A veces hay días

que el tiempo no parece servir de nada
que las cosas pendientes de hacer
se duermen en mi cabeza
esperando ser rescatadas
como hoy
que tengo que preparar una
o dos
performances
y no sé por dónde empezar
aunque no hay ningún lugar especial
por el que empezar
y me atasco mentalmente
y me agobio porque estoy atascado
y ese agobio me atasca mentalmente.

A veces hay días
que es mejor dejar pasar
para que lleguen otros días
en los que el atasque se haya ido
como cuando decido ir despacio antes de llegar a un semáforo en rojo
para ver si, con suerte,
se ha disuelto casi como si fuera por intervención divina
la retención.

A veces hay días

pero lo mejor es que los hay.

¿Cómo se puede disponer la información tan aglutinada?

No sé si es a mí solo a quien le llama la atención la manera en que se muestra o se presenta la información. Es como si no importase nada el contexto. Pero contexto tiene que ver necesariamente con información.

contexto. (Del lat. contextus). 1. m. Entorno lingüístico del cual depende el sentido y el valor de una palabra, frase o fragmento considerados. 2. m. Entorno físico o de situación, ya sea político, histórico, cultural o de cualquier otra índole, en el cual se considera un hecho. 3. m. p. us. Orden de composición o tejido de un discurso, de una narración, etc. 4. m. desus. Enredo, maraña o unión de cosas que se enlazan y entretejen.

El sentido de un fragmento depende de ese entorno. ¿Qué significa, en ese entorno, que uno de cada cuatro hispanos sea pobre en EEUU? ¿De qué manera se impone la web de Hollywood a esa noticia? ¿Y la promesa de regalos que nos hace El País mediante concurso?

Cada vez más me encuentro con que debemos ser capaces de ver fragmentos situados en contextos casi arbitrarios o buscar la conexión entre los fragmentos. Es como cuando caminando por la ostentosa Gran Vía madrileña veo a una mujer recolocándose la estola de piel de zorro y a dos palmos de sus pies un indigente pidiendo algo para comer. O como cuando en una pantalla de plasma de 40″ hablan de la crisis europea como la peor que hemos vivido.

Si lo conectamos tenemos problemas de conciencia o de exigencia de coherencia, que es básicamente lo mismo (la desigualdad permite que la señora se ajuste la estola, la pantalla y el endeudamiento provocado por el consumismo puede que sea lo que nos ha llevado a esta crisis), pero si no lo conectamos, el mundo cada vez nos parece más inexplicable.

La primera vez que encontré algo literario en esta dirección fue cuando leí Hocus Pocus de Kurt Vonnegut. No me podía creer que no hubiera leído antes algo como esto. Un texto que era aparentemente desordenado, pero que era al mismo tiempo globalizador. Después encontré a otro maravilloso hacedor de puzzles que me obsequió mi amigo Jaime Vallaure, la novela La vida, instrucciones de uso, de George Perec.

Quizá lo que pretendo hacer en este blog tenga algo que ver con esto, con esta mirada caleidoscópica a la realidad, olvidándome de cualquier patrón formal o semántico, mezclando poemas con recetas de cocina, opiniones políticas o confesiones sobre mi estado de salud. Y es que el contexto ya no es lo que era. Ahora es un lugar complejo en el que ser capaz de obtener información de los distintos fragmentos mirándolos individual y colectivamente a un tiempo: es como el principio de dualidad onda-corpúsculo traducido a la información: dualidad texto-contexto.

De esta manera, puedo acercarme asintóticamente a retratarme.

Ella quiere destruir el universo por mí

Estamos viendo una serie descargada
de internet
en la tele
y un personaje está a punto de destruir
el universo por amor.

Ella me dice mirándome a los ojos
como si lo que dijese
no tuviese la más mínima importancia
que es como nosotros,
que ella me buscaría
entre universos paralelos
sin ni siquiera advertir
que destruiría el universo
por estar conmigo.

Me enternece con su inocencia
de asesina en serie
de genocida absoluta
de armagedón de amor.

Yo, tan solo sonrío,
la miro
y ardo en deseos
de besarle la entrepierna.

El universo, mientras tanto
sigue entero.

Instalando un arranque dual

Llevo 3 días atascado en un problema que me amarga la vida desde hace meses. Pero poco, poco.

La versión de Skype que soporta varios usuarios conectados por vídeo simultáneamente es la 5.0 o superior, pero esta versión no ha sido desarrollada para Linux. Podría usar otros programas para hacer videoconferencia, pero sin embargo la mayoría de la gente podría usar fácilmente Skype. No se puede usar una aplicación multiplataforma porque el protocolo de comunicación VoIP de Skype es propietario y no soporta hablar con otros programas…

Skype es una empresa y tiene sentido que haga lo que quiera. Ahora la ha comprado Microsoft. También tiene sentido que tenga derecho a hacer lo que quiera. Yo uso Linux desde hace más de un año porque el maldito Windows VISTA de MS no funcionaba correctamente. Al instalarlo, perdí la garantía del portátil porque el sistema operativo venía vinculado al compromiso de mantenimiento de garantía del hardware. Algo incomprensible, pero explicable: Microsoft presiona para que los equipos lleven su software o les elimina la garantía. Y digo yo que si tiene derecho a esta extorsión, a este dominio abusivo, al menos debo tener el derecho a buscarme la vida para hacer que me funcione Skype en mi equipo, sin garantía.

He instalado la versión beta que ha desarrollado Skype para Ubuntu y no acaba de funcionar muy bien. He instalado un Windows XP (con una licencia de un PC que tuve hace tiempo y que asumo que pagué) en una máquina virtual. No acaba de funcionar muy bien.

Intento instalar un arranque dual con ese mismo XP del que tengo el disco original y me da errores. Acabo de descargarme un Windows 7 Home Premium y buscar algunas licencias de uso para activarlo y probar mi Skype. Es en una máquina virtual. Asumo que no es lo mismo que como sistema operativo real. No quiero pagar los más de 100 euros que costaría. No me gusta piratear, pero no parece que haya otra forma de usar Skype con videoconferencia. Esperaré ansioso la aparición de otros programas que puedan usar el protocolo de voz sobre IP de Skype para poder comunicarme con quienes sí tienen Skype.

Este artículo no defiende la piratería. Ni siquiera la explica. En realidad, hace un llamamiento a usar software libre al máximo y olvidarse de los programas y sistemas operativos propietarios y cerrados que niegan que la tecnología es un bien común y debería ser de libre acceso.

Después, podríamos hablar de la financiación de las empresas de desarrollo. Eso es otra cuestión. Aunque no lo parezca.

Meditaciones de un rehabilitante (II)

Este texto es continuación de Meditaciones de un rehabilitante (I).

Dije que continuaría mañana y hoy es un mañana del día en el que lo escribí. No el día siguiente, bien es cierto, pero sí un día del mañana en la acepción de futuro que tiene la palabra de mñn con 3 as. Pero hoy hablo de ayer, en la acepción de pasado que tiene la palabra de cuatro letras que comienza con la primera de las vocales y continúa con una consonante con fonética de vocal y pretendido origen heleno, lo que impone el uso de pretéritos.

Tras la realización de «las poleas», venía el curioso ejercicio del péndulo circular. Este quizá era de entre todos los ejercicios el que más quebraderos de cabeza me producía. Me dijeron que debía mover mi mano sujetando un pequeña pesa de 1 kilogramo tendido en una camilla y realizando un movimiento circular pendular.

¿Pero cómo realizar semejante movimiento? Si dejaba caer mi mano con la pesa, relajadamente, no demasiado para no soltar el kilogramo de masa que sostenía, no estaba verdaderamente en línea recta perpendicular al suelo. Es más, ni siquiera cabe decir que pueda trazar una línea recta más que en mi imaginación, salvo que tengamos en cuenta una matemática más que aplicada y que acaba por ser tan alejada de la euclideana que termina por aceptar que una línea recta puede ser gruesa y curva… en lugar de usar la bella palabra geodésica o reconocer que muchos conceptos matemáticos son meras creaciones intelectuales, abstractas, que no existen más que en la mente y no son construibles fuera de ella.

¿Cómo voy a construir un círculo pendulando mi brazo? Así que puedo estar aproximándome infinitamente en una especie de serie convergente de ejercicios que nunca terminarían de ser verdaderamente un círculo y mucho menos un péndulo, puesto que en nada se parece lo que hago a esta bella definición:

También llamado péndulo ideal, está constituido por un hilo inextensible de masa despreciable, sostenido por su extremo superior de un punto fijo, con una masa puntual sujeta en su extremo inferior que oscila libremente en un plano vertical fijo.

Ni mi brazo es un hilo, ni es inextensible, ni su masa es despreciable, ni está sostenido por un único punto, ni este está fijo, ni la masa que sujeta no es puntual, quizá ni siquiera está completamente en el inferior y, desde luego, no oscila libremente en ningún plano fijo.

Terrible abominación el intentar acercarse con el cuerpo humano a lo que la mente humana concibe. Y además, ¡intentar trazar círculos! Pero si no sé cual es la punta del compás imaginario de grosor nulo que trazaría en torno a un centro imaginario fijo semejante figura.

En resumen, tras diez minutos o quince de aproximaciones y darme cuenta de que la elongación del brazo ha variado, de que las condiciones climáticas han variado, de que mi estado anímico ha variado, de que hay tantas variables que estas idealizaciones son irrealizables, dejo la pesa y busco a Patricia para indicarle que he terminado. No le digo que sé que lo he hecho mal, que no he realizado un movimiento pendular, ni circular, ni tan siquiera he estado tendido en la camilla puesto que dudo que el contacto haya sido realizado electrónicamente en toda la superficie (que no es más que una aproximación a la falta de exactitud que nos permite la limitación de nuestra capacidad perceptiva).

Ella se acercaba y me proponía (se me ha colado algún presente de indicativo, pero lo dejaré como está) que realizásemos los masajes. Aquí procuraba dejarme llevar y olvidar lo sumamente impreciso de los movimientos que trazaba, lo imposible que resulta acercarse a una masa molecular tan enorme con el método o el modelo de la mecánica cuántica basado en la resolución de la ecuación de Schrödinger. Y sin tener en cuanta las modificaciones necesarias para no despreciar la mecánica relativista.

Así que me limitaba a comparar el color de su reloj con el de sus párpados semicerrados o semiabiertos, según el día. Me limitaba a pensar por qué algunos días usaba un reloj de color rosa y otros días uno clásico de muñeca metalizada. Pensar algo que tampoco tenía solución, en el fondo, pero que me evadía de pensamientos aislantes. La miraba buscando saber algo de su pasado e imaginaba conversaciones posibles suponiendo que sabía las respuestas que me daba a preguntas que no le hacía. Así, no tuvimos cerca de un centenar de diferentes charlas sobre sus opiniones sobre la fisioterapia, la escasez de pacientes masculinos, el atractivo físico de uno de ellos que se pavoneaba sin su camiseta de unos músculos bien desarrollados, la insistencia de una de las pacientes para que tomase (yo omitido) calmantes antes de las sesiones…

No podía ni quería pensar en el dolor que me causaba ni en si mis lágrimas eran de dolor o provocadas por una alergia más o menos molesta a algo aún por determinar. Tampoco en si ese dolor servía para algo o no. Así que cuando terminaba tan solo veía cómo se alejaba diciéndome que esperase a ver si el laser estaba preparado (por disponible) y mientras se alejaba observaba la parte de atrás de su pantalón blanco y en absoluto sexy preguntándome si sería intencionadamente antilíbido para no inducir a ningún malentendido por culpa de las hormonas y sus repercusiones físicas palpables.

Pero lo que me ocurría durante el tiempo que pasaba bajo la lámpara láser lo cuento en otra ocasión… y es que la óptica siempre ha sido un tema tan apasionante…

El problema de la inmigración

Hablamos de la inmigración
como si fuese un problema
pero nos olvidamos de que es un síntoma
de un problema
llamado desigualdad.

Hablamos de la desigualdad
como si fuese un problema
pero nos olvidamos de que es un síntoma
de un problema
llamado insolidaridad.

Hablamos de la insolidaridad
como si fuese un problema
pero nos olvidamos de que es un síntoma
de un problema
llamado egoísmo.

Hablamos del egoísmo
como si fuese un problema
pero nos olvidamos de que es un síntoma
de un problema
llamado humanidad.

Hablamos de la humanidad
como si fuese un problema
pero nos olvidamos de que es un síntoma
de un problema
llamado naturaleza.

Epojé o Muerte

El lema Patria o muerte Venceremos nació un 5 de marzo de 1960, cuando Fidel Castro, en un discurso ante una tumba de soldados y obreros muertos el día anterior en un enfrentamiento con tropas estadounidenses, dijo que no existía otra alternativa que la patria libre o la muerte. Al final del discurso gritó “Patria o muerte”. Mientras que la multitud gritaba “Venceremos”.

Aunque yo creía que había sido la estrella mediática de aquella revolución, Ernesto «Che» Guevara, parece ser que Fidel Castro pronunció aquella sentencia de «Patria o muerte» que fue contestada con un «Venceremos». Era necesario decidir entre Cuba Libre o la muerte. Después la popularizaría el Che y yo la conocí en la casa de mi querida amiga Sylvia a través de la canción de un CD homenaje a la figura del famoso revolucionario.

El CD completo aún se puede escuchar y adquirir o no adquirir y escuchar.

Epojé, del griego ????? «suspensión», transliterado a veces también como epoché, es un concepto originado en la filosofía griega, utilizando principalmente por la corriente escéptica. En los tiempos modernos fue revitalizado por la fenomenología de Edmund Husserl si bien no en su acepción inicial. Originariamente, según la definición dada por Sexto Empírico significa un estado mental de «suspensión del juicio», un estado de la conciencia en el cual ni se niega ni se afirma nada. Para Husserl, la epoché consiste en la «puesta entre paréntesis no sólo de las doctrinas sobre la realidad sino también de la realidad misma.

Pero encontrarse este grafiti en las cercanías de la plaza del 2 de mayo de madrid me ha devuelto la esperanza en que la victoria y la consecución de la libertad dependen de la razón. Con este lema de epojé o muerte, parece quedar abolida la necesidad de luchar por una patria y sí por una coherencia tan infinita que puede, en extremo, llevar a la inacción… que es la muerte.

Aún estoy saboreando el momento en el que me encontré esta pintada. Se le atribuía a un autor que no recuerdo y que no incluí en la foto. No importa tanto el autor como la interpretación que hago de ella: sin una lucha por una razón individual, profunda, analítica pero sintética, autocrítica, serena y creativa, no hay sentido para la vida. Pero el problema es que la razón en exceso pueda llevar a la duda absoluta de la que no salir, aunque también puede conducir a una ataraxia estando entre conceptos de religiones orientales como el nirvana y el satori.

Comienzos

Después del verano
y del veraneo
y de escapar de madrid
para volver a madrid
sin tener en madrid
un lugar para dormir.

Después del calor
y del recalor
de estar más quemado que una pipa
aunque no sea una pipa
o después de volver
como siempre volver
a esta ciudad
que me quiere
que quiero
que quiero tanto y duele
aunque ya no hay dolor
ni redolor.

Después de pensar en abandonar
en pasar página a pasar páginas
e incluso ayudar a pasar páginas
para pasar páginas
y páginas.

Después de todo
detodo
después
vuelvo a volver:
me revuelvo.

Y en ese giro taurino me lanzo a un nuevo invento, una nueva mirada a un mundo que siempre ha sido viejo, como yo.
En ese giro miro mi espalda y a mi espalda y me sigan o no seguiré andando.
En ese giro casi me mareo y pierdo el equilibrio y caigo
a una cascada de autocompasión absurda. Pero el casi lo es todo.
En ese giro, de 360º, nada cambia, salvo que he dado la vuelta y he mirado. Ahora, toca contar lo que vi con la cabeza girando.

Homeless

Trivializo sobre el hecho de que tengo dinero suficiente para abordar una obra que me obliga a dormir fuera de casa. Parece que en estos tiempos críticos no está bien visto trivializar sobre ninguna cosa. Todo es serio, muy serio, tan serio que puedo decir tres veces seguidas sin reírme tururú pajaritos, tururú pajaritos, tururú pajaritos.

Trivializo porque creo que ha llegado el momento de hacerlo cada vez con más frecuencia. Aunque sea duro para muchos, aunque pueda herir sensibilidades de los más desfavorecidos, pero teniendo en cuenta, sin embargo, la necesidad de banalización de una inmensa mayoría de sufridores de una crisis que no reconocen haber provocado.

Trivializo porque está de moda, está de moda simplificar para culpabilizar banqueros, a presidentes de países nórdicos, a funcionarios, al otro, siempre al otro, con las responsabilidades que asumir sería durísimo.

Trivializo porque estoy cansado de ser tan tremendamente coherente como para no poder actuar, llevado a un epojé paralizante que siempre me ha caracterizado; creo.

Hay que decir esto está bien. Esto está mal. Niño, caca. Caca Culo Pedo Pis. Y no, no me da la gana…

Así que trivializo.

Y punto… o no.

Mejillones con salsa de nata y puerros

Inauguro la categoría de recetas con esta que, con el tiempo me va saliendo mejor. La aprendí a hacer en Caudete durante uno de los Encuentros de Arte de Acción que celebra regularmente Luis Elorriaga allí. Me dijeron que se trataba de una receta de procedencia belga. No he podido confirmar esta información ni me preocupa. Tampoco es me explicaran detalladamente cómo se hacía sino que fui haciéndola a mi gusto a partir de los ingredientes que me dijeron que lleva.

Ingredientes para 2 personas (es lo habitual en mi caso, así que multiplica o divide según sea el caso):

  • 1 Kg de mejillones frescos
  • 1 Limón
  • 1 Cebolla grandecita (opcional)
  • 3 Puerros con la parte verde
  • 1/2 Litro de nata para cocinar (cuanto más cremosa, mejor) Yo uso 2 de 200ml de la del DIA por motivos obvios, pero…
  • Aceite de oliva
  • Pimienta negra (opcional)

Preparación
Se limpian muy bien los mejillones tirando aquellos que estén abiertos antes de ser cocidos porque parece ser que es un síntoma de que están malos. Para limpiar los mejillones usar un cuchillo duro que no se rompa y comenzar quitando las barbas y dejar lo más desprovisto de adherencias las cáscaras de los mismos.
En una cazuela grande exprimir el jugo de un limón. Echar los mejillones y cerrar la cazuela para cocerlos al vapor. Sabremos cuando están hechos porque los mejillones se abren completamente. Dejar tiempo para que se abran todos. Los que queden cerrados habrá que descartarlos, así que mejor pasarse un poquito. Escurrir los mejillones en un chisme de esos de los de pasta, por ejemplo, y reservar. Aquellos mejillones que tengan las cáscaras más sucias, sacarlos de las mismas, pero procurando que siempre sea menos del 30%.
Se corta la cebolla en trocitos cuanto más pequeños mejor y se rehogan la misma cazuela en la que se habían cocido los mejillones (para ahorrar ensuciar cacharros, cosa que se valora especialmente si no hay lavavajillas).
Se cortan los puerros en finas rodajas con toda la parte verde aprovechable (después de quitar las hojas que estén peor, se limpia un poco y así se aprovecha más, esto hace que usemos la parte verde que tiene, aún, más fibra que el resto).
Cuando está la cebolla un poco blandita, se agregan los puerros y se sofríen unos minutos hasta que los aros se vayan deshaciendo y el puerro quede blandito. Entonces, se añade la nata líquida y se lleva a ebullición. En este momento, quien desee que esté el plato un poquito más fuertecito, puede espolvorearse con pimienta negra o bien esperar a que esté terminado para añadirla al final.
Cuando la nata va adquiriendo consistencia echar los mejillones sueltos y luego los mejillones con cáscaras. Remover bien y servir en platos muy grandes o bandejas.

Marina estupendamente con un vino blanco semidulce. Mi recomendación es Bach de Penedés que es baratito (3,50€/botella).

Y, como siempre, tomar con una buena conversación.

Esto no es una broma