El ventero viene con fuerte
olor por el perfil de mi frente.
Son quince soles con flor
de fuego que mueren
en mi humilde ser.
No puedo, ni oculto, un misérrimo
sentimiento de dolor
por el infinito sudor
de mis dedos.
El pobre ventero no cubre
mis mínimos
térmicos
y me
muero porque no respiro.