Café Jamaica, M-20001221

Me vuelvo a sentir tentado por la puerta abierta ante mi espíritu redondo. Quiero saber el fondo de mi alma, esncia de alcanfor y porcelana. Frágil hembra de crin dorada avanza en la lluvia de sol que se vierte en las orillas de mi pecho.
Vienes a mí al alba a buscar un pan siniestro que vulnera tu silencio, viola mata arranca los pelos de mi barba negra jabalí cuando la gente cretáceo enamorado abraza religiones arañando vistas de sisontes.
En medio de tus dedos late la inexperiencia de masturbaciones notándose camaleón de bruces azucareando otro vuature que rombea las arcadas del vómito final.
¡Es noche vieja!

Venía caminando y me sobresalté porque abelardo estaba apoyado en la pared del parking y no entiendo porqué mi sobresalto, no entiendo mi miedo a un nombre de muñeca gritado bajo rojo patxarán que trina y trina. Sonrisas de niña apuntan con balas de mercurio envenenado, balas de puerta abierta, de mundo por descubrir y pómulos prominentes se clavan en sus pezones circunspectos de torso sirena cieloprimavera cuando empieza el invierno empieza todo empieza por un verano tórrido.
Las lágrimas de abelardo mojaban la pelliza tras un ancho traje verde incienso entre su barba gris. Esqueleto de mariposa bailando al ritmo de flauta sin agujeros, un símbolo de ncsa y sobrecogedor paraguas a la espera del aire por respirar.
Vorágine de culos me persiguen mientras eremita pliega garfios en torno a su cigarrillo. Son culos abrazables, culos de orgasmo sobre pantorrillas brillantes, brillan de cera y avecrém y brillan, brillan luna llena de sibilante penicilina que salvará mi tinta salvará mi encanto violador.
Llegué a su lado y le dije que los euros no son algo para asustarse y me miró como habiéndolo esperado toda su vida, como esperando en casablanca aviones en la niebla.
Rubios culos sin sexo y sin secretos, esfinges verdes venenosas que se enlazan el día d a mi ventana para contarme tres despidos y un rayo de ópalo abriéndose camino el día de la lotería cuando todos volvemos a ser pobres.

Vanesa está sentada frente a mí
pero me da la espalda
aunque si ella supiera
todo lo que me da
no me daría
ni una mala sonrisa amarillenta
llena del verde de su cara
bronceado su contoneo
una baranda metacarpio
para navegar
hasta el puerto de sus labios.

Vanesa habla despacio vapuleando el misterio
creando aire de orgasmo acumulado
cargado de semen, agrio y conectado
al brillo intencionado de su pelo.
Se sienta como si nada
siento anhelo brutal intolerable
por rodearla de bolígrafos enhiestos
que salpiquen de tinta su mirada
y no pueda olvidarme
y quiera darme la espalda
sin dármela siquiera
abrazar un instante
un silencio, una palabra
independiente
serena en la distancia
pero me da la espalda
aunque si ella supiera
que se llama vanesa
que su nombre ahora es mío
que la he robado el alma
fotografía india en la penumbra
del pliegue de sus ropas que caen en el vacío
que bajan mis ojos llenos de terciopelo
adorado y caliente
roce de mis dedos en su cuelo
bals de sexo que rompe en mil pedazos
universo de plumas
camas azules en la niebla
en la nieve en vapor
bajo su ropa que cae,
despacio
en el vacío
se quema sostén de fuego en sus rodillas
mil lenguas penetran sus sentidos
y ella, como si nada,
sentada enfrente mío
ignorándome
me olvida y no me olvida
con crisis de milenios
rompiendo el corazón
y mis pelotas
acariciándome
vanesa
toca el ratón de árboles binarios
quiero matar la tienda de la esquina
para poder decirle todo suyo
gritarle al oído un dinosaurio
con solidaridad de vidrio que se oxida
verde lejano
al tiempo que se escapa,
palabra,
por mis labios.

Quiero escanearte con ojos cargados de libido asesina
enamorarme del roce de tus labios
beber contigo la miel de tu misterio
hasta que tus dientes me despedacen vivo
y me convierta
contigo
en un pasado.

Árbol de navidad que sin guirnaldas luce
vente a mi casa y llena mis vacaciones
con el marco de tus ojos atrapado en mis ventanas
la metralleta de tus dedos en mi espalda
tu sexo y el mío
tocando
las doce campanadas.

Esto no es una broma