Hoy
ante la abundancia de fotografías
rodeándome en la Gran Vía
y en las calles aledañas
que es donde vivo y trabajo
me dieron unas ganas terribles
de poner un puestecillo
con una cajita metálica
que rece:
«por unas monedillas
hago cosas típicas de madrileño
para que tu fotografía
sea más auténtica».
Sentirse como un mono en el zoo
es algo natural
en un ambiente tan poco natural
como es el centro de una ciudad
de más de tres millones de habitantes
y otros millones de turistas
que vienen a recoger
en sus cámaras hábidas de safari
un pedacito de esta realidad
que para mí es tan cotidiana
como ir al vater cada mañana
así que igual un día
deba instalar una cámara en el baño
que retransmita mi vida
como experiencia urbana inenarrable.
Hoy
casi digo:
«échame unas monedillas
y hago el madrileño«.