Después de mucho darle vueltas al regalo de reyes para Carmen, me decanté por hacerle una caja de luz para su Milonga Romántica, aunque no me puse manos a la obra hasta que encontré una manera de hacerlo que me resultase bonita y no una cutrez de cartón, como inicialmente iba a hacerle, ni una muy trillada cajita con letras para que se lo haga ella misma, que parece que están de moda.
Pensé inicialmente en un marco ribba de los de Ikea para darle un fondo con un contrachapado y unas luces led que iluminasen una lámina translúcida. Tenía que hacerle un poco de «manualidades», pero parecía sencillo, aunque resultaría muy pesado para su transporte.
Curioseando diferentes soluciones, me encontré con esta solución sencilla (algo más cara), muy ligera y bastante elegante: comprar uno de esos dispositivos lumínicos que usa la gente de diseño gráfico para copiar plantillas a mano e incluso usando un lápiz conectado a un PC traspasar ese diseño a digital de una manera muy curiosa.
La plancha de luz tenía dimensión de DinA3. La compré por Amazon y la tuve disponible en menos de 2 días.
Ahora tenía que diseñar e imprimir el cartel.
En el diseño, a partir de material que ya tenía para otras ocasiones en que le había hecho ese trabajito, tardé muy poco. Apenas un par de horas.
Pero imprimir el cartel, que parecía ser la parte más sencilla, se había convertido en la más difícil. Entre otras cosas porque el led blanco de la plancha lumínica era «demasiado blanco», así que pregunté en diversas imprentas para imprimir sobre papel vegetal y en varias de ellas tuve el mismo resultado negativo. Imprimir sobre papel vegetal estropea los rodillos de las fotocopiadoras o impresoras. En una imprenta (la de mi propia calle) me dijeron que habían tenido incluso altercados pues el papel vegetal una vez pasa por la imprenta es «muy agresivo» y corta. Así que no lo querían usar.
Una de mis imprentas preferidas, la de la calle San Bernardo, (por teléfono) me dio una solución que podía usar si no conseguía imprimir sobre vegetal: imprimir sobre transparente y adherirlo a un papel vegetal. El resultado podía ser más o menos el mismo, así que así lo hice en otra imprenta, comprando 2 papeles vegetales A3 y, a su vez, imprimiendo otro par de láminas sobre papel transparente A3. (Hice dos de cada porque suponía que mi torpeza podría estropear alguna de ellas).
De camino al estudio, donde tenía la plancha lumínica, pasé por la imprenta familiar ServiPrint, lugar donde, dicho sea de paso, comencé a pensar que dar clases particulares podía ser más interesante para generar ingresos en mi día a día que seguir trabajando en trabajos como teleoperador o profesor para ancianos en Centros DIA de la Comunidad de Madrid.
Allí Teo me confirmó que sí, que podía imprimir en papel vegetal, así que le pedí un par (por la misma razón esgrimida un par de párrafos por encima) y llegué al estudio con todas las impresiones.
Adherirlas a la lámina retroalimentada parecía sencillo aunque creo que es lo que ha quedado peor, con algo de celofán para fijar dos carteles A3 (sobre vegetal) conjuntamente sobre el material delicado, soporte de leds. Pero pegarla con cualquier pegamento que pudiera arrugar el pijotero papel vegetal estaba descartado.
Fijar 2 carteles sobrepuestos proporcionaba un aspecto como de «negrita» reforzado al cartel y atenuaba más aún la luz blanca demasiado blanca.
El resultado fue de gran agrado para Carmen, así que me quedé satisfecho, pero aún pienso en esa lámpara posible realizada con un marco con mucho fondo… y quizá uno de estos días me haga con ello para otro proyecto.