Está en medio de la mesa
dejándose la sombra que no es alargada
bajo la panza dorada consentida.
Lo miro con singular intensidad
como si la intensidad pudiese ser no singular
buscando
extraer de sus surcos un poema
con el que compensar tanta
opinión
opinión
vertida y divertida
y subvertida
en este tonto blog que no es un blog
por este tonto poeta que no es un poeta
en este día lluvioso en que no llueve.
Otoño se resiste a salir a la calle
caminar entre la gente
vestirse de marrones
y alguna mujer aún
mantiene osada sus senos en escotes
redondos y dorados
como este tornillo
que no puedo dejar de mirar.
¿¡Poesía, dónde estás!?