Infraestructura de átomos acústicos rodeados de naufragios interoceánicos que gritan sin cesar pidiendo liberación. De cuando en cuando, los gritos se vinculan, las almas golpean unidas un hálito de lucha. Dan golpes al mundo de papel, plano y redondo como el sol. Nuestro pulso se inclina a la derecha sin que tenga ningún sentido y las manos negras gimen no meterse en tu sexo y explorar el infierno.
Una oleada de furia y llanto se hace consciente de deudas monetarias. Un infinito desasosiego en la quietud del pis. Todo es pis cayendo al mundo, al mundo golpeado de silencios gritos, de lágrimas de asfalto. Una calumnia ciega tiene ojos amarillos. No hay forma de escapar: nos vigilan. El tiempo ha terminado. El tiempo. Un instante sin ti. Un instante. Un instante salubre. Un gran instante de luz. Un gran instante en punto.
La ventana sufre un violento atentado. Ventanas azules se convierten en cuadros de ecuaciones matemáticas pisoteadas. Una apisonadora arrasa el único punto de misterio. Todo se vuelve confuso. Ya era confuso. El instante era. Era. Etapa. Época. Epopeya opeya ya o pe ya pe pe o po epo e ya ya… y más: un alijo de heroína en la esquina inferior izquierda. La única izquierda de misterio y voz. La luna. luna la. la. la.
Y los plásticos cantan victoria. Los plásticos son testículos de dios que no puede sujetar su escroto. Un único dios único instante. Nos vimos. Nos miramos. Nos tocamos. Le pinté para borrarle, para poder dejar de creer en él.
Al fin, soy libre.
Hoy podré escribir lo que yo quiera
y después
nada.
Huellas identidad letras y cruces
no existe forma de escapar
no hay de dónde escapar
no hay necesidad de huir
del paraíso.

    Madrid, Julio de 2003.
    Durante un intensivo de pintura y creatividad
    de Javier Melguizo en La Cava de Humilladero.
Esto no es una broma