Todos mis poemas pretender ser
eco de la voz que os enamora
mis palabra quieren ser
brillo de lágrimas que brota en mi garganta
víscera cruel que me castiga
liviana en la memoria de tu encuentro
ahora que estas entre mis brazos otra vez
y el pasado no existió.
Toda mi vida quiere ser
palabra en tu conversación,
agitada semilla de la noche
que morena, visita nuestra ducha
bajo la pesada aurora del pesebre
entre tú y yo, un ramo de alegría.
Pero hoy no sé ni como escribo
un verso vacío que no llega
una nota cargada en dinamita
al borde de tus ojos bajo tierra.
No sé ni como tengo fuerzas
para abrir una carta que te envío
un silogismo triste que no encaja
en una vida de designios negros
en la vida de lágrimas de mi garganta
que llora en silencio la derrota
de un eco de mi voz que se entrecierra
sin poder volver a la primera estrofa.