Hoy ha salido el sol y la hoja se viste de novia arcoiris a ritmo de flamenco. Se tiñe de luz la terraza secreta en la que dos bolsas de plástico cuelgan entre la ropa tendida. Prenda de muerto. Las bolsas guardan los hígados deshechos, las manos rotas de un hombre que no existió.
Quiero enfocarme y no mirar otra cosa que esa ventana | terraza y no consigo evitar que mis oídos sean atrapados por un perro que ladra, una puta que le dice ¿qué te pasa, mi amor? y cortinas que suben y bajan como el tráfico en las calles.
Un albañil pone los cimientos de una futura miseria.
Trabajar y trabajar: producir. Hoy tengo que producir un kilo de papel con versos como nubes.
Quizá valga con que ordene las fotos que formarán parte de mi próximo libro. Libro liebre libre. Libo. Boli. Azul.
También hay prendas azules, más o menos, colgadas entre las bolsas que vuelan en mitad del día.
El tiempo pasa dejando rastros de caracol. La noche gime pero no la oímos. Está muy lejos. Le lanzo un beso al otro lado del cielo y sé que lo verá.
Hasta mañana.
8 años después