Néctar de miseria

Por favor, señores, lo único que pido es que me escuchen, me escuchen y me aplaudan si les complace cuando yo termine de hablar.
De poco les ha de servir este producto que da la felicidad pues espero que ya sean felices. De todos modos y por hacerles pasar un buen rato, les diré que gracias a este bebedizo, cada día estoy más contenta y salgo a la calle con ganas de acercarme a gente como ustedes a ofrecerles la satisfacción de adquirir este frasco de sabor inigualable.
Desde que comencé a beberlo, ya no siento la necesidad de venderlo sino que me lanzo a hacerlo por el placer inmenso que me proporciona.
El escombrero que siempre fue mi casa se tornó alegre y las ratas parecieron faisanes suculentos. El pobre policía que nos desalojó anoche sé que no tendría esa dura expresión si hubiese podido convencerle de que ingiriese un trago de este líquido dorado y fresco.
Ya sólo me quedan estas siete últimas botellas y aunque ustedes hoy puedan no precisarlas, es más que probable que tengan algún familiar o conocido a quien regalar tan singular presente.
Si se sirve frío puede acompañar cualquier instante de soledad y, caliente, ayuda a prepararse para el futuro.
Sin duda alguna nadie les habló antes de este afrodisiaco que despertará polémicas por liberar su sexualidad, su mente, su cuerpo y les hará expansivos sin exceso.
Y por si esto aún no fuera suficiente, sepan que sus amigos comenzarán a apreciarles nada más comenzar su ingestión, sus parejas permanecerán a su lado sin aburrirse jamás y sus hijos, tengan o no, serán comprensivos con sus arbitrariedades.
Así que, ya ven, lo quieran ustedes o no, pueden aplaudirme y reír, jugar a ser niños otra vez, para no precisar la adquisición de mi oferta promocional.
Aplaudan, por favor, no lloren más, y sigan su camino.
Aplaudan o cómprenme algo para que pueda reposar esta noche bajo un techo, ahora que no puedo alimentarme, no puedo regresar al basurero… (pausa)
discúlpenme… (un trago).
Por favor, señores, lo único que pido es que me escuchen, me escuchen y me aplaudan si les complace cuando yo termine de hablar.
De poco les ha de servir este producto que da la felicidad…

Buenos Aires, BA-20010117

Esto no es una broma