Entre mis letras amarillas
hago un llamamiento al orden
y limpio la casa de tantos cubos de basura que
gotean tu ausencia.
Te me fuiste entre los dedos
como el vino que en la garganta
me hace volar,
girar un ramo de violetas
frente a tu nariz amartillada
y decirte, una vez más,
que necesito tu presencia.
Entre estos peldaños escritos
acribillando folletos de antigua sal robados
en un almacén, desguace sin cerebro
rompo a llorar…
rompo a llorar y siento
que no siento mis manos sudorosas
que no siento mi estómago estragado
que no siento mis párpados vencidos
si no es a través
de la escritura.