Quiero arrullarme

en el suspiro-temblor
de tus labios-besos

No soporto que en una cafetería me retiren el vaso o la taza por el mero hecho de que haya terminado su contenido. Si sólo viniese por el contenido el precio me parecería vergonzoso o, más bien, sinvergüenza. Pago por la compañía de esa taza o ese vaso. Casi tengo ganas de reclamar o de irme.
Menos mal que aún me queda el vaso de agua.
Tengo miedo de beberla y quedarme solo.
Aunque quizás es el siguiente paso en la evolución de las especies.
Un cristal azul a través del
que ver tu corazón.

Esto no es una broma