No hay tiempo

para escribir no hay tiempo
para vivir no hay tiempo
para morir no hay tiempo
para disculparse no hay tiempo
para ver como me miran desde lejos no hay tiempo
para llorar no hay tiempo
para gemir en la oscuridad no hay tiempo
para darse a la locura no hay tiempo
para estar solo no hay tiempo
para estar acompañando no hay tiempo
para estar no hay tiempo
para oír una tristeza diminuta no hay tiempo
para no oírla no hay tiempo
para dejar de lado la ternura no hay tiempo
para abrazarse a un filete de ternura no hay tiempo
para decir basta no hay tiempo
para dar un mordisco a un bocadillo de calamares en la niebla no hay tiempo
para una puerta que se abre del armario no hay tiempo
para nada no, para nada hay tiempo
no hay tiempo para el sexo
no hay tiempo para arrastarte por las dunas de la noche
no hay tiempo para llorar a tu lado una pena sin luz
no hay tiempo para partir
no hay tiempo para parir
no hay tiempo, no, para nada

y en medio del silencio
te recuerdo.

Esto no es una broma