Te llamas Paloma y no puedo evitarlo,
no sé cómo evitar recuerdo de poemas cursis a tus alas
muestras de poder en pleno vuelo
olvidando
(porque lo olvidaba)
que querías follarme y no quise
que querías comer y me ausenté.
No entendí nunca
que de tu nombre
me separa, tan sólo, una palabra.
Mes: febrero 2009
Volar
Una manzana
con cuatro taxis locos zurdos
esa esquina de mal humor
que ha roto una expresión
y cántaros de fuego
trenzados al destino
de mi huida
de mí mismo.
Volar
Es la última palabra
antes de obedecer los pasos que me alejan
a la plaza de lágrimas vivientes
en la ausencia
que habrá de tener otra llamada
pues llena mi silencio con las olas que rompen con violencia entre sus dientes
se convierten en luz y me iluminan
un rostro que quiere volar a tus entrañas
como alfajor de nieves uruguayas
y un niño en el alféizar
colando una manzana para poder vivir
tan sólo una mañana.
En el azul azul de una mañana
que crista en la palabra
un rayo verde
de hoces y de lástima
asterisco que rima con albricias
de azúcar y villenas,
sí,
sin un oculto
hábito de noche, habito en tu recuerdo
al roce inmortal de cascabeles
puntas de estrella azul
dolor de ausencia.
Volar en la llamada un eco sin palabras
que llegue a su destino
de vos
de vos
de vos
de voz enamorada.
Volar
En lo profundo de tus lagos cubiertos de montaña
en tu inocencia ciega
en tus mañanas
como ladrón del tiempo de muñecas,
hábil conocedor de tus encantos.
En filamentos de miel
hebras de sol
enarbolado ensayo de dios
reconociéndose dueño del destino
que nos separará
barco de vela henchida de misterio
en el océano profundo de tus ojos
en la fosa abisal de mi tristeza.
Volar
Un paralelo dual
de corbatas, sexo y delantal
arañando
los últimos restos de mi soledad
último paso de mi infancia
a punto de engendrar otra mirada
que nos llene de luz
a ti y
a mí.
Volar
Siendo antena de móvil
sin cobertura
siendo sirena de ambulancia
cargada de muerte
… grito de miseria
irremisible
armando poesías sin sentido
como toda mi vida
y tu mirada
otra palabra que no tiene cobertura
en mis oídos.
Pequeño trama de protocolos
que arman la nave de los sueños
para poder volar,
volar hasta tu sexo
y poseerte,
tenderte en esta pobre
estancia sucia y mugrienta
que tu pelo lo barra con líquidos fluorados
lavando mi aspiración
a poseerte.
Haciéndote libre una mañana
que abres más botellas
que piensas que conoces
el fondo de tu alma tan barata
como el café, la luna y tres facturas.
Hoy, quiero volar entre tus tetas
escalando sin tocarte
la trenza de fuego que te agarra
y desprenderme
despacio
hasta tu cama.
Volar
Entre tus tetas, montañas trasnversales
un canto de sirena con la guitarra de cuerdas hecha vientre
agua de mar, azul de Bariloche
en la pesadez oculta de la crisis,
austeridad añil, cruz de la guerra
sin sexo y sin misterio
de luz láser porcelana
que me sale ante la gris cabalgadura
de un incierto moreno por su canto
en la noche
en la noche.
Volar
Me cruzo en aire un guiño intelectual
con un pirata más bien momificado
al paso por la plata
en el exilio de unas exiguas vacaciones
que no den para nada un río de versos
pues no sé si escribir una palabra.
Vivo contradicción en tu trasero
vaquero sutileza pues no dije tu culo
ni tan siquiera orto
agujero de sexo sodomita,
entonces, me relajo y no,
no sé si escribir otra palabra.
Volar
Sos un taxi amarillo
y yo un boludo
que escribe en pergaminos
palabras del otro lado de la esfera
con tus dos siluetas quemando gravedades
al abierto calor del mediodía
mientras tus brazos
me poseen
sin ellos darse cuenta
en un abrazo amarillo
negro de delantal
a punto de despegar del aeropuerto
rayano en la verdad que son tus ojos
huracán de azúcar
plata negra
con que abrasar miserias
ritmo de caldo andaluz
a la orilla del Plata
bajo tu encanto azul
azul y tú
que te me vas y yo
que ya me he ido.
Volar
El techo es tan alto que puedo hacerlo.
El suelo es tan fijo que puedo hacerlo.
El aire tan denso me deja suspenso
entre tus labios, mis ojos y tu sexo
volando, volando
como si ya no pudiese hacer nada más,
como si en Madrid se hubiese muerto la miseria
el día de hoy fuese el principio del mundo
bajo el bolso rojo de tus caderas,
la falda mimada por las metáforas
un olor a fragancia de tu cuello
que me pide mordiscos infinitos
un hálito de besos
sin luz y sin misterio
en una habitación llena de estratos
embarazados y libres: solitarios,
mientras la pasión rompe a llorar
el líquido elemento te consume
entre tus propios brazos,
amando la flor,
capullo espinas
en la pelada noche de recuerdos
el 67 se vuelve escarabajo
me arranca sonrisas en lo oscuro
donde alcanza tu luz
tu luz y tu misterio
de trenza de escalada
desde donde lanzarme
al abismo escarpado de tus dientes.
Quiero dejarme morder por tu mirada,
follar en el silencio de lo imposible
no dejar pasar otra ocasión
bebiendo otro café,
aquí, en esta ventana.