Ventana, M-20040121

Va y viene. La niebla no existe. Suena esa música de colores bajo el insistente sol. Mª Luisa ha resucitado. Ella va y viene como el día. Creación destrucción que nos lleva a una nada de la que no soy capaz de escapar.

Creo nada. Destruyo nada. Dada, nana, nadanada dananada dadaanna.

La verdad.

En el fondo del cuadro un horizonte plomo marca surcos en tu frente.

Ella va y viene.

Todo se renueva, se remoza. Un pelo en la punta del falo azul.

(Lo dejo a modo
de recuerdo
pornográfico
incrustado en un papel
humano, demasiado humano.

Suenan caléndulas calientes. Al lado, su vecina se desviste con ruiseñores en el culo. Va y viene.
Todo es devenir.
Tododana.

Hace mucho tiempo que no leo a Gunter Grass. Las obras de construcción de la catedral avanzan laboriosamente bajo la bóveda celeste. Llegarán a tocar la barriga de dios, a hacerle chantaje con unas fotos comprometedoras que le sorprendieron besando niñas menores de 6 años con la polla completamente erecta. Dios tiene unas aficiones muy extrañas pero ya sabemos que sus caminos son…

Ventana, M-20040120

Busco palabras
           p a  a
                    s
                      q
                        interrumpan
                        irrumpan
                        en mitad de la noche
y se lleven consigo mi pasividad.

Busco un atentado nihilista que haga renacer no un ave de sus cenizas sino las cenizas de un ave urbe. Destrucción, que no quede piedra sobre piedra, ladrillo intacto, que no quede tiempo siquiera inmaculado; destrucción que queme la ropa, incendie edificios, gasifique viviendas, arrase almas, derribe puertas y ventanas, que no deje muro vivo ni venda los pedazos al mejor postor.

Mª Luisa será enterrada en el cementerio de la Alumdena, justo al lado de la tumba de su abuela, en una ladera soleada en esta época del año y que crujirá un terremoto cuando encuentre lo que busco. Me haré dios. Que será líquido amarillito. Seré el más grande entre los hombres que serán, a su vez, más grandes que yo. Las comparaciones servirán para hacer versos románticos y poco más.

Mª Luisa yacerá con el culo descompuesto por gusanos de un tamaño microscópico, sus ojos devorados por ratas invisibles que atravesaron el mármol del recubrimiento lateral de su caja acolchada.

Solo quedará, quebradizo y de paja, su pelo rubio y sus huesos, incluso el de su pierna izquierda, la que se rompió jugando al tenis de pequeña. Era difícil jugar sobre el asfalto.

Esto no es una broma