Me cavó por dentro

Hace ya muchos años
comencé a balbucear
encontrando así extractor de lágrimas
de mi garganta.

Pero el maldito chisme tenía vida propia
y comenzó a horadar mi corazón
haciéndose un huequito
de donde no salió.

Desde allí invadió mi alma que ahora es suya
para dominar mi voluntad
mis dedos y mis piernas que son
sus dedos y sus piernas.

Más tarde este roedor
que me cavó por dentro
devoró mis entrañas,
se apropió de mi sexo.

Lo que yo no creía, también se hizo posible:
se metió entre mis ojos para ocupar mi mente,
me echó de mi trabajo,
me requirió completo
sin pausas, sin opciones
incondicionalmente
mi espíritu y mis pedos
mis mujeres, ciudad,
mis amigos, cafés,
hasta mi psicoanálisis
y
¿cómo no?
mis cuadernos.

Hoy soy un agujero
que absorbe cuanto encuentra
para poder volcarme
de nuevo en forma escrita,

pues me cavó por dentro
y me sembró de nada:
palabras y silencio,
silencios y palabra.

Esto no es una broma