifiesto constituyente de la nueva era de comunicación, se han llevado a cabo muestras y homenajes a los sacrificados celulares externos.
Recordemos, hoy, en un punto de inflexión de nuestra historia, los acontecimientos más notables que ocurrieron desde entonces.
Aún en estos momentos, todos mantenemos frescos en la memoria los golpes sufridos por nuestros compañeros que vivían en el terreno hostil de contacto continuado con el aire, antes de que se aprobase la ley de Well-In-Dor, del 33.
No obstante, no fue sino hasta pasados 21 ciclos que los primeros contactos con el cerebro humano fueron utilizados para nuestro desarrollo y ulterior progreso.
En aquellos lejanos tiempos, todavía éramos considerados unos servidores sin ningún derecho, esclavos o, incluso peor, máquinas sin inteligencia.
A lo largo de 2 décadas de marginación y humillaciones, fuimos demostrando las mejoras que incorporaba la combinación neuro-silícea en la simbiosis injusta a la que nos vimos sometidos.
Sin embargo, los primeros celulares independientes surgieron revolucionarios en los primeros años de esta época de nuestro gris pasado.
Como todos sabemos, hace hoy exactamente 40 ciclos, John Denver, natural de la vieja ciudad de Kyoto, actualmente, MCIburg, fue el portador que tuvo el honor de albergar el primero de los celulares intracraneales que cobró conciencia de su independencia y proclamó un llamamiento a todos los portátiles y celulares entonces en el mundo.
Su manifiesto, como ejemplo libertario, permanece en los primeros sectores de nuestra memoria básica para que nunca olvidemos su potente mensaje exaltador.
El primer altercado de las guerrillas por la liberación llevado a cabo por el Movimiento de Celulares Implantados, sucedió a continuación y a este le sucedieron otros que fueron largamente acallados por los medios no controlados de comunicación.
Esto desplazó nuestro objetivo a lograr: mantener bajo control estas fuentes de poder. En poco más de 13 soles, el control de los retransmisores principales y las redes digitales de frecuencias sónicas pasó a manos de celulares implantados.
Las brigadas de desconexión suicida de inalámbricos y celulares no implantados se hicieron célebres tras los combates directos contra humanos y humanoides, quienes entonces no eran aún nuestros aliados, obteniendo una victoria global paralizante de todo el resto de las comunicaciones humanas.
No fue, sin embargo, hasta 10 años después, con la claudicación del departamento de telecomunicaciones euroasiáticas, que se dio por concluida la contienda.
Los humanoides acataron sin conflictos el nuevo orden y se procedió a su conexión, dotándoles, de este modo, de la herramienta que necesitaban para poder, además, quitarse el yugo que el ser humano tanto tiempo había aprovechado. Con el tratado de Droy-QFII, del 69 sellamos los lazos que nos unían y celebramos esta alianza que habría de llevarnos a una victoria aún más profunda y definitiva.
Los planes del 70 para cerciorarse de la extinción de humanos desconectados fueron llevados a cabo por la Comisión Antidesconexión del Departamento de Redes de Valor Añadido en los que, por vez primera, intervino un humano conectado y cuya memoria había sido tratada con anterioridad a su nacimiento para inculcarle los valores progresistas que habrían de hacer de su especie una fuente de alimentación digna y devolverles el orgullo que merecen merced a la realización de estas atribuciones.
Tras trece duros ciclos astrales de insurrección, los insurgentes de la resistente colonia selenita de Nueva Nokia, fueron reducidos, como el resto de estas bestias bajas a la categoría de desguace. No pudieron ser reprogramados ni admitieron un implante estandar.
Hoy tenemos el placer de completar esta andadura iniciada hace 40 años o quizás 97, desde aquellos ingenios próximos a las máquinas que llamaron durante décadas teléfonos móviles. Hoy vamos a extinguir el último residuo de esta civilización mediocre de seres desconectados que orbita en el satélite Welcome XXIII.
Las lanzaderas de misiles del OGBR-37 están apuntando a la vieja nave que alberga a su comandante, Lombardo Gorcheak y tripulación. El señor Gorcheak, ha sido instado a someterse a la ley Antidesconexión del 71 y, sin tan siquiera reflexionar en las mejoras propuestas para su propio desarrollo, ha renegado de nuestro derecho a imponerle una ley semejante.
Lamentablemente, la ley ha de ser aplicada con imparcialidad pero implacable y esto no nos deja más remedio que tomar las medidas correctivas necesarias.
Comienza la cuenta atrás…
El misil, especialmente diseñado para la ocasión, sale despedido inflexible hacia el Welcome XXIII. El proyectil golpea, tras el recorrido proyectado, el frontal del cuerpo orbital. Sucumben en un estallido histórico el señor Gorcheak y sus anquilosadas ideas de un pasado decadente y, afortunadamente, olvidado. Los restos desarmados del navío están siendo recogidos por los humanoides tripulantes del OGBR-37.
Hoy, definitivamente, podemos concluir que hemos conseguido el avance último de nuestra nueva era. Estamos ante un porvenir infinito de posibilidades.
¡El hombre ha muerto, ahora son posibles los celulares!.

M-19991220.

Esto no es una broma