La cuchilla roja

¡Al fin me han vuelto a sacar del armario!.
Desde hace tres meses vivo allí, junto las malditas polillas y, lo que es peor, entre alcanfor. Me han liberado hoy y he podido verla.
La verdad, mi sustituta no es una máquina tan especial. Eso sí, es joven, más fuerte y vigorosa, puede batir incluso hielo, mientras a mí siempre se me habrían destrozado dos aspas por lo menos. Pero tengo más corazón…
Creo que están pensando lo de mi reincorporación para el arsenal de herramientas.
Yo siempre he estado fielmente al pie del cañón, preparando una mahonesa fantástica y sabrosa, unas salsas increibles, desleía las sopas y los grumos con una pasión irrefrenable, abrazada por una mano humana que notaba mis vibraciones afectuosas. Ahora es tan frío como ese hielo triturado… un botón, temperatura, el tiempo y basta… Ya no hay pasión, ya no hay amor. Pero nadie parece apreciarlo.
Me pudro en la oscuridad de un armario sin sentido… a veces preferiría morir, pero no tengo lo que se dice vida. ¡Mierda!. Ni siquiera tengo el placer impío del suicidio.
Hoy seguro que esa Thermomix se ha averiado. Yo no soy rencorosa, pero he deseado durante un periodo que parece infinito, una cosa así. Ahora vuelvo a ser indispensable. Vuelvo a ser necesaria.
Incluso el nombre suena absurdo: Thermomix. Es como esos muñecos de dibujos animados japoneses… todo el mundo sabe lo que es una turmix, pero Thermomix… ¡Qué ridículo!.
Entre la freidora y el horno microondas se cree en posesión de la verdad y no es más que un ingenio estúpido, como yo y como todos, que no tiene la menor posibilidad de sobrevivir al paso del tiempo. Alguna máquina vendrá a sustituirla y estará una larga temporada en el armario antes de morir…
Pero yo hoy vuelvo a ser necesaria.
Noto que el tiempo ha pasado en mí y mis hojas están sucias. Sucias de polvo y tristeza, de pena y soledad, pero pronto voy a poder demostrar una vez más mi poder afectuoso y cercano, como de siempre…
Lo que no acabo de entender es qué le pasa a esa máquina. No parece que esté en proceso de reparación. Posiblemente, entonces, estaría en otro sitio, ni creo que hayan pensado que es inservible. Lamentablemente, el afán de tecnología es tan grande que eso es algo ilusorio. He de reconocer que su tecnología es más avanzada. No puedo negar una evidencia. No entiendo porqué puedo aún ser necesaria como para haberme rescatado de mi lúgubre reclusión para enseñarme el mundo. Quizás no quieren manchar el complicado artefacto y piensan que yo soy más simple, de limpieza más sencilla… aunque eso no es verdad. No pueden equivocarse en esto. Es más fácil limpiar un aparato como ese, que prácticamente se autolimpia, que una maldita batidora. Pero igual quieren sentirme de nuevo, quizás es eso, quizás quieren sentirme entre sus dedos como yo les añoro. Quizás ellos también añoren mis vibraciones y mis posibilidades…
Lo que no entiendo es para qué, entonces, me meten ahora en esta caja, que ni siquiera es mi caja, mi humilde guarida, y me dejan aquí, junto unas botellas de vino vacías. Supongo que será para utilizarme luego. Seguramente es para poder hacer uso de mí más a menudo, así, no tienen que ir a buscarme cada vez en el rincón oscuro del armario.
Esto parece una buena explicación. Sí. Puede que hoy mismo no me necesiten pero pronto me van a usar, voy a volver a ser útil. Sólo me queda esperar.

M-20000124.

Esto no es una broma