Desesperamos muy rápido. El cansancio surge a la mínima dificultad y nos sentimos imposibilitados para acabar un proceso que comenzamos llenos de gozo: Es imposible escribir una novela.
El viento habita las prendas y les da vida. Son dos hermanos que se odian a muerte. Uno tiene un cuchillo, el otro escribe un intento de intento de intento de creación. Quiere ser dios y no se da cuenta de que es un estúpido abel. Caín va a acuchillarle.
Su cuerpo se mueve con la soltura que da no tener cabeza ni piernas. Vuela hacia abel con la seguridad de un loco que vive. La vida es segada de abel que estaba muerto desde el principio. Nunca fue sino un intento de intento de intento de ser vivo. Ya no nada nunca. Cayó sobre ambos la sombra del silencio y su llanto labró la tempestad que me hace llorar cada noche soñando con mi propia vida o mi propia realidad, cubierta de magia, sin magia, científica y religiosa. Mi vida, segada como el intento tonto de tanto tedio.
Algo ha de cambiar.
Presiento que esta calma es solo preludio, prefacio, pretoriano o pre
ppppppppppppp (creciendo de izquierda a derecha hasta terminar en una enorme P)