Guerra

Libia está en guerra
La ONU dice sí a la guerra
La OTAN entra en guerra
(Europa me lo salto)
España está en la OTAN
España entra en guerra
Yo soy español
Yo estoy en guerra
El Rey es español
El Rey no dice estar en guerra
Y, mientras tanto, la vida continúa

Mañana bajará el precio del petroleo
Mañana nos olvidaremos del consumo energético
Mañana las toneladas de agua harán seguro lo inseguro
Mañana el olvido volverá a reinar
en una monarquía absoluta (mente ciega

Vertido de toneladas de litros de agua

Publicada en El País la noticia de la contención de la radiación de la central nuclear afectada por el tsunami. Con toneladas de litros. Es tan divertido que no puedo dejar de pensar en mis alumnos y lo que les cuesta diferenciar longitud de superficie y de volumen… pero suelen tener clara la diferencia entre volumen y masa… aunque no saben distinguir entre masa y peso.
Total, que toneladas de litros
o metros cuadrados de profundidad
más unos gramos de longitud
con lágrimas de fe
y racimos de odio
son expresiones tan llenas de sugerentes errores
como imágenes divertidas o, incluso, poéticas.
Hay que tener en cuenta que quizá el periodista ha aproximado la densidad del agua a la unidad, con lo que el error se camufla, pero es una pena que no sean toneladas de litros de aire, que creo que habría sido infinitamente soplador.
En resumidas cuentas: a parte de algunos errores ortográficos a los que casi uno se va acostumbrando en el periodismo actual, a los errores de magnitud que cometen, sobre todo cuando traducen los billones americanos a los españoles, a parte de esos pequeños ceros que se les cuelan como si nada, ahora también la física básica les falla: masa y volumen no se miden con las mismas unidades.
Por cierto: mil kilos de agua o varios kilos de agua, no es que sea mucho… es lo que uso en mi bañera en un par de días. Habría que hablar de millones de litros para que la cantidad sea digna de mención. ¿Qué tal usar los metros cúbicos en vez de los litros?
Bueno, quizá es que sólo vaporizaron la zona con unas gotas de agüita de un manantial sagrado.
Nunca se sabe.

Cámaras de Teléfonos

Sobre la mesaMe encuentro casualmente con un móvil de hace tiempo porque el actual ha dejado de funcionar. Aunque en realidad los móviles sé que están pensados para no funcionar nunca mucho tiempo, me empeño en intentar que su vida sea larga y me acompañen a todas partes a donde voy. Estoy llegando a tener un grado de dependencia de los móviles algo atroz.
Sé que saberlo es el primer paso para poder desprenderse del mal hábito, pero no es suficiente.
He de reconocer que aglutinar en un sólo dispositivo o chisme un teléfono, el correo electrónico, una cámara de fotos, un reproductor de música, un transistor de radio, una grabadora, un vídeo, un pendrive, una agenda de contactos, con datos de direcciones postales, electrónicas, teléfonos, agenda de eventos y actividades, un recordatorio de tareas… es una maravillosa navaja suiza de la tecnología. Siempre me han gustado y con estos móviles de hoy en día he de reconocer que estoy cautivado.
Pero claro, me olvido de que están pensados para no durar.
Recuerdo un documental fantástico de TVE2 sobre la obsolescencia programada y sé que lo sabía. Pero me olvido. Me olvido y me engancho y los uso no tirándolos, claro, así que acumulo dispositivos deliberadamente obsoletos pero que cuando menos te lo esperas te salvan la papeleta y te permiten no tener que ir a una tienda con urgencia a comprar y comprar y comprar un nuevo móvil.
Hoy se me ha estropeado, después de muchos avisos, el Sony-Ericcson que acostumbro a usar y que viene durando ya casi 3 años, cifra record en un teléfono nuevo. Después de probar a hacer distintos encendidos, he dado por terminada su capacidad de reconocer la tarjeta de memoria que me es fundamental para usarlo con todas esas propiedades extra que ahora le pido a un aparatito de estos. Así que puedo decir que está estropeado.
Cambiar de teléfono no es muy traumático, especialmente si tienes la precaución de no cambiar de marca y además haces copias en el PC de los datos que tienes en el aparato. Esto es algo que no me preocupa. Pero claro, te vas acostumbrando a tener una cámara de más pixeles, una gestión del correo electrónico más sencilla e integrada y cuesta deshacerse de esa buena vida. Qué cosas valoramos.
Supongo que por eso hoy no me ha importado nada lo de la mierda de los móviles: me duele mucho más que habitualmente mi fisura anal y tengo que volver a ir al médico.
¿Quién nos ha diseñado con una obsolescencia programada tan malvada?
Me acuerdo de los replicantes de Blade-Runner y no puedo evitar sentirme como uno de ellos preguntándome: ¿Cuánto me queda?
Pero no sé si yo podré aguantar a que me alcance mi destino.
Y no digo más.

Twitter y la brevedad

Lo bueno si breve dos veces breve, dicen. Y se presume de que Twitter es la forma típica de comunicación del futuro o, como diría Alex de la Iglesia, del presente. Bien, pues sus 140 caracteres son por un lado algo que estimula la capacidad de síntesis, pero por otro, más peligroso, la tendencia a la simplificación.
El futuro es tan complejo (el presente) que simplificar puede que resulte absolutamente necesario para poder comunicar algo al respecto.
¿Cómo analizamos las consecuencias de un terremoto en Japón?
En un mismo titular (casi un tweet), hablamos de miles de muertos y de centrales nucleares afectadas. Inmediatamente, muchos creen que esos miles de muertos lo han sido por las centrales nucleares. Las centrales nucleares, por tanto, son malas malísimas.
Critico esta forma sensacionalista de dar la información.
Pero más grave aún me parece que se gobierne con esos mensajes y que puedan ser electoralmente rentables: veo que Merkel, canciller alemana, decide de repente clausurar o algo semejante la mitad de las centrales nucleares en suelo alemán (claro, siempre preocupándonos por eso de las nacioncillas) y Zapatero haciendo lo propio en España, etc, etc.
Y no puedo evitar preguntarme… Si era así de fácil dejar de depender de esas centrales y su abastecimiento energético, ¿por qué no se juzga a los que las mantenían abiertas? Aunque sólo sea por imprudencia temeraria.
Por otro lado, la alternativa que se presentará, de forma inmediata, es decir, sin un gran aporte económico y logístico previo, será aumentar la dependencia energética del sector petroquímico. Generará guerras, con más de miles de muertos, no directos, por supuesto y en países que no nos importan mucho.
Ahora bien, ¿significa esto que me parece estupenda la política de crecimiento de consumo energético que nos lleva a dependencias absolutas de fuentes agotables o peligrosas o ambas?
La respuesta es no.
No me gusta la idea de crecimiento continuo que lleva vigente en el mundo occidental desde la Ilustración cuando menos. Y ya entonces Voltaire, con su inteligencia irónica, vilipendiaba el progreso como algo no tan bueno.
Hace tiempo que hablaba con mi amiga Sylvia sobre los lugares o asuntos a los que dedicar la inversión en investigación y ella sostenía (repito, hace más de 10 años) que sería interesante dedicar inversión a temas sociales, a temas culturales humanistas, a otros temas que no fueran los puramente tecnológicos, pero ni yo mismo la hice caso. Le decía que era inherente al hombre el desear un progreso científico-técnico que mejorase nuestras condiciones de vida. Pero la realidad es que esas mejoras se han orientado fundamentalmente al desequilibrio de la riqueza adquirida y a la fabricación de una sociedad más estratificada, donde las clases dirigentes están por encima de un nivel apreciable. No se les ve.
Y ahora cerraremos centrales nucleares, incluso cuando tecnológicamente serán siempre más eficaces que las térmicas-petroquímicas, por un pensamiento tweet. Un pensamiento de 140 caracteres. Y luego las volveremos a abrir por otro pensamiento tweet.
Y ahora llamamos a Gadaffi sátrapa, luego tirano, luego dictador, después gobernante. (En menos de 140 caracteres)
Y nos olvidaremos de que las centrales nucleares llegaron para satisfacer una necesidad que no era tal pero estaba ahí de consumo, consumo y consumo de energía que sirve para justificar la bondad del sistema capitalista. Sistema de crecimiento continuo, de crecimiento sostenible, como si un crecimiento continuo pudiese ser sostenible.
Seguiremos queriendo tener más y más cosas, cosas nuevas para poder renovar el armario, el coche, el ordenador, la casa, la calle, el portal. Siempre más y más, siempre creciendo, siempre hacia arriba, siempre sin mirar abajo.
Y, abajo, estarán las centrales energéticas que permiten esa ascensión.
¿Renovables?
¿Cuántas y cómo?
La energía solar aún está sin demostrar su capacidad generadora, siendo su principal problema la producción de unos residuos (las baterías o acumuladores químicos necesarios para almacenar la energía) que en pequeñas cantidades son manejables, como lo eran unas cuantas bolsas de plástico, como lo eran unas cuantas pilas, pero que en las grandes cantidades derivadas de la sustitución paulatina de los medios de producción energética actual aún no han mostrado sus maldades. Después vendrá decir que hay que solucionar este problema.
Existen los parques eólicos que se extienden peligrosamente afectando al paisaje mucho más que una autopista y que si van en aumento también deberán responder a las exigencias medioambientales que ahora se exigen a otras intervenciones similares.
Y la geotermia y las mareas y …
¡No! El problema está antes: debemos asumir que el planteamiento del sistema de crecimiento continuo era insostenible por definición. Esto afecta a todo lo demás. Tenemos que asumir que no es mejor el que llega más lejos, es más que no hay que aspirar a ser el más o el mejor, que la felicidad (ah!, de cuando en cuando conviene hablar de eso) no se logra de esa manera. Que la búsqueda de la felicidad debería ser el verdadero y directo objetivo de la vida.
Sin embargo, se sigue confundiendo con frecuencia calidad de vida con nivel adquisitivo, especialmente en los países autoproclamados ricos.
Teoria del Gran ImpactoNecesitamos que nos enseñen a apreciar nuevos valores, que nos enseñen a olvidarnos de los antiguos, que nos enseñen a vivir en el ocio, en el tiempo libre, necesitamos un reparto más igualitario de la riqueza generada gracias a los medios de producción postindustriales para poder sentir que el paro no es una amenaza, sino la falta de riqueza, esa riqueza que es capaz de generar una mejora tecnológica.
Necesitamos creer en dioses nuevos: los viejos han muerto.
Y cuanto antes lo hagamos, antes estaremos preparados para el nuevo orden mundial.
Porque un nuevo orden mundial se avecina a marchas forzadas, a toda velocidad, en un tren bala, y nos va a estampar contra las paredes en su ímpetu. Más nos vale que nos gusten las paredes.
Apocalipsis. Se habla de apocalipsis. Qué bíblico. Pero algo hay de cierto: el mundo conocido se resquebraja por todos los lados y no queremos afrontarlo. Estamos en la frontera de un terremoto de 12 en la escala de Richter. Hemos formado, poco a poco, nuestra propia Theia y ahora nos toca comérnosla con patatas.

Herror con H es un doble error

¡Ay! Otra vez reclamando un poco de mejora de ortografía.
Qué aburrido. Pero es que me encuentro cosas como esta de que hay que reconocer los propios herrores y me hierbe la sangre. Casi me hierve. O me yerbe o me yierve o me ierve…
Debería relajarme. La ortografía no es tan importante, ni social ni económicamente.
La ortografía es sólo un síntoma (su descuido) de otros males que aquejan a la sociedad: el descuido generalizado por las formas, por la cortesía, por los convenios sociales, los contratos sociales, parafraseando a J. J. Rouseau. La falta de respeto a los espacios comunes que requieren una fuerte represión para el mantenimiento de unos mínimos aceptables de convivencia pacífica.
Sé que sólo es ortografía, pero denota una falta absoluta de interés por las palabras, por su carácter mediador, informador, poético, comunicativo en general, intensificándose su carácter insultante, agresivo, violento… que también pueden tener. Las palabras pueden serlo todo. Las palabras nos sirven para definirnos como humanos. La falta de ortografía dice bastante de nosotros como humanos.
Si descuidamos lo más básico que tenemos, el lenguaje, lo más sagrado y perfecto, ¿qué vamos a hacer con aquello que no consideremos tan importante?
Sánscrito significa cosa perfecta y no es para menos, una lengua indoeuropea que dio lugar a otras muchas y que permitió que infinidad de personas se comunicasen entre sí hablando, escribiendo, generando progreso (del bueno) y haciendo que la cultura tuviese un lugar en el que permanecer fijada. El lenguaje era soporte de cultura, como lo fue el Latín en muchas ocasiones.
Ahora parece que da igual. Las lenguas «vulgares» han caído en la peor acepción posible del significado de la palabra vulgar. Ya no «del vulgo» actual, sino «impropio de personas cultas o educadas». Es decir, la ortografía tiene algo que ver con la educación, con el respecto, con la tolerancia, con el cuidado del medio ambiente intelectual, el lugar en el que ocurre nuestro discurso y el de los otros.
Esto no implica que una lengua deba ser muerta para poder ser perfecta. Una lengua es más interesante si está viva, si acepta neologismos y transformaciones, pero una transformación no es un error o herror. Una lengua está para que la usemos y podamos hacer con ella lo que deseemos, pero cuando estamos en entornos coloquiales, es decir, de coloquio, de colectivo, debemos jugar con reglas aproximadamente comunes.
Si uno decide voluntariamente, en una obra poética por ejemplo, prescindir de las reglas ortográficas, está tomándose una licencia que, como artista, puede tomarse. También el receptor del mensaje poético en cuestión puede tomarse la licencia de no seguir leyendo. En ese contexto prima la libertad más allá de toda forma, de todo cuidado de lo público con el consiguiente cercenamiento de la libertad absoluta que tal cuidado requiere.
Por favor, no entiendas que soy un dogmático de la corrección ortográfica: todos cometemos errores o herrores, pero un poco de cuidado se agradece. Yo lo agradezco, al menos.
Por favor, si detectas fallos ortográficos en mis escritos (¡¡¡seguro que hay!!!) de este blog, no dudes en decírmelo. Lo agradeceré igualmente.

No te olvides de…

Haití
Japón
Chile
Irak
Afganistán
el 11 M
el 11 S
El hambre
La pobreza
La injusticia
El reparto desequilibrado de los medios de producción
La Guerra Civil Española y los 40 años posteriores de represión
El Holocausto
Gaza, Palestina y otros nuevos crímenes de lesa humanidad
Libia
Chad
Sudán
Somalia
El Apartheid
La prostitución no deseada: la trata de blancas
El maltrato infantil
La violencia de Género
El cambio climático y la desertización
Los desaparecidos de las dictaduras sudamericanas (con otro famoso 11 S)
El terrorismo
El paro
La crisis
La monarquía
El tsunami / los tsunamis
Los terremotos y maremotos, volcanes, cataclismos varios
La sequía y la inundación o las inundaciones
El SIDA
La homofobia
El racismo
La ley SINDE
La telebasura y el cine dogmático
El sueldo de los políticos
El caso Gürtel
El caso Filesa
El caso Rumasa y Nueva Rumasa y …
La entrada en la OTAN y las Bases Fuera
El 23 F
Las masacres de la Plaza de Tian’anmen y el Tibet
Chernobyl
Los cables de Wikileaks
El Katrina
El Prestige
El Golfo de México y BP



No te olvides de…
Sonreír

Manifestaciones

Convocatoria ManifestaciónParece que ha llegado el momento de manifestarse… y nos lo pide la CGT en una convocatoria que me ha llegado por distintos medios. Yo quise compartir mi apoyo en una entrada en FaceBook que ha generado un breve debate que me sirve de entrada para el día de hoy en este blog: podríamos llamar a esto reutilización de información (o copiar y pegar).
Compartí la información diciendo que

Hay otras posibilidades de afrontar reformas estructurales. Pero el pérfido bipartidismo no nos deja ver más allá. Si no te convence lo que ahora mismo están proponiendo los partidarios de modelos neoliberales, este es el momento de manifestarte y decirlo.

A lo que añadí un comentario matizando esta publicación, así como añadiendo una miniexplicación de porqué creo conveniente la convocatoria:

No me gusta la foto, pero sí creo que es necesaria una manifestación que aporte algo de optimismo en el sentido de hacernos creer que otro modelo productivo y social es posible. Pero claro, hay que quererlo: no será perfecto ni mejor para todos, pero… al menos (sano para la democracia) es otro. Es decir, sí hay alternativas.

Por supuesto, como suele ocurrir en FaceBook, la publicación tuvo una respuesta inmediata. Parece que todos debemos opinar de todo lo que ocurra, es más, de alguna manera también deseamos que lo hagan para sentir que lo que decimos tiene algún tipo de repercusión. A nadie nos gusta predicar en el desierto, y sin embargo es razonable que muchas religiones consideren esa acción como algo fundamental para encontrar la verdad. Es predicando en el desierto (como este blog) donde se puede sentir que lo que se dice es verdad sin importar la opinión de los demás, que inevitablemente influye en la adecuación de la prédica al predicado.

Chema Vega dijo: Tenemos que creer que un cambio es posible para lograr vivir en una sociedad más justa y más humana. Pero no sé que pasa en España donde nadie sale a la calle, limitándose a lloriquear en los bares o en el sofá de su casa. Hemos olvidado que tenemos derechos, que somos personas con conciencia.

Manu Tango añadió: El cambio esta mucho mas arriba, debe ser mucho más grande y profundo, el sistema actual está terminado, esto es anecdótico.

Yo contesté principalmente a Manu diciéndole que al menos cambios mínimos pueden permitir una transformación más suave al nuevo sistema. Y no sé si le convencí o no, pero al menos le estaba dando la razón, porque creo que la tiene al mismo tiempo que le invitaba a decidir si convenía realizar esa manifestación con ese motivo.

Chema añadió que, según él, el cambio es difícil, y por supuesto que el objetivo es un cambio a nivel superior, pero la casa se empieza por los cimientos. Si la base de la pirámide, el pueblo, se organiza y reclama sus derechos es capaz de paralizar todo un país.

A veces me parece que hacemos análisis tan rápidos como superficiales, que, lógicamente, una herramienta como FaceBook son los que privilegia, y no sólo FB, sino en general toda publicación en Internet o pensada para un soporte electrónico (y esto es todo un artículo a parte) tiende a ser banal, simplona, con la perspectiva de que debe ser leída en un vistazo rápido, no escrita para ser reflexionada ni enjundiosa. Quizá por esto quise exponer con más profundidad, con más detalle, lo que había pensado y no escrito para no «perder el tiempo» ni hacérselo perder a nadie.

En un modelo socioeconómico como el español actual, dentro de la unión europea y con el grado de interdependencia que existe en el mundo globalizado, el pueblo no es el de un país, es el del planeta. Organizar eso es poco menos que imposibl …e, pero sí creo que se pueden dar pequeñas muestras a modo de ejemplo de colectivos menores. De ahí que a veces me parezca necesario comenzar por lo más más pequeño, los amigos, conocidos, el camarero que me atiende, el hombre que me vende el pan… y no pidiéndoles que se organicen sino organizándome yo para tratar a cada uno con la deferencia que merecen, respetando sus libertades hasta el punto de aguantar cosas que no me gustan, pero para mí esa es la convivencia…
Como digo, esta manifestación no será ni mucho menos y espero que no intenten esa vía, un comienzo de una revolución, porque es algo que no está bien definido, sino (y no es poco) una petición de moderación a quienes están desmantelando el sistema de protección social rápidamente con la excusa de la crisis, justo cuando más va a hacer falta.
Con esa llamada de atención ya me quedo satisfecho porque el buen funcionamiento de estas pseudodemocrácias en las que vivimos, necesita un control de la opinión pública más activo que el actual.
Teniendo en cuenta la incapacidad e incluso la falta de interés de los medios de comunicación por ocupar ese rol, queda la esperanza de que lo hagamos los ciudadanos en pequeñas manifestaciones (o no tan pequeñas), huelgas justificadas (aunque la labor de los sindicatos actuales deje mucho que desear), y una participación activa en las próximas elecciones para intentar frenar el bipartidismo que, aunque no es el mal que nos ocupa, no ayuda en lo más mínimo a la contención debatida que podría ser deseable para creer que vivimos en democracia representativa.
Sé que no es lo suficientemente profundo este análisis de situación, igual que sé que esa manifestación no cambiará el mundo, pero sí creo que es preciso abrir debates que nos hagan entender que en un mundo complejo, no debemos excusarnos en la complejidad para no afrontar posibles reformas o impedir algunas.
No sé cuál es la mejor manera de incidir en el mundo actual, pero ha de haber alguna manera de, cuando menos, no sentirse excesivamente frustrado.
Siempre he opinado que es preferible fracasar a ser frustrado.

Y mi querido Chema me agradeció la perorata con unas palabras cariñosas y laudatorias:

Ole, ole, ole: me he quedado sin palabras. No podría haberlo explicado mejor. A veces, Giusseppe, me sorprendes con tu elocuencia (no sólo en poesía) En fin que tienes mi voto si quieres presentarte como candidato a guiarnos. Me quito el sombrero ante tus afirmaciones.

Pero no he podido por menos que responderle lo que siento al respecto de mi participación en política, que casi entra en contradicción con mi propia perorata de unos párrafos arriba, diciéndole que no, que no me presentaría como candidato-guía porque me da mucho miedo ensuciarme las manos y tengo exceso de coherencia: un par de cosas que me convierten en demasiado radical para ser un buen político. Lamentablemente, sería buen dictador, pero no me gusta ni pensarlo.

Ha sido una charla amistosa, respetuosa y con pocas faltas de ortografía. Me gustaría que hubiese muchas otras así, incluso muchas en las que yo no llevase la voz cantante. Pero, por favor, si no somos capaces de cuidar las formas, jamás podremos cuidar el contenido.

82 familias ricas

Hoy he leído en el capítulo dedicado a “La antropología de una sociedad industrial” del libro que estoy leyendo desde hace un par de semanas, que, según la revista Forbes de 1985, las 400 personas más ricas de EEUU son miembros de 82 familias, teniendo en su poder aproximadamente el 40,2% de todo el capital fijo, privado y no residencial del país.
Además, sostiene el libro que la acumulación de grandes fortunas en manos de unos privilegiados, o lo que él llama la concentración de la riqueza, va en aumento.
El libro no tenía en cuenta la aparición de los nuevos ricos como los derivados de las nuevas tecnologías (así Bill Gates, Steve Jobs, Mark Zuckerberg) pero en el fondo no importa. Tampoco importa mucho que ahora tengamos más españoles entre los famosos enumerados por el señor Steve Forbes, como por ejemplo al dueño de Zara y derivados, porque hablar de españoles es casi insultante.
Estos personajes, estas personas, están por encima de la ilusión mantenida como nación que se forjó allá por el siglo XV en occidente. Les importa poco estar entre los mortales, porque creen que su lugar es una especie de mundo paralelo en el que jugar con los demás como quien juega con marionetas.
Pero ni siquiera nosotros, los plebeyos, somos sus marionetas, no llegamos ni a ser las partículas del polvo adherido a las distintas partes de las prendas exteriores de las marionetas más pequeñas que poseen.
¿Qué puede hacer el polvo para alcanzar su autodeterminación, su libertad?
Es tan tentadora la sumisión.
Lo más gracioso, quizá, que me pasó leyendo también en un periódico lo del tal Amancio Ortega es que me ha dado penita. Una foto suya daba el aspecto de un señor gris, apagado, aburrido, triste y no creo que lo piense para consolarme. Es, sencillamente, lo que veo en su expresión. Por no hablar de la fotografía del hombre más rico, según este mismo listado, un tal Carlos Slim, con un extraño parecido a Torrente.
Bueno, estos pensamientos banales tan solo son escapes para no afrontar lo durísimo que me resulta aceptar las monstruosas desigualdades entre estas fortunas y la situación de la inmensa mayoría de la población mundial como algo justificable.
Y si después quieren convencerme de que he de entender reformas estructurales en el mercado laboral que repercutirán en mayores facilidades para los empresarios a la hora de adquirir mayores beneficios o, lo que es lo mismo, continuar y perpetuar un sistema que no ve escandaloso el aumento en la concentración de la riqueza, van a tener que esforzarse un poco más.
¿Quienes quieren?
No me gusta cuando se me cuelan, casi sin darme cuenta, impersonales terceras personas del plural. Había 82 familias en el 85 dominando el mundo, ¿Cuántas hay hoy?

Habilidades del educador en la enseñanza no formal

Ayer estuve en una reunión de una empresa en la que trabajo unas 200 horas al año impartiendo cursos de Informática a jubilados en centros DIA de la Comunidad de Madrid. Era una reunión informativa a cerca de las modificaciones de la metodología de la enseñanza que se iba a seguir a partir de la siguiente convocatoria.
Yo no podía parar de reírme hacia dentro por el despropósito, no dudo de su buena intención, que supone un cambio semejante sin tener en cuenta una suma de factores que afectan, incluso, al perfil del docente.
Esencialmente, lo que se modifica es que los, hasta ahora llamados, profesores, nos pasamos a denominar dinamizadores. Y, como bien informó el coordinador de los, ahora llamados, dinamizadores profesionales, las palabras importan. Claro que importan, me dije, hasta el punto de que me acaban de cambiar el puesto de trabajo, que no el salario.
¿Eso me molesta? No me molesta necesariamente, pero sí que se considere que las habilidades que demostré tener como formador o profesor sean las mismas que se requiere para ser un dinamizador profesional o educador de un curso de enseñanza no formal.
Obviamente, esto me molestaba a mí especialmente por el hecho de que, en mis talleres de Poesía, en los de Creatividad, etc, soy un coordinador que me empeño en diferenciar de profesor o maestro. Y, porque sé lo importante de las palabras en la significación, no se me ocurre pensar que tengo que usar la misma manera de impartir la clase.
Entendiendo educación no formal como la segunda de las definiciones dadas en el enlace.
pienso que se habla de la educación en sí, pero no de las habilidades especiales que ha de tener un educador de enseñanza no formal y que no son en absoluto las mismas que las que ha de tener un educador de enseñanza formal.
Esto hace que, si hubiesen pensado bien el cambio, lo primero que tendrían que haber hecho en la empresa en cuestión es una nueva entrevista de trabajo para cualificar la capacidad de los actuales docentes para afrontar las exigencias de la nueva metodología.
Y aquí surge un primer problema: ¿es posible evaluar objetivamente las habilidades psicológicas y sociológicas requeribles en un docente de enseñanza no formal? ¿No se estaría, de algún modo, formalizando en el mismo momento del proceso de selección?
A partir de la convocatoria siguiente de los cursos de Informática, ya no enseñaré informática, sino apoyaré en el desarrollo de proyectos de grupos de personas que generarán un resultado presuntamente informático, ayudándoles a desarrollar las capacidades que puedan ir necesitando desarrollar. O sea, el ámbito educacional se abre hasta hacerse casi infinito y me supondrá una capacidad casi infinita de adaptación. Afortunadamente, llevo años haciéndolo en otro tipo de talleres y no creo que me suponga el más mínimo problema, aunque sé que es más (mucho más) exigente y procuraré no acarrear tareas como el seguimiento de los proyectos al ámbito no profesional, puesto que ni el sueldo ni el cargo lo exigen en lo más mínimo.
A partir de la siguiente convocatoria voy a ser un dinamizador de grupos que van a contar sus “Historias de vida”. Esto es tan ambiguo como imposible de acotar. Esto hace que también tenga más libertad (y la responsabilidad asociada) en las materias a impartir, hasta el punto de que me han regalado, sin darse cuenta, el famoso derecho de libertad de cátedra.
Creo que se están equivocando completamente, pero no me pagan para pensar la eficacia de las metodologías de enseñanza. Es más, estoy convencido de que esta empresa, después de dos o tres convocatorias, se verá obligada a acotar este papel tan libre del docente y fabricar un guión más o menos rígido que los profesores (perdón, dinamizadores) deban seguir día a día, sesión por sesión, como hasta ahora venía siendo hecho con los convencionales cursos de informática que se impartían.
Entre otras razones, porque la mayoría de los profesores que hasta ahora podían impartir los cursos que impartían (y me incluyo, pero sólo en parte) no tienen el perfil adecuado para las exigencias que les va a demandar la nueva metodología.
¿Qué necesita un formador para ser un buen educador de enseñanza no formal?
Para empezar: no saberlo. No saber. Es esencial que parta de la base de que lo que enseña ya no es lo que sabe, sino lo que puede que los alumnos puedan aprender, que ya no se trata de enseñar, sino de fomentar el autoconocimiento, el desarrollo personal, o, como traté recientemente en otro artículo dejar de creer que se puede hacer otra cosa que no sea la de dinamizar al colectivo para que sus individuos evolucionen según sus propias necesidades y confiar ciegamente en que saben lo que quieren aprender.
El coordinador de un grupo semejante, ha de entender que no existe una verdad única, que debe autocuestionarse constantemente puesto que no hay una forma fijada a la que atenerse y ha de consensuarse en función del correcto equilibrio entre enseñanza y aportación de condiciones para el autoaprendizaje,
Sus habilidades principales entran en relación con la característica de la libertad y su ejercicio en la educacional no formal: ha de ser capaz de gestionar grupos con flexibilidad, habilidad relacionada con un alto conocimiento de protocolos sociales del colectivo en el que se desarrolla la actividad, ha de ser capaz de ser inflexible con cortesía, sabiendo poner límites para no dejar que el exceso de libertad bloquee la capacidad de creación de los asistentes, ha de ser capaz de tener un vocabulario cuidadoso y preciso, que también ha de ser comprendido con precisión por los educados. Ha de tener una capacidad de empatía con quien no necesariamente comprende, saber respetar la expansión inevitable de los egos con los que trata. Ha de dispersarse en cierta medida pero no demasiado y esto es tan ambiguo y poco mensurable que es uno de los puntos críticos de la enseñanza no formal.
Me dejo muchas y, como dije, innumerables que no sé ni puedo saber. Cualquier habilidad, diría, en resumen, es útil para un buen educador no formal con capacidad (insustituible) de relacionar conceptos o inteligente funcional y creativamente. Para profundizar en este asunto, remito al libro de Jose M. Marina, “Teoría de la Inteligencia Creadora”.
Nos pueden hablar de que han de ser buenos comunicadores, buenos líderes, amables y firmes, pero no nos pueden contar cómo puede ser alguien un buen comunicador o un buen líder. Es demasiado subjetivo porque todas estas palabras (que siempre importan) son claramente poco definidas. Ni la comunicación es algo perfectamente delimitado (teniendo en cuenta que existe la verbal, la no verbal, la implícita, la explícita, y las por venir) ni el liderazgo, ni, mucho menos, ese pequeño apócope que es “buen”.
En resumidas cuentas: no se sabe qué hace falta para ser un buen pedagogo de educación no formal y esto es inherente al hecho de que, como no formal que es, no hay forma de saberlo.
Eso sí, dudo mucho que esta empresa haya pensado en esto. ¡Ay! Qué poco saben de estas cosas. Me da que no han hecho ni una sola vez la aparición por un curso de enseñanza no formal aquellos que han decidido cambiar la metodología repentinamente. Pero no me pagan por resolverles estas dudas.
Sé, y cada vez tengo más claro, que no sé enseñar.
Sé que la enseñanza no formal es una parte integrante esencial de la nueva forma de aprender. Que la enseñanza formal es demasiado rígida para las necesidades de infinidad de cosas (incluso puede que esta misma para la que me contratan) y que se adecúa poco a, por ejemplo, cualquier materia que diga ser o tener algo que ver con la contemporaneidad.
Pero hablar de la contemporaneidad es algo que tendré que dejar para otra ocasión, aunque cada día me tienta más la idea de preparar un pequeño seminario en el que aclarar conceptos de cuándo y porqué surge y en qué se caracteriza.

Esto no es una broma