El día que conocí a Antonia San Juan

El charly lo que pasa es que era un hijoputa. No sé porqué coño me iba a extrañar que acabara así. No te jode.
Mira, lo que pasa es que antes no era así, pero, ¡coño!, yo tampoco era así y a nadie le importa ni le parece raro, ¿no?. Pues eso. El muy hijo de la gran puta se merece como ha terminado. Ya ves, tirado en un metro cuadrado. Y el muy cabrón que tanto presumía de conocer mundo. ¡Toma mundo, hijo de puta!. ¡Cómetelo todo!. No te jode…
Ya le dije yo que no se tirara a la Chelo, la de la peluquería de la Mari Carmen, pero el gilipollas, cuando no tenía la polla metida en algún sitio no era persona. Míralo ahora, ¿qué?, ya no chuleas, ¿eh?. ¿Quién coño va a chulear cuando le están dando por culo las putas del primer piso? y sin poder defenderse…
La Chelo entró en el barrio va a hacer ya… diez años, creo. Entonces sí que era alguien el hijoputa del Charly…
Se pasaba todo el puto día metido en los billares del calvo. Cuando no estaba haciendo algún trapi se estaba cepillando a la hermana del calvo en la trastienda. No, si el tío era guapo, la verdad, pero ahora… bueno, total, que cómo olía siempre a limpio pues las pibas se morían de ganas de encasquetarse un polvo fácil. Porque el Charly era un tío fácil, ¿eh?, ya ves. Se pasaba el puto día ahí, tirado sin hacer nada… así también ligo yo, no te jode. Y gastaba pelas cómo si fuese un marqués, el hijoputa. Se debía creer que el dinero salía de los árboles.
Bueno, el suyo sí, no te jode. Hacía trapis con los colombianos esos de sudamérica. Claro, así acabó. Metido hasta los huesos en la mierda esa.
De cani era un tío legal, un chaval hasta elegante, ya ves, pero luego de que se fue su viejo, al muy capuyo sólo se le ocurrió dejar la escuela y pirarse a Francia a coger uvas.
Cuando volvió estaba ya en drogas y con ganas de ganar pelas haciendo lo que fuese. Hasta creo que llegó a currar para la pasma. Claro, no podía durar siempre, ya se lo decía yo.
Me acuerdo todavía cuando íbamos con el Palmo y Juanjo Guerra. Era la hostia. En todo el cole nos tenían más miedo que nada. No te jode, el bestia del Palmo tenía ese nombre porque sus manos eran como palmas y daba unas hostias que no veas.
Además, todo dios tenía miedo del Charly. Decían que estaba pirao y la verdad es que puede que tuvieran razón. Por eso, mira, ahí le ves, en su metro cuadrado…
Pero era un tío legal, joder, cantidad de enrollado. Siempre me acompañaba a casa para que los del barrio no se metieran conmigo. No, si el hijoputa era un buen amigo, lo que pasa es que no se sabía comportar.
Sino, ¿de qué cuando le contraté para currar en el Pepita, se folla a la Juani?. Ya le había dicho que dejase en paz a la niña, coño.
Pero conmigo las cosas le iban bien. Entre lo que se sacaba en el bar y lo que se levantaba luego en los billares… hacía una pasta el hijoputa.
Yo creo que lo que siempre le jodió fue que yo le levanté a la Pepa. Antes estaba como un tren y se la quería tirar todo el barrio. Estuvo de novia con el Charly, pero no era nada serio. Un día me va el tío y me dice que lo hagamos los tres. Si es que… el Charly siempre era igual, quería ser diferente y no sabía que hacer para demostrarte que era más que tú. Total, que se lo conté a la Pepa y, claro, se mosqueó. Porque la Pepa era honrada, ¿eh?, lo que pasa es que estaba muy buena.
Y el muy cabrón todavía me echa la culpa a mí y me dice que si soy un hijoputa y que si esto y que si aquello y que la quería de verdad, como nunca ha querido a nadie… Joder. Haberlo dicho antes, ¡coño!. Yo cómo lo iba a saber, ¿eh?.
Pero bueno, además, ella quería estar conmigo, después de todo, porque sino, a ver, ¿de qué va a querer estar conmigo justo cuando rompió con él?.
Además, que eso fue hace mucho, luego vino lo del bar y luego las pequeñas.
¿Quién coño le ayudó cuando salió de la trena, eh? Pues yo, joder, y eso era como devolverle lo del cole, ¿no?. Joder, por lo menos duró casi el mismo tiempo. Estuvo trabajando en el Pepita más de dos años pero el gilipollas se creía que cuatro años en la trena no hacen nada, que puedes salir y ¡ala! ¡a tomar por culo! ¡Sigue gastando como antes de entrar!. ¿Pero es que no se da cuenta de que ya no puede seguir así?.
Yo le decía: “Tronco, búscate una piba guapa, así, como la Pepa, y madura, ¡coño!, que esta vida es la que hay, joder, que hay que currar y currar para ser alguien”.
Pero a él como si le hablaba de fútbol. Se lo pasaba por el forro de los cojones. Y lo peor de todo es que me dice que me meta en mis asuntos. ¡¡Pero será hijo de la gran puta!!. Y ¿qué se cree?, ¿que mi bar no son mis asuntos o qué?.
Le tuve que dar una paliza para que entrara en razón y él que nada, que a lo suyo… encima va y se folla a la Juani. Pero es que ese tío se lo estaba buscando, me cago en la puta.
La Juanita es la sobrina de Pepa, de la hermana mayor, la Tere, que se quedó embarazada con 15 años. Eso para que digan de la Pepa. Fue la mejor de las tres. Pues eso, que nos la habían mandao para que la educásemos un poco y le diéramos el puesto de camarera en la terraza. Bueno, sólo era en verano así que tampoco era para decir que no. Pero, ¡coño!, ¡era menor de edad! Y el gilipollas ese que no respeta nada. Le da igual lo que sea, con tal de que tenga la regla. Yo creo que si los hombres tuviéramos la regla, el Charly se haría maricón.
Bueno, ahora no creo que se le levante ni con la Claudia Chifer. Se ha convertido en ese trapo sin dignidad. Joder y cuando un hombre pierde la dignidad, pues ¿qué queda, eh, qué?. Pues nada.
Míralo ahora… ¡Joder! si es que da hasta asco.
Para colmo, el muy imbécil se había quitado en la cárcel del caballo pero se pasó al crack. A mí me la traía floja si se colocaba fuera del curro, pero dentro lo quería bien sereno, que ya estaban las cosas bien difíciles sin un camarero drogata como para controlar a uno como el Charly.
No quise hacerlo, ¿eh?, pero tuve que echarlo. Me espantaba a la clientela. Además, lo de la Juani era la hostia. Por poco la palma con la pildorita de los cojones. Me imagino a la Tere diciendo como una histérica que si la culpa es mía, que esos amigotes que tengo son unos cerdos… ¿qué coño sabrá esta de quienes son mis amigos? Si es que está loca, de verdad. Si queréis ver algún día un ejemplar humano loco de remate, lo que se dice loco, decidle que su hija se quedó embarazada a los quince, como ella y que su nieta va a hacer lo mismo… ya veréis.
Por no llevarlo a la cárcel otra vez, le pegué yo una somanta de palos y asunto terminado. No había porqué meter a la poli en esto. Y el muy hijoputa ni siquiera me lo agradeció. Si le llego a llevar a la comisaría, nada más entrar lo funden y, bueno, luego ni te cuento, le abren el culo por marica y por cobarde.
Es que no se puede ir por ahí como si fueses el amo del mundo sin pagar las consecuencias. Y son caras. No te jode.
Luego encima se lía con la Chelo… pero ¡coño! estaba buena, pero no era para acercarse, que tenía diecisiete años y por menos de nada te buscas una historia.
Y ahora la muy puta trabaja en el bar de enfrente, el de estriptis… seguro que es una de las guarras que se desnudan por cuatro duros. Pero sigue estando buena. Tiene esas piernas duritas y largas que parecen de televisión…
De la paliza que le arreó el bestia del marido de la Mari Carmen, se le quedaron las dos piernas atrofiadas. Joder, es que hay bestias por el mundo, me cago en la puta. Pero es que el Charly no escarmentaba, ¡coño!. Le podía haber servido de algo lo de la Juani, pero no; él va y se tira a la Chelo.
Hacía ya varios meses que no le veía y hace unos días lo he vuelto a ver en el barrio, en esta misma calle. A primera vista casi no le había reconocido.
Tiene todo el tiempo unas ojeras negras como de no haber dormido en semanas. Igual es porquería. El tío huele como a mierda. Claro que no me extraña, no tiene más que un puto metro cuadrado donde hace todas sus cosas.
Duerme en la acera, pegado al cristal de la tienda de regalos. Uno de estos días le van a dar de hostias otra vez y luego se quejará. Joder, es que no es un sitio para dormir, ¡coño! que los clientes al día siguiente a ver cómo se atreven a entrar. No te jode.
Además, el hijoputa sigue pinchándose y deja todo por ahí, con restos de vómitos y sangre. ¡Joder, que no es un espectáculo agradable y basta!.
Pero el tío es como que no se da cuenta. Yo creo que es como siempre, que pasa de todo. Si gana dinero lo gasta, si puede follar, se tira a las jovencitas, si caga… pues en la puta calle, como los putos perros.
¡Coño! eso sí que es perder la dignidad, no te jode, si ya no tienes para papel, ya no eres un hombre.
Yo le he visto calzarse los pantalones justo después de haber soltado un cagarro como un chorizo de grande… y como si nada, luego sigue durmiendo la mona hasta las dos o las tres o hasta que la poli le da unos toques para que no moleste. Joder, es que no es para menos…

Hoy, cuando volvía de comprar cervezas, el cabrón, me ha pegado un susto de muerte.
Se me pone en medio como un poseído y me dice que es su cumpleaños y que quiere estar con el Palmo y conmigo… pero ¿cómo cojones le explico que Luis, el Palmo, ya no vive en Madrid? Si él ni siquiera sabe dónde está. No te jode.
Mira, yo ni creía que fuese a conocerme. Creía que estaba todo el tiempo ausente o así, medio perdido o qué se yo. Pero el hijoputa se me planta en medio y me coge de un brazo con una mano sucia como el hollín.
Por poco le parto la boca ahí mismo, pero me ha dado pena. Joder, aunque sea por los viejos tiempos, me digo, voy a dejarle hablar un rato.
El muy idiota, me da un poco del vino que tiene en la botella de plástico. Yo le digo que muchas gracias pero que no quiero.
Entonces me cuenta la historia más imposible que me había contado nunca, me dice, entre interrupciones constantes para pedir dinero a los que pasaban al lado, que ha visto a Antonia San Juan y que va a quedar con él para cenar.
Mira, que quieres que te diga, a ti también te daría la risa, así que me descojono delante de sus narices y le digo que si ni siquiera sabe quién es. Entonces va el hijoputa y me saca una foto manoseada y algo más, posiblemente, del bolsillo de su abrigo medio destrozado.
La foto es de una invitación a no sé qué y dice que le ha invitado a que vaya allí, pero que necesita un traje para que le dejen entrar.
¡Hostias! si ya sabía yo que el hijoputa este me iba a pedir algo.
Mejor, le digo, intentando hacerle un favor, te doy diez duros y me das la invitación.
¡Una mierda!, dice.
Pues mira, que te den por culo, gilipollas, ¿acaso crees que te van a dejar entrar aunque tengas un traje de lujo?
El tío me mira como si yo no supiese que él tenía alguna fuerza interior o algo por la que sabía que le iban a dejar entrar. Entre eso y como si ni siquiera me viese aquí, a menos de un metro de su cara.
No sabía si irme ya de una vez o partirle la cara. La verdad es que, al final, con la discusión y que el tío no paraba de tirar de mi brazo, se ganó un puñetazo en los dientes. Yo estoy seguro de que me dolió más a mí que a él porque seguro que estaba en estado de coma o algo así.
¡Joder!, al final me había puesto nervioso y cuando me da el nervio me sale la mala hostia. Así que se ganó otro guantazo y además le quité la jodida invitación para que dejara de darme la coña. No te jode.
Al llegar a casa me di cuenta de que la invitación era para dos personas y le dije a la Pepa que nos íbamos a ir a esa cosa a tomar unas cuantas copas.
Ha estado bien. Lo mejor, sin duda, era el champán. Era de ese de etiquetas negras como en Navidad. Era algo aburrida, pero he conocido a la Antonia esa y a otro mogollón de gente medio de las revistas.
Una de las tías tenía las piernas como la Chelo y me he acordado de que tengo que llevarle mañana unas tortillas de patatas que habían encargado de ese local. Igual no estaría mal hablarle de las cosas del pasado y ver si hay alguna posibilidad de echarle un kiki gratis. La hijaputa está muy buena, la verdad.
A lo mejor ella también ha visto al Charly y le ha reconocido.
No creo. Seguro que él ni se acuerda ni se quiere acordar. Además, ¿para qué?.
¡Joder! ¡Hostias! Lo que pasa es que la Pepa ya no se va a volver a creer lo de que me voy con el Charly de bares… ¡Mierda! Tendré que ir pensando otra excusa ver los martes a la Juani. ¡Me cago en la puta!…

Esto no es una broma