Nos bajaremos en otra parada, iremos despacio a entrever la mirada y en un ramo de nuevos soles abrigará la esperanza. Zapatos como soles donde la mirada baja. Un crisantemo de plata gime.
Nunca será el futuro una palabra, una única palabra que contenga todas las contradicciones. Un abismo de plomo sacude la indiferencia que arroja un halo de tristeza en mis ojeras. Cansancio de muertes acumuladas donde la noche que ya decían que mentía vino a llevarse un beso y me robó palabras hasta dejarme en la punta de la lengua un oscuro sabor a mermelada enmohecida.
¿Vas viendo?
Me dicen que no te da tiempo y lucho y (¿lucho?) me pongo a la tarea de escribir un poquito. Sí, sí, me dará tiempo, ya lo verás. Y si no me da tiempo me voy a morir, me voy a encontrar abrazando el olvido, el renacimiento feroz de quien no quiere morir. La divertida carcajada da da es algo más que una siniestra mueca contra lo establecido, es mi sonrisa lisa lisa sisa nosa que bate en esta terraza la única batalla posible:
la que me hará
ser dios
o
no ser.