Lamento haberme aburrido tan poco
que mi creatividad ha sido sedada
por riadas de entretenimiento
adormecedoras.
Unas vacaciones son para distraerse
pero ¿de qué?
Distraerse de la locura cotidiana
cuando la locura se ha instalado en lo cotidiano
por decisión propia
es absurdo
o lo que podríamos denominar
loco.
Distraerse
es un simulacro de sustraerse
como un hurto menor de lo mayor que se posee
y que no se posee.
Hasta me di de alta en un servicio de distracción adicional
buscando nuevas formas de evasión
olvidando que la evasión y la confusión van de la mano.
Me he aburrido poco
y debería estar feliz por ello
pero el aburrimiento no es antónimo de felicidad
aunque pueda engañar a la infelicidad
con orlas de terciopelo acaramelado
mientras llega la muerte.
Engaño
falacia
ilusión
que se frustra con el paso del tiempo
o una mirada profunda
por un instante
al silencio.
Y entonces…