Ventana, M-20040119

No tengo tiempo. Se está yendo por la ventana al planeta lejano de las angustias. Llega el momento de afrontar la soledad con aleluyas y empréstitos. Una paloma torda caga en mi cabeza inmaculada que recibe de dios la bendición amarilla.

Mª Luisa muere en el horizonte por donde un sol lechoso tiende a cubrir el ganado perdido. Las antenas oprobio de se cubren también. La roca roca aúlla en mitad de la t. Un andamio miente miserias.

¿No ves que estoy jugando a buscar palabras? Mª Luisa no me entiende: no me tiende. Mª Luisa apenas sale a la terraza en la que podrían vivir 16 familias de inmigrantes marroquíes. Terraza de lujo y luz donde unas prendas, ayer, combatían feroces como hermanos. Hoy no hay viento, no hay ánimo en los pechos, forzados, de tela tergal. Un cuenco de espera lucha por la no caducidad de la existencia. Vano intento. Estas palabras que encuentro a mi paso también tienen su instante y se suicidan contra un acantilado blanco.

La terraza sigue esperando un poco de semen derramado.

Ventana, M-20040118

Desesperamos muy rápido. El cansancio surge a la mínima dificultad y nos sentimos imposibilitados para acabar un proceso que comenzamos llenos de gozo: Es imposible escribir una novela.

El viento habita las prendas y les da vida. Son dos hermanos que se odian a muerte. Uno tiene un cuchillo, el otro escribe un intento de intento de intento de creación. Quiere ser dios y no se da cuenta de que es un estúpido abel. Caín va a acuchillarle.

Su cuerpo se mueve con la soltura que da no tener cabeza ni piernas. Vuela hacia abel con la seguridad de un loco que vive. La vida es segada de abel que estaba muerto desde el principio. Nunca fue sino un intento de intento de intento de ser vivo. Ya no nada nunca. Cayó sobre ambos la sombra del silencio y su llanto labró la tempestad que me hace llorar cada noche soñando con mi propia vida o mi propia realidad, cubierta de magia, sin magia, científica y religiosa. Mi vida, segada como el intento tonto de tanto tedio.

Algo ha de cambiar.

Presiento que esta calma es solo preludio, prefacio, pretoriano o pre
ppppppppppppp (creciendo de izquierda a derecha hasta terminar en una enorme P)

Ventana, M-20040117

Hoy ha salido el sol y la hoja se viste de novia arcoiris a ritmo de flamenco. Se tiñe de luz la terraza secreta en la que dos bolsas de plástico cuelgan entre la ropa tendida. Prenda de muerto. Las bolsas guardan los hígados deshechos, las manos rotas de un hombre que no existió.

Quiero enfocarme y no mirar otra cosa que esa ventana | terraza y no consigo evitar que mis oídos sean atrapados por un perro que ladra, una puta que le dice ¿qué te pasa, mi amor? y cortinas que suben y bajan como el tráfico en las calles.

Un albañil pone los cimientos de una futura miseria.

Trabajar y trabajar: producir. Hoy tengo que producir un kilo de papel con versos como nubes.

Quizá valga con que ordene las fotos que formarán parte de mi próximo libro. Libro liebre libre. Libo. Boli. Azul.

También hay prendas azules, más o menos, colgadas entre las bolsas que vuelan en mitad del día.

El tiempo pasa dejando rastros de caracol. La noche gime pero no la oímos. Está muy lejos. Le lanzo un beso al otro lado del cielo y sé que lo verá.

Hasta mañana.

Ventana, M-20040116

Retomarte en parte me parte el arte. Las antenas se llenan de un brillo atrevido. Luz horizontal ohrizontal. Apenas toca las tejas, el culo de tejas planas que lloran a la ausencia.

No hay rojo que Mª Luisa no comprenda. Ella ha robado las prendas de as en las que que que que.

Esa cuerda combada combate las letras como diccionario sin palabras.

¿Vendrá diccionario de la antigua forma de pronunciar palabras o sonidos en general de un ancestral pueblo morador del Indostán?

Caen medias desde las curvas únicas. Un sujetador negro marca el final. Tiene un tamaño bastante grande y recompongo la mujer partiendo de sus tetas que llenan las copas. Luego salen dos brazos de un cuerpo o abdomen que va prolongándose hacia el suelo hasta llegar, de forma cóncava, a formar unas sinuosas caricias a los costados que siguen adelante de forma independiente dejando en mitad de su separación un cono apuntando, poco nítidamente, unos pies aplastados contra el pavimento.

No sé cómo saltas de esa uña mal pintada a un cuello que, delgado, deja lugar a una cabeza plagada de piel, alguna sonrisa en ojos que se precipita como catarata de oro.

Ventana, M-20040115

Retomarte, reconquistarte, en mitad de la lectura de un libro de arte es un inmenso misterio que atenaza mi postura.

Los restos de ropa expuesta no están ensangrentados pero la camisa roja salió del fondo de la noche.

Por agujeros en la pared se oye el silencio que en la calle anuncia que se está tendiendo el día.

Querría (creo), de una vez por todas, escribir una novela pero no parece posible.

Hoy tengo tantas cosas por hacer que me paralizan y no avanzo hacia ellas sino ellas (todas juntas) hacia mí y mi sable no es lo suficientemente potente para matarlas a todas. Estoy hablando de sexo. ¿Te das cuenta de que sigo atado a una ventana llena de vicio?

María Luisa no sale a recoger la sábana tendida. Duerme porque anoche la cena le sentó mal: espárragos que se deshilachaban en su boca como el tiempo bajo sus pies. María Luisa está viva otra vez. La criogenización fue un éxito.

Conversar

Conservar

En una interesante pregunta que ha lanzado Vera Moreno en Facebook, pregunta ¿Cómo definirías la sociedad actual?

Y aunque aún no sé qué contestarle (ni siquiera si contestarle) he elaborado algunas respuestas posibles:
Conservadora-Conversadora
Mediatizada y sin medios, pero con miedos
NeoLiberal sin libertades
Consumista post comunista
RetroRevolucionaria
Sobreinformada hasta la deformación de la desinformación
Conformista y amorfa
Dictadoramente democrática, demagógicamente ciega
Entre el silencio y el grito (pero no a medias)
Tecnocrática, tecnofílica, tecno-i-lógica, tecnoadicta, tecnotonta y tecnoanalfabeta
Solidaria solitaria
Subpaleolítica
Simple-mente Múltiple



Indefinidamente Indefinible

Al fin, me conformaré con copiar y pegar estas definiciones que no son definiciones. Seguro que le hacen gracia.

Hoy he soñado una película

No me gusta mucho soñar. Me parece cansado. Cuando lo que quieres es descansar, resulta que te toca ir de acá para allá por algún motivo desconocido. Interpretar los sueños me parece divertido, pero solo eso, me resulta un tanto cómico creer que se puede asegurar sin temor a equivocarse que soñar con un cañón tiene algo que ver con el sexo fálico.

No me gusta soñar y puede que se deba a que, de niño, tenía innumerables pesadillas. Quizá porque vivía en un ambiente que me inquietaba. Quizá era el preludio de lo que viene siendo mi vida: una inquietud permanente. Mi vida consciente, claro está. La vida inconsciente, de la que no digo mía, porque el sentido de la propiedad me parece algo tremendamente consciente, me resulta ignota hasta la saciedad. Es solo un batiburro de imágenes inconexas que, si perviven en la consciencia, pueden ser interpretadas arbitrariamente.

Tenía frecuentemente pesadillas en las que yo era un humano que se enfrentaba a vampiros que me convertirían en uno de ellos. No me preocupaba la muerte, ni la vida eterna, sino dejar de ser independiente de una masa que era esencialmente diferente a mí y, con ello, yo diferente de ellos. Entre la consciencia y la inconsciencia, estaba mi miedo a creer (firmemente) que mis padres, mi familia toda, mi entorno, eran unos extraterrestres que se habían apoderado de mi cuerpo y lo estaban manipulando para que la percepción fuese alterada, para que pudiese verles como deseaban ser vistos, para que me viese a mí mismo con una visión que pretendía ser tranquilizadora o narcótica.

Con el tiempo, la explicación me fue pareciendo demasiado compleja, ya que tantos extraterrestres en la tierra era un poco absurdo que estuviesen poniendo su atención en mí, así que la adapté a la más plausible que venía a sugerir que yo era el extraterrestre en un mundo que había delegado el cuidado de la tapadera de mi descubrimiento a mi familia y entorno, aquellos que me medicaban para hacerme creer que era parte de ellos. Pero no lo era. Lo grave es que en ocasiones sigo pensando de la misma manera.

Cuando vi Matrix (ya me había pasado en otras ocasiones) recuerdo mirar a los lados para ver si los que estaban viéndola junto a mí sabían lo evidente o no. Sentía que era un mensaje que debía de descifrar, pero me parecía que podía ser tramposo… yo no lo había hecho: eran ellos.

Así que pasé gran parte de mi adolescencia intentando dormir sin soñar, incluso, no dormir. Siempre dije que no podía probar las anfetaminas ni semejantes inhibidores del sueño porque su efecto habría sido totalmente deseado por mí haciéndome un adicto inmediato.

Ahora sueño poco, aunque llevo una época un tanto agotadora, en la que sueño inquietantes sueños que no intento recordar al despertar, así que se van alejando de mi memoria a medida que me levanto, me ducho, me pongo en marcha.

Hoy sé que he soñado con dos parejas musulmanas de un pueblo muy pequeño en el desierto montañoso, necesitaban, para casarse, un pequeño lugar donde poder cohabitar, cada una por separado, pero los únicos habitáculos que quedaban disponibles eran dos pequeñas chozas que habían sido usados como prostíbulos a la entrada del poblado.

Uno de los hombres de las parejas, se animaba a reformar el más cercano y se deshacía de los enseres que habían formado parte de la habitación de la prostitución, llevando muebles que la transformasen en una morada más o menos decente, pero sabiendo que no iba a ser suficiente para los fundamentalistas.

El segundo (creo que en el sueño era mi alter ego), olvidando las advertencias de su padre, le preparaba clandestinamente, para darle una sorpresa, a su pareja la habitación más alejada del poblado, para tener un lugar donde pasar la noche de bodas. Casi no tenía enseres propios y los de aquella casa no le parecían tan inútiles como para tirarlos, así que los dejaba estar.

Después, supongo, ambas parejas estaban cohabitando en sus sendas chozas mientras una turba de hombres agresivos y mujeres con burka se dirigieron al poblado con la intención de eliminar cualquier atisbo de inmoralidad como la que se atribuía al hecho de estar ocupando lupanares como lugar de vivienda de parejas que pretendían ser parte integrante de la sociedad.

No les iba a bastar con expulsarlas de la sociedad, sino que debían conformarlas a ella, debían hacer que estas parejas aborrecieran hacer lo que estaban haciendo, desearan que sus mujeres respectivas llevasen vestuarios represores con la excusa de la moralidad, de la tentación, mientras que ese segundo hombre de la celda alejada no hacía más que sentir que no podría vivir sin la sensualidad de su mujer, sin la libertad de una mirada infantil que no hallaba en la piel al demonio sino una obra perfecta y divina, sí, divina.

Mientras tanto, esa manifestación integrista era observada por unas periodistas parapetadas en lo alto de un edificio de adobe y unos policías al fondo de un patio dejaban hacer a los vándalos moralistas. (Este simplismo de los sueños es poco maduro, pero lo cuento como lo he soñado). Los policías reían y hacían bromas, armados, con cascos, eran antidisturbios que iban a impedir que aquellos exaltados acabasen con la vida de las dos parejas.

Menos mal que las ganas de hacer pis me han despertado. ¡Ah, no! ha sido el despertador, que ha sonado obediente a las 08:30. Pero he podido orinar y volver a la cama, calentita, al lado de mi amada Carmen que genera una radiación infrarroja de alta frecuencia, capaz de dormir plácidamente a una culebra.

Ayer nos acostamos tarde y me he permitido una hora más de sueño, antes de empezar una semana que tiene pinta de que va a ser cansada. Casi tan cansada como un sueño.

Oro líquido

Tengo que reconocer que el color de la foto no hace justicia a este pedacito de oro líquido que había esta mañana en la cafetería en la que he disfrutado de un maravilloso desayuno con mi muy querida amiga Aída (que sé que leerá estas palabras, así que nunca la criticaré en este diario… ;-)))).

El aceite es algo que a veces olvidamos, no dándonos cuenta de que es tan bello como una mesa de disección en la que se encontraran por accidente una máquina de escribir y un paraguas. Color oro, en este caso transparente, deja pasar la luz, como corresponde a la definición de transparencia, pero los ojos se quedan dentro, mirando un universo dorado en el que sería placentero sumergirse.

Es raro, el aceite seguro que es menos denso que la densidad media del cuerpo humano, pero no imagino hundirme, sino flotar en un plato gigante de aceite, en una sartén a punto de hervir, conmigo dentro, dejándome la piel quemada con la suavidad que queda en las manos impregnadas de este oleoginoso productito.

Flotar en el oro líquido del que estamos, en esta nación, tan orgullosos. ¡Qué ricos desayunos acompañados con un chorreón de aceitito sobre una tostada impregnada de ajo, con tomate preferiblemente pelado, con sal e incluso con pimienta. O como lo toma mi madre, aceite y azúcar que me recuerda una merienda muy habitual de mi infancia: el una media barra de pan a la que mi madre le extraía la miga, dejando un pozo acotado por el pico de la barra, lleno de aceite, azúcar y vuelto a cubrir con la miga. Bocadillo de pan con pan pero dulce y sabroso.

Tengo hambre. Hambre voraz capaz de destripar a un rey de bastos y comérmelo por las patas.
Hambre de vida, y la vida, para mí, siempre tendrá algo que ver con el aceite de oliva virgen.

ay…. qué cosas!

Inocuo

Cuando nací
un ardor infinito
abrió mi corazón
y sangró como solo un corazón sangra.

Mi corazón
rompió la cámara
torácica.

No cayó al piso
como mi alma atornillada
a la maraña oscura.

Mis botas pisaron
mi caído órgano
cardíaco
y mis ojos
rotos por las lágrimas
olvidaron mi
inocuo, inocuo, corazón
hasta hoy.

Sobre el precio de una performance (Respuestas)

Hace unos meses, publiqué un artículo titulado Sobre el precio de una performance en el que planteaba la cuestión de ¿de qué manera debe financiarse el arte contemporáneo?.

Procedí a enviar el siguiente email a varias personas que tuvieron a bien contestarme y lo que voy a hacer es reproducir sus respuestas sin hacer ningún comentario al respecto. Como mucho, incluyendo mis respuestas a las suyas, que, en todo caso, fueron muy de agradecer.

De: Giusseppe Domínguez
Para: DISTINTOS DESTINATARIOS del ámbito de la Performance, la Danza Contemporánea y algunos amigos cuya opinión aprecio especialmente.
Enviado: martes 8 de noviembre de 2011 14:18
Asunto: Me gustaría tu opinión

Me gustaría saber tu opinión, porque he escrito un articulo pero tengo
dudas… no voy a negarlo.

https://giusseppe.net/blog/archivo/2011/11/08/sobre-el-precio-de-una-performance/

Un abrazo,
Giusseppe

El primero en responderme, casi como si esta pregunta se la hubiese hecho tantas veces que supiese la respuesta, fue el gran Bartolomé Ferrando:

Giusseppe:

Yo sí que soy partidario de que se pague a un performer.. pero ese dinero debería conseguirse de la Institución pública a la que pagamos todos. No sé hasta qué punto soy partidario de cobrar una entrada al público. Yo la pagaría..pero hay personas interesadas que disponen de muy poco dinero

Un saludo

btmé

Y le respondí agradeciéndole su claridad:

Muchísimas gracias por tu opinión.
Estoy de acuerdo en que si pagamos todos a esta Institución debería ser para la divulgación y el fomento de la cultura (la cual debería (de una vez) contemplar la cultura contemporánea), pero me preocupa que no la tenga o, como tú dices, que si se hace de manera privada mediante cobros de entrada, podría ser porcentual a renta o similar. No contemplé este punto y me parecería muy interesante.
Gracias otra vez y un cordial saludo,
Giusseppe

La tercera respuesta fue de Hilario Álvarez, quien mantiene un interesantísimo blog sobre sus opiniones sobre el Arte de Acción, entre otras cosas.

Hola Giusseppe:

He leído tu artículo y contesto «a vuela pluma». Aviso esto para que no te crees expectativas (O tendrías que pagarme, según expones).

Porque tal vez te ayude en tus dudas sobre qué es arte contemporáneo (¿qué es arte?, en realidad) te recomiendo un libro que, no por casualidad, estoy releyendo estos días:
«La transfiguración del lugar común. Una filosofía del arte» de Arthur C. Danto. Ed. Paidos Estética 31. Es un libro de 1981 editado en España en 2002, es decir, absolutamente contemporáneo.

En cuanto a la pregunta clave de tu artículo, ¿cómo remunerar una performance? te diré, y no es salirme por la tangente, que depende.

Depende de qué idea del arte tiene quién realice la performance.

Si es alguien que considera el arte como un trabajo, lógicamente reivindica una remuneración por su trabajo. Músicos, bailarines (tango incluído) cantantes, compositores, escritores, cineastas y videoastas editores y escritores y últimamente también los poetas y sus declinaciones escénicas de spoken words, forman parte (si quieren) de lo que se llama «las industrias culturales» y como tales trabajadores de la industria cultural reclaman un «salario».

(Como anécdota, hace pocos días publiqué en el blog de la Oficina de Ideas Libres lo siguiente:

UN TITULO CLARIVIDENTE

La industria cultural: Ilustración como engaño de masas.

De Adorno y Horkeimer. 1947.

Lógicamente estos trabajadores de la industria cultural necesitan, como bien dices, crear expectativas. De hecho lo que todos nos envían es el anuncio de su actuación. Luego ninguno nos envía el documento de lo hecho. Su necesidad es la de crear audiencia, tener un público, a ser posible fiel, que les mantenga. En ese aspecto, deben atenerse a las reglas del negocio del espectáculo (show business).

Otra posición es no considerar el arte como un trabajo, sino como una labor, una actividad que paga en si misma. El pago es el hecho de hacerla. Entonces lo que se comunica a los demás es el documento fehaciente de lo realizado. Por ejemplo la primera acción, con conciencia de tal (que yo sepa) que se hizo en la España contemporánea, la hizo ZAJ. Consistió, como ellos mismos dijeron, en el traslado de varios objetos de una calle a otra de Madrid. Y después de hacerla enviaron una postal para comunicarlo.

La última vez que estuve con Isidoro me «contó» una acción que había hecho: Fué al Museo del Prado, donde había una de esas exposiciones que atraen masas, se puso en la cola y cuando iba llegando a la zona de la entrada iba dejando pasar a quienes venían detrás de él en la cola. Así se pasó la mañana.

Algo más sobre Isidoro, que no citas en tu texto y que para mí, que tuve que convencerle para que la hiciera, es fundamental: el título de su acción en el Círculo de Bellas Artes fue (es) «Una mala acción». Y ese titulo es toda una declaración de guerra y, como bien dices, de repudio de lo que allí estábamos haciendo los demás.

Puestas así las cosas, ¿de qué vive un artista? A esta pregunta Robert Fillou respondía que en ese terreno los artistas están al nivel que todas las demás personas: tienen que buscarse la vida como mejor puedan. Y, además, hacer arte.

En algunos países tenían (no sé si siguen teniéndolo) un salario muy mínimo pero vitalicio para quienes salían de la facultades de Bellas Artes, con la condición de que entregasen al estado algunas obras cada año y siempre que no realizasen exposiciones y ventas en el mercado del arte. Pocos se conformaban con ese salario mínimo y en cuanto podían entraban en el circuito profesional del mercado, pero al menos les servía como rampa de lanzamiento y supervivencia en esos primeros tiempos.

Otra posición es la de considerar el arte y la cultura general, como una necesidad social y por tanto como una obligación del estado, la de mantener el arte y la cultura como un servicio público. Durante los años de la gran depresión en Estados Unidos, la Unión de Artistas consiguió presionar al gobierno para que pagase salario a algunos artistas que trabajaban en proyectos de lo que hoy llamaríamos arte público.

Si tienes curiosidad teclea en tu navegador de internet: ART WORK: A national conversation about art, labor, and economics

Seguro que te sorprenden los muchísimos artículos en los que artistas americanos, ahora mismo, se plantean y exponen sus posturas ante las preguntas que te haces, y algunas propuestas muy curiosas (Chris Burden en un programa de radio) sobre cómo conseguir financiación.

Un par de cosas sueltas más: sobre el precio de una obra de arte, Wittgenstein en «Aforismos Cultura y Valor» dice (cito de memoria) «Una obra de arte debe valer lo que te cueste hacerla» y en cuanto a la calidad de la obra y la necesidad que dice Rilke, tuve un maestro de arte (Gerardo Delgado, arquitecto y pintor contemporáneo) que decía que si para alguien hacer arte era una necesidad, lo mejor que podía hacer era hacérselo mirar. Seguro que es más barato que vaya al psicólogo que nos aburra a los demás con sus carencias.

Voy a poner un enlace a tu artículo en el blog de la OIL.¿puedo?

Un abrazo

Hilario

A lo que yo no pude evitar responderle:

Muchísimas gracias por la argumentadísima y bien expuesta respuesta.

Que generes expectativas es necesario, pero no suficiente para que te pague… ;-)))

Estoy deseando dar con ese libro que estás releyendo. Lo buscaré. También tengo pendiente revisar obra de Adorno, a quien tengo un poco de manía (prejuicio) por su famosa afirmación de «Después de Auschwitz era imposible escribir poesía». Menos mal que Paul Celan le contestó con su no menos famoso TodesFuge.

Me encanta la respuesta que das sobre la remuneración de una performance:
Depende de qué idea del arte tiene quién realice la performance.

Completamente de acuerdo. La subscribiría 100%. Pero esto sigue sin resolver el enigma, lo traslada a saber ¿Qué idea tiene del arte quien realiza la obra (en general)? ¿Quién evalúa la verdad o falsedad de la idea que el artista dice tener del arte?

Sé que son preguntas que un ajeno a la formación académica del arte puede formularse incluso con cierta ingenuidad, pero que vienen rondándome la cabeza desde hace años.
Quizá porque vengo viviendo como recomienda Fillou desde hace años y es tan cansado…

Cuando releo a Maiakovski (Te recomiendo Conversaciones con el inspector fiscal sobre la poesía) me encuentro con que el planteamiento que más me gustaría es el que dices que existía en algunos países, de pagar un mínimo a quien diga dedicarse al arte (acreditándolo no sé muy bien como… lo de la carrera no sé si me convence, pero puede ser una forma, a falta de otra). Y también completamente de acuerdo con la idea de que aquel que opte por vivir del mercado, inmediatamente está renunciando a la subvención.

Muchísimas gracias otra vez por tu respuesta y, por supuesto que puedes publicar o referenciar cualquier cosa que esté en Internet… mientras no se aplique en exceso la famosa ley SINDE. Todo el contenido de mi web (y mi blog es parte de ella) es público y absolutamente gratuito. No creo ni en el Copyright ni tan siquiera en el Copyleft… o sea, que sí. De hecho, un placer y un orgullo que hayas publicado esta respuesta en tu blog… del que me he hecho hoy mismo seguidor.

Un abrazo enorme y espero que nos veamos pronto,
Giusseppe

Y él enriqueció mi cultura en estos temas con un enlace recomendable:

Hola Giusseppe:

Mira este enlace
http://www.charlotte-lindenberg.com/news-questionnaires/?mid=5261

Como verás hay mucha gente interesada en el tema arte/aconomia y también tienen dudas.

salussss
Hilario

Mi querida amiga Lilian Flores ya me había respondido con su cordialidad habitual:

Me parece claro y lucido! las respuestas habra que buscarlas entre todos los artistas contemporaneos creo yo,,,
en fin marido, se entiende muy bien y deja una puerta abierta a buscar OTRAS FORMAS DE HACER Y SER….
se imprimeeee jaja. lilian

A lo que respondí:

Eso estoy haciendo (lo de buscar respuestas) y ya he tenido alguna de gente tan relevante en este campo como Bartolomé Ferrando, ni más ni menos.

Un abrazo enorme e intenta no imprimir… ahorra papel y árboles.

Un placer de desayuno…
Hasta prontito,
Gsp

Mi buena amiga María Ginzo no tardó demasiado en responder:

Hola Giuppe!!
Qué tal estás? Disfrutando del día de fiesta o has de trabajar en actividades lucrativas?
He leído tu entrada en el blog sobre el precio de las performances, y de hecho me he puesto a trastear en tu blog, y he leído de paso «Sobre la gratuidad y el amor al arte» […]
En cuanto a lo del arte y el precio… es un tema muy interesante pero sobre el que no he pensado mucho aún, la verdad. Quizás por dedicarme a la tarea de intentar enseñar filosofía a unos adolescentes (de forma más o menos agradecida) y en todo caso a cambio de un sueldo.
Parece como si hubiera cosas demasiado nobles como para admitir dinero. El dinero… es como si las ensuciase, como si perpetuase un esquema mercantil del que el artista quiere escapar, porque no es eso, claramente, una performance, por ejemplo, no es una mercancía. Lo que ocurre es que pagar por ir a ver una performance yo creo que no hay que verlo como «intercambio mi acción y algún recurso material por 10 euros», sino que esos 10 euros son un donativo para que el artista pueda seguir trabajando. Lo del mecenazgo democrático me parece interesante. Hay algunos que lo hacen antes de la acción: por ejemplo, tú calculas que una acción te va a costar x, pides subvenciones online para poder hacerla. Lo que pasa es que con este método, a veces se consigue muy poco…
Supongo que también plantea un problema el que, según tú planteas «la contemporaneidad ha roto con la idea de que haya espectador «, porque la retribución debe tener en cuenta la existencia del espectador, no?
Y claro, el ejemplo concreto que mencionas: si pagarías por ver a Isidoro Valcárcel Medina paseándose… parece una broma, pero el caso es que el tal Isidoro también comerá, dormirá bajo techo… cómo soluciona él el tema de las necesidades materiales?
No sé, Giuppe, creo que sé demasiado poco sobre arte contemporáneo! Pero me parece un tema muy interesante que me gustaría seguir discutiendo contigo.
[—]Un abrazo muy fuerte,
María

Y mi respuesta también publicada:

Hola Maria!!!!

[…]Hummm… no sé qué contestarte a tu respuesta.
No se trata de que el dinero ensucie, pero la performance surgió para acabar con la especulación que se estaba produciendo en el mundo del arte objeto, llegándose a pagar cantidades astronómicas por piezas de Jackson Pollock cuyo valor era más que cuestionable, salvo el meramente especulativo. Y el interno para Pollock, que es incalculable. Esta incalculabilidad es la que estoy cuestionando… ¿Ha de establecerse algún método para cuantificar lo que ha sido incalculable hasta hoy por considerarse inherente a la condición de cualquier creación contemporánea o, por el contrario, ha de renunciarse a entender el trabajo de creación contemporánea como algo cualitativamente distinto a la creación clásica en términos de retribución?

No solo el pago condiciona al artista que, en la mayoría de los casos, tiende a pensar en dar algo más espectacular, desvirtuando así la honestidad del acto creativo, también lo hace saberse observado en muchos casos, o exponer y desear (o precisar) un número de espectadores, de asistentes, de público…

En absoluto es «pecaminoso» ese camino, pero desde luego es anticontemporáneo. No hay mucha contemporaneidad desposeída de conceptualismo. Y sin tener en cuenta la coherencia de la obra, poca obra «moderna» se sostendría.

Sí, IVM ha comido poco toda su vida, siendo, como sabes que opino, el mayor artista que ha tenido este país en la segunda mitad del siglo XX, quizá junto con Brossa. Aún vive en condiciones bastante humildes… sobrevive, casi. Pero sigue sin venderse. Lo más admirable de él es esta integridad tan fácilmente olvidada por todo aquel que tiene la posibilidad de ganar dinero o fama y prestigio y renuncia a ello porque sabe que esto puede alejarle de su discurso.

Un abrazo enorme y hasta prontito… espero!
Gsp

La bailarina contemporánea Simona Ferrar, me hizo el aporte siguiente:

Gracias Giusseppe por compartir y por tu llamada al debate.

Te voy a responder con algunas ideas sueltas, pero no tengo respuestas claras obviamente…

1) Es importante plantearnos la pregunta de si ser artista puede ser un oficio o simplemente una manera de ver el mundo que lleva a cada uno a querer expresarse a través acciones, escritos, dibujos, lo que sea, en su tiempo libre, pero sin necesidad de que esto se transforme en una dedicación profesional. Opino lo primero, porque me parece que el artista, además de ser un creador, también es un ser que reflexiona, ofrece una visión sobre el mundo que puede ser útil, saludable, incluso necesaria para que la sociedad también pueda tener un espacio de reflexión a través de las expresiones que ofrece un artista. De la misma forma que un monje, un científico necesitan tiempo para poder hacer bien su trabajo de reflexión, búsqueda y compartirlo con la sociedad, pues el artista hará mejor su trabajo pudiendo dedicarse plenamente a ello. Y para que tenga tiempo para hacerlo, necesita ser remunerado por este tiempo de trabajo, es una obviedad.

2) El trabajo del artista, en muy pocas ocasiones se verá suficientemente remunerado para «vivir», solamente a través del pago de las entradas para su exposición, performance, obra de danza, lo que sea. Para llegar a estas expresiones, habrá hecho un largo trabajo anterior de reflexión y de búsqueda de formas (incluso en el caso de un performer que llega a la acción de andar simplemente). Por lo cual, la cuestión de pedir que se pague o no un acto artístico, tiene que ver sobretodo con invitar al «espectador» a aportar su valoración del trabajo, que suele representar una cantidad simbólica de los ingresos que necesita un artista para vivir.

3) Cómo asegurar entonces el «sueldo» del artista? Esto es lo más difícil. El arte, por definición, no suele ser directamente rentable. Por lo cual, si queremos fomentarlo, tenemos que encontrar a quién lo financie. En algunos casos puede ser el gobierno, en otros mecenas. Cada uno vendrá siempre con sus ideas y exigencias, definiendo entonces a su manera los límites de la libertad del artista. Entonces me parece muy importante que los que deciden apoyar económicamente a los artistas lo hagan con consciencia e inteligencia con respecto a sus motivaciones. Para llegar a una motivación consciente e inteligente debemos reflexionar profundamente juntos sobre el por qué queremos fomentar el trabajo de los artistas, sobre el por qué queremos juntos ofrecernos el arte? Y creo que es esta última parte que muchas veces falla y que necesitamos seguir trabajando, y opino que los artistas podemos y debemos contribuir mucho a esta reflexión, y compartirla con el mundo en el que vivimos (más allá de nuestras necesidades personales y de nuestro ámbito).

4) Si estimamos que la expresión y la reflexión artísticas suponen un bien necesario para la sociedad, porqué la gente tendría que pagar? Sobretodo los que no tienen dinero? Pienso que el arte debe ser fácilmente accesible para todos, pero que se recuerde siempre al espectador que el trabajo del artista tiene un valor, y una de las maneras de hacerlo es proponer un precio de entrada (pensando en la opción de rebajar el precio o ofrecer entradas gratuitas a personas que están en dificultad económica). Pero no pienso que el espectador debe ser el único responsable de remunerar el trabajo de un artista, de la misma forma, que el paciente no debe ser el único responsable de remunerar el trabajo de los médicos, enfermeros, o el alumno él de los profesores.

Me enteré hace poco que el gobierno belga, además de ofrecer bastantes ayudas a la danza, también tiene un programa de ayudas para productoras que producen y distribuyen proyectos de creadores, permitiendo de esta forma que estas productoras también se puedan ocupar de artistas emergentes y/o «experimentales».

Voilà, sigamos pensando.

Un beso y gracias,
Simona

A Simona le respondí así, también por puntos, como ella:

Querida Simona,

Gracias, en primer lugar, por tomarte el tiempo de responder. Y hacerlo tan extensamente.

1) Sí, es una pregunta interesante, esta de si ser artista es oficio o no. Para mí, casi, debería ser un trabajo remunerado funcionarial. Pero tampoco lo tengo tan claro: ¿Cómo se harían los exámenes de ingreso / Oposiciones?

2) ¡Qué me vas a contar! Lo que no tengo claro es la forma de remunerar (mientras no se resuelva el punto 1) ), especialmente cuando se trata de una creación contemporánea que desafía el esquema espectador/espectáculo al no existir criterio objetivable con el que saber si se satisfará una expectativa.

3) ¿Qué ocurre cuando la obra pone en cuestión la posibilidad de comercialización? Me encuentro con exposiciones antisistema que se hacen en, por ejemplo, la Casa Encendida y me da repelús… no sé, quizá ser demasiado coherente puede conducir a la inacción.

4) Que alguien tiene que pagar y que, en última instancia será la gente, es algo inevitable. La cuestión es la manera de hacerlo: ya sea a través de empresas que ingresarán beneficios por desgravaciones (impuestos que no se recaudan y que, por tanto, acaba pagando la gente), o a través de impuesto directo, de entradas, etc… no hay forma de evitarlo. Sí que es interesante que se debata sobre si los que tienen más deben pagar más (como en el modelo actual, donde los impuestos subvencionaban el arte contemporáneo y, se supone, quien tiene más dinero ha de pagar más impuestos… y ya, ya sé que este es uno de los puntos débiles de todo lo demás).

Muchas gracias otra vez por la respuesta que posiblemente compilaré con otras para publicarlas en el blog y haceros saber las de otras personas consultadas.

Un besazo enorme!
Gsp

Luis Elorriaga, organizador de los Encuentros de Arte de Acción de Caudete, me dijo:

Hola Guisseppe:

Se entienden tus dudas, pues yo también las tenia, pero 10 €. no es una cantidad que se considere un valor ejemplar, es simplemente intentar cubrir gastos (en ese caso) y un experimento para ver si es posible cobrar por nuestros trabajos.
En cuanto a frase de Rilke: Una obra de arte es buena cuando surge de la necesidad. Habría que añadir que la necesidad debe ser anímica, expresiva, intima, de comunicación ..
Abrazos Luis.

Y le contesté:

Muchas gracias por tu opinión y el tiempo que me has dedicado.
Sí estoy de acuerdo en que en este caso se trata, con esos 10€ de cubrir gastos, pero era no sólo una reflexión sobre este caso sino un poco más general.
En cuanto a lo de la necesidad: totalmente cierto: es una necesidad anímica, íntima, de comunicación. Exactamente esto.

Un abrazo,
Gsp

Mi amigo Jose Eugenio Vicente Torres me apelaba a la falta de resolución:

Querido Gupe, primero perdona por la tardanza en la contestación (Apenas veo los correos).
Acabo de leer tu artículo y me remito a otro que leí hace tiempo y que señalas en este último «La gratitud y el amor al arte» Del primer artículo todavía me acuerdo y lo leí hace tiempo. Era sentido, visceral y comprometido. No exponías una pregunta, dabas unas razones. En este haces una cuestión que no contestas. Muestras ejemplos que quieren justificar algo que no te atreves a definir y en mi opinión, lías la madeja. No te puedes preguntar algo que sabes su respuesta sin darla a conocer. Me gusta tu visceralidad, no tu intento de justificación. Es como si te sintieses culpable. Así que no te andes con remilgos y opiniones de terceros y expón.

Un beso muy grande y gracias por confiar en mí.

Y, por alusiones, jeje, tuve que responderle:

Hola amiguete,

No es falta de compromiso con mi opinión, es que, realmente, no tengo una firme opinión formada y eso es justamente lo que me cabrea, me inquieta, me mueve a escribir este texto que puede que no sea concluyente, pero es que no puede serlo. Quizá lo que quería era denunciar a todos los que sí deciden tenerlo claro y afirman que hay una forma (a veces solo una) de resolver esta aparente paradoja.

De todos modos, muchísimas gracias por tu opinión, que me ayuda a entenderme un poco más.
Un abrazo gigantesco y hasta prontito,

Gsp

La escritora Clarisa Vitantonio, desde Rosario, Argentina, me envió su respuesta:

Giu,
Leí atentamente la nota, y puse en facebook. La verdad que estoy de acuerdo contigo y a mi también se me plantea esa duda. ¿Cuál es el límite?, ¿Cuál es la retribución contemporánea del valor artístico? Y ¿dónde está el concepto del arte fuera o dentro de los lugares establecido que la gente conceptualmente acepta pagarlo o no?. Creo que todavía no están claros los conceptos, o no muchas personas (y sobre todo los artistas) están dispuestos a llevar este debate. Y como siempre que se discute terminan en posiciones fundamentalistas. ¿Donde está nuestro punto de valoración frente a nuestro trabajo? Es extenso el debate y creo que lo has planteado con mucho coraje (y como siempre excelentemente escrito) y pones de manifiesto algo que dentro de la llamada industria cultural no quieren oír, cualquiera sea la posición que tengan del lado.
Espero podamos seguir debatiendo este tema.
Besazos
Clari

Y, como ya estaba un poco cansado de debatir, respondí más escuetamente que de costumbre:

Me alegra que te interesara el tema y que lo compartas.
Un abrazo y sí, seguiremos debatiendo.
Hasta pronto,
Gsp

Y supongo que eso es, seguiremos debatiendo, aunque me ha ayudado a comprender cómo se percibe esta problemática desde distintos sectores (y eso que no me extralimitado, preguntándolo a gente desconectada de lo que podríamos llamar el entorno artístico contemporáneo).

Muchísimas gracias a todos los que respondieron y también a aquellos que se tomaron la molestia, al menos, de leerlo.

Esto no es una broma