Cáncer

Mi tía tiene cáncer
es la segunda tía que es diagnosticada de cáncer
últimamente.

En realidad no.
Ambas tenían cáncer desde hace tiempo
y este año empiezan a estar tan mal
que casi seguro que no sobrevivirán.

Mi tía Jose(fina) murió de cáncer
el año pasado.
En pleno verano.
Carmen y yo estábamos de vacaciones
en Vera
junto a la playa
cuando nos enteramos de que había fallecido
mi tía Jose(fina).
Murió de un cáncer que acabó devorando
todo
su cuerpo
su vitalidad
su ánimo
su entorno.

No me imagino aguantar lo que aguantó.
No quiero aguantar lo que aguantó.
No creo que pudiese aguantar lo que aguantó.

Era la hermana mayor de mi madre.
Después de muerta sigue siendo la hermana
mayor de mi madre.
Pero ahora es la hermana muerta de mi madre.

Mi tía Mari Carmen es la otra hermana
de mi madre.
Hace muchos años que no veo a mi tía Mari Carmen.

Dicen de mí que no soy una persona muy familiar
y creo que
lo que ocurre es que
no entiendo el vínculo sanguíneo.

O lo entiendo tanto que tengo en común con los humanos
tanta sangre
que todos ellos son mi familia
y no puedo invitarlos a comer
el día de mi boda.

Ni entiendo que me inviten a mí
y no a todos.

Pero es sencillo:
la familia se hace, se elige
y no se nace con ella
(mi familia).

Así, mi hermana Sylvia
es alguien más próximo a mí que
mi prima hermana
aunque Sylvia no comparta conmigo
tanto adn.

No lo comprendo
o lo comprendo mejor que todos los que dicen
que no lo comprendo.

Ahora mi tía Mari Carmen está a punto de morir
y no siento nada,
salvo cierta empatía
con mi madre
a quien he recuperado
desde mi adolescencia
como de las más importantes piezas
de mi familia.

Ahora mi tía Mari Carmen está a punto de morir
de cáncer
y yo solo pienso en mí
y no en ella;
ni siquiera en mis primos
sus descendientes
ni en los hijos de mis primos
a quienes ni conozco
ni en mi tío,
ese madridista que nunca me cayó muy bien.

Solo puedo pensar que el día que me diagnostiquen
un cáncer
tendré que elaborar un plan
para matarme antes
de agotar mi dignidad.

Vivir no es una cuestión de duración
sino de felicidad.

Lo contrario, es cochino (de ese noble animal):
comer, dormir, fornicar, reproducirse, morir.

Por lo que, llegados a cierto punto,
prefiero ser repartido
en pequeños trocitos que puedan alimentar
a puercos
engordándolos
para alimentar humanos,
los humanos que prefieren llorar en mi funeral
que nunca se realizará
porque
cuando yo muera
se acabará el mundo.

Esto no es una broma