Las piernas de un hombre
eran lo único que sobresalía
del cubo de basura
o contenedor de reciclado
de cartón
en el que estaba
inmerso
completamente.
Al otro lado del cubo azul
estaba detenida una furgoneta
blanca
que recogía los restos
que el cuerpo
inmerso
de piernas salientes
iba lanzando desde el interior.
Carmen y yo no sabíamos si seguir caminando
y saludar a sus zapatos
fotografiar la imagen insólita
de unas piernas que
como si fuesen de un pulpo (cefalópodo…
salían de la cabeza del contenedor
y tendían sus garras
hacia nosotros.
Nos dimos la vuelta y tratamos
de olvidar
que un hombre
estaba trabajando
en un trabajo
cuando menos
poco deseable.