La ventana (texto antiguo)

Habitaba estrella tras la estrella. No habitaba tras las estrellas. Al lado de su mirada había un canario. Un ruiseñor con labios de mujer y pies de plomo. Los hierros no cesaban de recordarles el cautiverio. La soledad hambrienta de estrellas bajo la tierra. Sus ojos buscaron la mirada hasta encontrarla y con ella apreció la compañía. Esos pájaros locos que aprovechaban el silencio para piar sin fin o lanzar besos al aire que se colaba entre los barrotes.
Estrella, la de las estrellas, ya no estaba sola. Apagó el silencio y se dejó dormir sabiendo que el despertar la cubriría de besos, de palabras, de su nombre…
Y recordó que, tras la puerta de su habitación, su carcelero estaba enamorado.
La ventana creció hasta cubrir o descubrir toda la pared y la luz no cesó de calentar sus brazos.
El tiempo de la soledad se derritió en su pecho.

En Riaza, creo que en el año 2004.

Esto no es una broma