Cuando nací
un ardor infinito
abrió mi corazón
y sangró como solo un corazón sangra.
Mi corazón
rompió la cámara
torácica.
No cayó al piso
como mi alma atornillada
a la maraña oscura.
Mis botas pisaron
mi caído órgano
cardíaco
y mis ojos
rotos por las lágrimas
olvidaron mi
inocuo, inocuo, corazón
hasta hoy.