Eliminamos la posibilidad de escribir
con letras de mi propia sangre
y no
no vamos a dejar escapar
la ocasión
(que podría ser posibilidad)
de estar de nuevo entre tus labios.
Volamos a la altura de dios
y se nos queman las alas para volvernos mitológicos
y arder,
arder por siempre,
por siempre entre tus besos.
La cúpula se desploma y no soy nadie
el que está envuelto en los plurales
divirtiéndose,
jugando a ser mayor, a ser un hombre
para matar a dios, a mi dios padre
y salir de casa para nunca volver,
para poder decir:
¡Lo he conseguido!
Eliminé la posibilidad de no escribir.