A la siguiente palabra súmale
dos y encuéntrate sorprendido
con una nueva oración
aunque sea subjuntiva
sin repetir vocablo
pero ahíta de desesperación
contra aquella ventana
antigua observada
desde banqueta negra
mientras escribías poemas
bastante pobres
titulados naderías
junto dedales mudos
esperando siempre futuros ciertos
inesperados.
Une esta sílaba absurda,
no abandones nada
esquilma lenguajes sordos
buscando amaneceres imposibles;
aquel mínimo silencio
apágalo.
Vincula ese adjetivo acompañando
este sustantivo
formando grupos heterogéneos
sintácticamente cuestionables
hasta alcanzar cimas ridículas.
Casa esa materia verbal
– alternándola sencilla –
estos pocos adverbios terminados en mente
enumera
logra metas tramposas
articulando lenguas muertas
meticulosamente.
Concluye por fin.