A veces hay días

que el tiempo no parece servir de nada
que las cosas pendientes de hacer
se duermen en mi cabeza
esperando ser rescatadas
como hoy
que tengo que preparar una
o dos
performances
y no sé por dónde empezar
aunque no hay ningún lugar especial
por el que empezar
y me atasco mentalmente
y me agobio porque estoy atascado
y ese agobio me atasca mentalmente.

A veces hay días
que es mejor dejar pasar
para que lleguen otros días
en los que el atasque se haya ido
como cuando decido ir despacio antes de llegar a un semáforo en rojo
para ver si, con suerte,
se ha disuelto casi como si fuera por intervención divina
la retención.

A veces hay días

pero lo mejor es que los hay.

Esto no es una broma