patético

patético, ca. (Del lat. pathet?cus, y este del gr. ?????????, que impresiona, sensible). 1. adj. Que es capaz de mover y agitar el ánimo infundiéndole afectos vehementes, y con particularidad dolor, tristeza o melancolía.

Es un adjetivo que uso con mucha frecuencia, lo cual es patético, pero es que siento que muchas de las cosas que veo en gente de mi alrededor son patéticas, tanto sus actos como sus vidas. Quizá, incluso, pueda decir de estas personas que son, en general, patéticas.

Por no hablar de los políticos a los que veo en un medio de comunicación, patético el medio y patético verlo, soltando discursos, cómo no, patéticos, llenos de embustes, de verdades malintencionadas y que demuestran que tenemos un gobierno y una representación política como nos merecemos, o sea, patético el gobierno y patética la representación.

Pero yo leo en patético una intención de ser algo más, algo bello, algo poético, en un intento patético por no desfallecer, e imagino que pathos es algo no necesariamente desgradable y ético es lo más allá que la estética puede concebir, a modo de la metafísica y la física, así me imagino yo la relación entro lo ético y lo estético, y ambos caminos conducen al tercer estadio, al que tanto aspiraba a llegar Kierkegaard, ese estado religioso o espiritual que puede contener a los anteriores, física, metafísica, estética y ética.

Síntesis, síntesis, síntesis.

Etimología: del latín patheticus, con el mismo significado, y este del griego antiguo ????????? (pathetikós), «emocional», de ????? (páthos), «pena», a su vez de ????? (pásjo), de la raíz protoindoeuropea *kwenth-, «padecer»

Pero a mí me sigue gustando la idea, por muy patético que sea ignorar lo que me cuentan, de que patético surge de pathos y ético, qué le voy a hacer.

hablar delante de un espejo

ejercicio narcisista
o antinarcisista
que consiste
en hablar
diciendo nada
como en la celebérrima conferencia de mi admirado Cage
pero sin parar
hasta que algún acontecimiento
acontezca
como suelen hacer
los acontecimientos

es un ejercicio que me recuerda
que hay otro mundo al otro lado
de ese espejo que encierra una imagen
especular
que no espectacular
aunque seguramente tengan algo que ver
con ver
con mirar
con esperar
con espectar
con espectativar…
con espéculas
espúreas
que hipérboles
acuerdan
acatar
a
qatar
o
simetrías
oh
simetrías
que brilláis más allá de las estrellas
y me recordáis
lo poco
armónico
que soy
sin que eso sea óbice
(quería usar esa palabra)
para ser un ser como son los seres
por otra parte
un ser
servil
serpentino
seratoninante
sin
dominio
de mí
mismo

de ese
que está en el espejo
mejor
ni hablar.

Sacando Punta

No le acabé de sacar punta al lápiz ni a la acción el sábado pasado, cuando fui invitado a participar con una performance en la inauguración del lugar El Patio de Martín de los Heros.

Tenía pensada una acción mucho más dura, más básica, más simple, pero quería algo de participación del público para que me ayudaran a sacar punta a otros lápices. ¿Por qué?

No sé, quizá por aquello de no sentirme demasiado solo y quizá por resaltar que esa acción la podía hacer cualquiera.

Quise ver cómo funcionaba esa misma acción a distintos ritmos. Habría sido ideal tener cinco metrónomos, pero lo que tenemos más a mano son smartphones, así que esa misma mañana monté 5 archivos de audio usando audacity, para que funcionaran como tales. Por supuesto, ahí dejé volar mi numerología habitual, múltiplos del 3 que echaba de menos en toda esta acción, más allá de que hubiese, casualmente, 6 personas simultáneas sacando punta.

Por un momento, incluso pensé en comprar los lápices y sacapuntas que me hicieran falta hasta llegar a 27, pero no quise gastar dinero. Este objetivo acabó por imponerse. Por otro lado, no estaba muy seguro de que fuese a haber 27 asistentes…

La acción se desarrolló como había pensado, con mucha más dificultad de lo habitual, como suele ser habitual, por otro lado, porque sacar punta a un lápiz me es mucho más difícil de lo que esperaba. Se me rompió la punta varias veces, me hacía daño, no podía seguir con la mano y continué con la boca… un horror. Por momentos pensé si no era algo casi terapéutico, un poco catártico, sin pretenderlo, pero ahí estaba, con un lápiz que se me resistía como cuando hice las acciones del proyecto Silla – Deconstrucción, como si los objetos impusieran una resistencia a dejar de ser lo que son. Ahí estaba otra vez y no lo vi en ese momento. Hummm…

A continuación pongo el texto de la acción tal como la había pensado al principio…

Sacando Punta

Pensada para ser realizada en el Encuentro de Arte de Acción de El Patio de Martín de los Heros el sábado 27 de Octubre de 2012.

Con un lápiz sin punta, cilíndrico, y cinco sacapuntas de colores, pedir a 5 voluntarios que sostengan los mismos.

Ir de uno en uno sacando punta al lápiz con su ayuda, sin pensar en las posibles connotaciones sexuales de introducir un cilindro en un agujero que devora la punta del mismo, sin dejar de ser útil para lo que se ha pensado, para escribir.

Con lo mínimo que quede, escribir en una hoja grande (o en el suelo) una enorme Z.

sacar ~ a algo. 1. loc. verb. Aprovecharlo para fin distinto del que le corresponde. 2. loc. verb. coloq. Atribuirle malicia o significado que no tiene.

Dada esta acepción que la RAE concede a punta, puedo pensar en un fin distinto al de escribir, además de atribuirle un significado nuevo a ese lápiz.

Quizá, fabricar con él un colgante aujereando con una aguja enhebrada la goma que lleva añadida a la parte de atrás del mismo.

(RAE) Sacapuntas. 1. m. Instrumento para afilar los lápices.

(RAE) Sacar. (Quizá del gót. sakan, pleitear). 1. tr. Poner algo fuera del lugar donde estaba encerrado o contenido. 2. tr. Quitar, apartar a alguien o algo del sitio o condición en que se halla. Sacar al niño de la escuela. Sacar de un apuro. 3. tr. Aprender, averiguar, resolver algo por medio del estudio. Sacar la cuenta. 4. tr. Conocer, descubrir, hallar por señales e indicios. Sacar por el rastro. 5. tr. Hacer con fuerza o con maña que alguien diga o dé algo. 6. tr. Extraer de una cosa alguno de los principios o partes que la componen o constituyen. Sacar aceite de almendras. 7. tr. Elegir por sorteo o por pluralidad de votos. Sacar alcalde. 8. tr. Ganar por suerte algo. Sacar un premio de la lotería. 9. tr. Conseguir, lograr, obtener algo. 10. tr. Comprar algo, como un billete, una entrada, etc. 11. tr. Dicho de una persona, de un animal o de una cosa: Aventajar a otro u otra en lo que se expresa. 12. tr. Alargar, adelantar algo. Antonio saca el pecho cuando anda. 13. tr. Ensanchar o alargar una prenda de vestir. 14. tr. Exceptuar, excluir. 15. tr. Copiar o trasladar lo que está escrito. 16. tr. Hacer una fotografía o retrato. 17. tr. Mostrar, manifestar algo. 18. tr. Quitar algo que afea o perjudica. Sacar una mancha, una enfermedad. 19. tr. Citar, nombrar, traer al discurso o a la conversación. Los pedantes sacan todo cuanto saben, aunque no venga al caso. 20. tr. Ganar al juego. Sacar la polla, la puesta. 21. tr. Producir, criar, inventar, imitar algo. Sacar una máquina, una moda, una copia, un bordado, pollos. 22. tr. Desenvainar un arma. 23. tr. Hacer perder el conocimiento y el juicio. Esa pasión te saca DE ti. 24. tr. Librar a alguien de algo. Sacar DE cuidados, DE pobre. 25. tr. Dar a la pelota o al balón el impulso inicial, sea al comienzo del partido o en los lances en que así lo exigen las reglas del juego. 26. tr. En el juego de pelota, arrojarla desde el rebote que da en el saque hacia los contrarios que la han de volver. 27. tr. Apuntar o escribir aparte una cita, una nota, una autoridad. 28. tr. Aplicar, atribuir un apodo, un mote, una falta, etc. 29. tr. Volver a lavar la ropa después de pasarla por la colada para aclararla, antes de tenderla y enjugarla. 30. tr. Méx. reprochar. 31. prnl. Méx. quitarse (? irse de un lugar). ~ a bailar. 1. loc. verb. Dicho de una persona: Pedir a otra que baile con ella. 2. loc. verb. Dicho del bastonero: Indicar a alguien que salga a bailar. 3. loc. verb. coloq. Nombrar a alguien de quien no se hablaba, o citar un hecho que no se tenía presente. Se usa de ordinario culpando o motejando a quien lo hace con poca razón. ¿Qué necesidad había de sacar a bailar a los que ya han muerto? ~ a danzar. 1. loc. verb. coloq. sacar a bailar (? nombrar a alguien de quien no se hablaba). 2. loc. verb. coloq. Obligar a alguien a que tome partido en un negocio o contienda. ~ adelante. 1. loc. verb. Proteger a una persona en su crianza, educación o empresas. 2. loc. verb. Llevar un asunto o un negocio a feliz término. ~ alguien mentiroso, o verdadero, a otra persona. 1. locs. verbs. Probar con la propia conducta, o por diferente medio, que es falso, o cierto, lo que había dicho de él. ~ a volar a alguien. 1. loc. verb. Presentarle en público, quitarle la cortedad, darle conocimiento de gentes. ~ claro la pelota. 1. loc. verb. Lanzarla desde el saque de modo que pueda restarse fácilmente. ~ en claro. 1. loc. verb. Deducir claramente, en sustancia, en conclusión. ~ en limpio. 1. loc. verb. sacar en claro. ~ largo la pelota. 1. loc. verb. Lanzarla a mucha distancia desde el saque.

(RAE) Punta. (Del lat. puncta, t. f. de -tus, part. pas. de pung?re, picar, punzar). 1. f. Extremo agudo de un arma blanca u otro instrumento con que se puede herir. 2. f. Extremo de algo. La punta del pie. La punta del banco. 3. f. Colilla de un cigarro. 4. f. Pequeña porción de ganado que se separa del hato. 5. f. Cantidad grande de personas, animales o cosas. 6. f. Cada uno de los brotes desarrollados que tienen las astas del ciervo. 7. f. Asta del toro. 8. f. Clavo pequeño. 9. f. Lengua de tierra, generalmente baja y de poca extensión, que penetra en el mar. 10. f. Extremo de cualquier madero, opuesto al raigal. 11. f. Sabor que va tirando a agrio, como el del vino cuando se comienza a avinagrar. 12. f. Parada que hace el perro de caza cada vez que hace la muestra. 13. f. Algo, un poco de una cualidad moral o intelectual. Tener una punta de loco. Tener sus puntas de poeta. 14. f. Arq. Madero que corresponde a la extremidad del árbol. 15. f. Heráld. Tercio inferior de la superficie del campo del escudo. 16. f. Heráld. Parte media de este tercio. 17. f. Heráld. Pieza honorable inversa a la pila, o sea figura triangular que tiene la base en la parte inferior y el vértice opuesto a la base en la superior del escudo. 18. f. Impr. Punzón utilizado para sacar de la composición letras o palabras. 19. f. Cuba. Hoja de tabaco, de exquisito aroma y superior calidad, pero pequeña. 20. f. pl. Encaje que forma ondas o puntas en una de sus orillas. 21. f. pl. Primeros afluentes que recibe un río, arroyo u otro caudal de agua. 22. f. pl. Vertientes o territorios de la cabecera de un río, arroyo u otro caudal de agua. 23. adj. puntero (? avanzado y reciente en su género). Tecnología punta. la ~ del iceberg. 1. f. coloq. Parte visible o conocida de un asunto, del cual se desconoce otra parte mucho mayor. ~ con cabeza. 1. f. Juego de niños que consistía en tratar de acertar alguien si el par de alfileres que otro tiene en la mano cerrada está cabeza con cabeza o cabeza con punta. ~ de diamante. 1. f. Diamante pequeño que, engastado en una pieza de acero, sirve para cortar el vidrio y grabar superficies muy duras. 2. f. Pirámide de poca altura que como adorno se suele labrar en piedras u otras materias. ~ de París. 1. f. alfiler de París. ~ florecida. 1. f. Arg. Deterioro del cabello que hiende en dos sus puntas. U. m. en pl. ~ seca. 1. f. aguja (? para grabar al agua fuerte). acabar algo en ~. 1. loc. verb. coloq. Acabar mal o no llegar a un resultado definitivo. andar en ~s. 1. loc. verb. coloq. andar en puntos. a ~ de lanza. 1. loc. adv. Con todo rigor. Llevar un asunto a punta de lanza. a ~ de pala. 1. loc. adv. coloq. En abundancia, en gran cantidad. U. t. c. loc. adj. a torna ~. 1. loc. adv. coloq. Mutua o recíprocamente. bogar de ~. 1. loc. verb. Bogar en cada bancada un solo remo, alternando la banda en cada una de aquellas. de ~. 1. loc. adj. Dicho de un objeto con el extremo aguzado, que está tieso o como dispuesto a penetrar. Pelo de punta. Clavo de punta. 2. loc. adj. puntero (? avanzado y reciente en su género). U. m. en América. Tecnología, investigación de punta. 3. loc. adv. de puntillas (? pisando con las puntas de los pies). de ~ a cabo. 1. loc. adv. de cabo a cabo. de ~ en blanco. 1. loc. adv. Con todas las piezas de la armadura antigua. Armar de punta en blanco. 2. loc. adv. coloq. Con uniforme, de etiqueta o con el mayor esmero. Estar, ir, ponerse de punta en blanco. 3. loc. adv. Dicho de disparar un arma de fuego: Con puntería directa, cuando por la corta distancia a que está el blanco no se requiere el uso del alza. 4. loc. adv. Abiertamente, de manera directa, sin rodeos. en ~. 1. loc. adv. Dicho de amarrar un barco a un muelle: Perpendicularmente a él. 2. loc. adv. Dicho de danzar: Con los pies apoyados en la punta de los pies rígidos. en ~s. 1. loc. adj. Taurom. Dicho de un toro: Que no tiene afeitados los cuernos. estar alguien hasta la ~ de los pelos, o del pelo. 1. locs. verbs. coloqs. estar hasta los pelos. estar de ~ con alguien. 1. loc. verb. coloq. ponerse de cuerno con él. hacer ~ alguien. 1. loc. verb. Dirigirse o encaminarse el primero a una parte. 2. loc. verb. Oponerse abiertamente a otra persona, pretendiendo adelantarse a ella en lo que solicita o intenta. 3. loc. verb. Sobresalir, destacar entre muchos por los méritos personales, o por otras circunstancias. por la otra ~. 1. expr. coloq. U. para negar rotundamente algún aserto. sacar ~ a algo. 1. loc. verb. Aprovecharlo para fin distinto del que le corresponde. 2. loc. verb. coloq. Atribuirle malicia o significado que no tiene. ser de ~ alguien o algo. 1. loc. verb. Ser sobresaliente en su línea. tener alguien algo en la ~ de la lengua. 1. loc. verb. Estar a punto de decirlo. 2. loc. verb. Estar a punto de acordarse de algo y no dar en ello. tener ~s y collar de. 1. loc. verb. coloq. U. para dar a entender que alguien tiene asomos de un vicio o maldad. tocar a alguien en la ~ de un cabello. 1. loc. verb. tocar en un cabello.

Lo que hago por dinero

Hago pocas cosas solo por dinero, pero con esto de la crisis (= el miedo a no tener dinero) estoy aceptando alguna cosa que no haría si no fuese exclusivamente por dinero.

Una de ellas (la única que recuerdo ahora mismo, de hecho) es darle clases particulares a un par de hermanos en las cercanías de la plaza Mayor. Me viene estupendo, porque pagan bien y estoy cerca de casa, tan cerca que el tiempo que tardo en desplazarme a/desde su domicilio al mío casi no lo tengo en cuenta. No es que sean mala gente, es que tienen un serio problema de actitud: me ignoran y me tratan como si fuese su criado (en el peor de los sentidos).

Procuro ignorarlo porque lo único que hago es pensar que me llevo mejor con la sumisa filipina que me trae el agua para que no tenga sed mientras les doy la clase en una habitación tan indecorosamente decorada con derroche de oro y plata, rancia como mansión de castellano viejo, de fortuna hecha con sudor ajeno, apestosa indecencia de ostentación arcaica.

Mientras, espero que pase el tiempo, unas 2 horas durante las que, de cuando en cuando, intento granjearme, ya no su amistad, sino cierto respeto y trato coloquial simultáneamente.

Pero ayer, hablando sobre la mucha gente que seguro que hay en la zona en Navidades, me responde el mayor con su altanería habitual:

Desde que han abierto la estación de cercanías de Sol, vienen gentes de Parla y Móstoles y así. Ya ves, se compran pisos en esos pueblos baratos y no tienen nada mejor que hacer que venir a Plaza Mayor a pasar la tarde en Navidad.

Le habría soltado una hostia si fuese violento. Le habría dicho que era un imbécil imberbe posiblemente homosexual reprimido, aunque esto no tenga nada que ver, y que más le valdría aprender a tener que ganarse la vida por su cuenta hasta darse cuenta de lo que es poder venir a pasear por el centro de Madrid y desahogarse de una vida en la que una tarde sin tener que ir a trabajar era algo lujoso de por sí.

Apunté sus frases literalmente en el cuaderno que llevo a la clase, para no olvidarlas. Pero no dije nada.

Me sentí un kuntakinte perdiendo completamente, no ya un dedo, sino el orgullo, la dignidad. Y tuve que acordarme muy mucho de que me viene bien su dinero. Recordé lo poco que me esfuerzo durante esas clases con ellos, y en especial con este, por que avance en su comprensión de las potencias, por la poca energía con la que gano un poco de dinero… aunque también desgastan estos silencios forzosos.

Cada semana valoro si haría o no esas clases. En cuanto tenga un par de alumnos más, buscaré una excusa, lo sé, para dejar de darles clase. Seguro que no soy el primero ni seré el único en una serie de tutores que no están dispuestos a ser tratados con tal indulgencia, con esa actitud de presunta superioridad en la que creen estar a salvo.

Y pienso en gillotinas.

Y pienso que da igual cómo le dé las clases, que sus padres se asegurarán de que tengan un futuro prometedor como líderes político-económico de este país, que sus padres harán que sus vidas sean tan sencillas como para no tener que pensar en viajar apiñados en un transporte público de masas para visitar, tomándose tan solo un bocata de calamares, un lugar inaccesible como es el centro de esta ciudad, una tarde de las fiestas navideñas.

Por una vez, eso sí, empaticé con esa costumbre que siempre aborrezco de venir al centro por esas fechas, empaticé con esa gente, me sentí esa gente, me sentí gente… y me alegré.

Intangibles

Mis amigos se vuelven intangibles
se van lejos y tendré que verles
a través de una pantalla
tendré que hablarles
a través de un teléfono
tendré que contarles cosas
a través de un teclado
y me tomaré cervezas intangibles
a distancia.

Pero seguirán siendo siempre mis amigos.

Mi dinero es intangible
desde hace años
no voy a un cajero
no voy a una sucursal de banco
no toco el papel más de lo necesario
y
si lo pienso bien
el dinero es siempre un intangible pues
los billetes o monedas son solo
símbolos de lo intangible
un número
una cifra
sumatorio de varias otras
a través de un servidor web
en la nube
donde está mi dinero
accesible
a través de una clave que poseo
y que permite que me reconozca
una base de datos que me autentifica
y me muestra en pantalla unos divertidos caracteres
alfanuméricos
que indican que no soy rico
ni pobre
en un entero mayor que cero
con un par de cifras decimales.

Pero pensándolo bien
también mi poesía es intangible
y siempre lo fue
aunque antes escribía en papel
pero no era el papel el poema
sino lo que estaba escrito en él
y las palabras se forman en el cerebro
no en las manos
adquieren una forma
un sentido
un significado
pero al menos algo era tangible
y después
fui convenciéndome
de la necesidad de digitalizarlas
para poder hacer copias de seguridad
de las que soy un obseso
en un formato compatible con cualquier sistema informático
de hoy
y del futuro previsible
en ASCII plano
pero luego fui dándome cuenta
de que no era imposible un apagón tecnológico
que nos retrotrajese a aquellos tiempos de Gutenberg
en los que era ya todo un lujo poder reproducir
sin electrónica
un texto
o una imagen
y salté un paso más
pues de perdidos al río
escribiendo directamente en esta nube
en la que posiblemente estés leyendo esto
que no pretende nunca ser objeto
más allá del intangible
que forme
o conforme
o semantique
en tu psique
allí
donde
todo
lo intangible
es corpóreo.

Pilas

No tengo pilas
alcalinas
para mi corazón cansado
(parafraseaba)

Siento que me agoto
siento que no controlo mi energía
mi consumo de energía
con la razonable proporción de dedicar
parte
a la cinética
parte
a la potencial
y aún
quedarme con algo
para lo que los que llaman energía
a lo que no es ni potencial ni cinético
pueda resistir
sin agotarse.

Menos mal
que cada mañana
veo el sol
energía renovable hasta dentro de suficiente
cantidad de tiempo
en la sonrisa de mi amor a mi vereda
y la marea que genera su luna en mi ventana
me arranca una chispa magnética
que me levanta
y soy
feliz
otro
día
más.

Se me acumula el trabajo

trabajo tan disperso
que se acumula como las pelusas
lo hacen en los rincones
y llega un momento
en que ves que la casa está sucia
sin que tengas un lugar concreto
único y fácilmente identificable
para limpiar.

programar un par de performances
que nunca hago tantas tan seguidas
lanzar nuevos mailings de monográficos
por ver si alguno acaba saliendo
rellenar este diario
que si no es a diario no es diario
preparar las clases de mis talleres de poesía
porque me encanta que sientan que trabajo para ellos
imprimir nuevos problemas de química para Marta
mi querida alumna a quien he visto crecer
como a Mateo, ese mostruito adorable,
leer una antología poética española
de poetas que pueden resultar interesantes
pero que, personalmente, no me interesan nada
enviar material para que en El Manantial
aparezcan mis cursos de Poesía
seguir avanzando con mi proyecto de lenguas
de clasificación obsesiva, cladística,
que me tiene paralizado decidiendo
si el griego es un idioma o son varios
si lo estructuro como una rama o una hoja
si decido trabajarme dialecto a dialecto
aqueo, jónico-ático, eólico, dórico, y los otros cincuenta
o si decido que es un único idioma sabiendo que es mentira
pero asumiendo que los griegos no me lo tendrán muy en cuenta
leyendo, leyendo, leyendo
para sustentar una de las dos direcciones
por encima de la otra
y seguir ese camino
y tengo algunas otras cosas en la mente
pero no las encuentro.

mi cabeza es un saco de legumbres varias
hirviendo al fuego de un otoño crítico
y noto como poco a poco van soltando sus sabores
a la sopa mental que voy cocinando
lentamente
lenta
mente
lenta
.

Demagogia mal pensada

¡Qué estupidez!

Podría haber contestado a este mensaje en FB con un simple:

Si no le gusta matar judíos, no lo haga.

Es simplemente demagógico, superficial, irreflexivo, el publicar imágenes como esta. ¿Es que nadie piensa un poco más allá de lo que lee?

Hummm…

Hoy estoy algo cabreado, ¿será que he leído la prensa?

Ya estoy vaticinando la prohibición de un partido por aplicársele la ley de tales. Y entonces los no-nacionalistas volverán a ser (tachán) mayoría. Bufff… Si pasa, estarán las cosas como para creer en el legítimo derecho a la reivindicación mediante lucha armada. (Insisto: si pasa)

Voy a volver a leer sobre los griegos y etruscos. Mucho más entretenido.

Hoy me ha escrito Rita

Hola
Buenos dias,
Me gusto ponerme en contacto contigo para explicarte mi situacion. Mi nombre es Srta. Rita Opico de la única hija de último padre Sr. Opico john de Costa de Marfi (Africa) Mi padre era un comerciante muy rico de cacao en Abidjan, la capital económica de Costa de Marfil, a mi padre ha sido envenenado y es matado por sus asociados de asuntos sobre , una de sus paseos en viaje de negocios. Mi madre se murió cuando era un bebé y desde entonces mi padre lo ha tomado tan especial. Antes de la muerte de mi padre en octubre de 2009 en un hospital privado aquí en Abidjan él me llamó secretamente por su parte y me indicó que tiene la suma de $6,500,000, fue en la dentro un caja en la un empresa de seguridad aquí en Abidjan es él que empleó mi nombre como su sola hija para el próximo de los padres depositando fondos. él mi, explicó también que era debido a esta riqueza que fue envenenado por sus asociada de asuntos. Que debería buscar a un asociado extranjero en un país de mi elección donde lo ransferiría este dinero y lo emplee para el objetivo de inversión como la gestión de bienes inmuebles o la gestión de hotel. Caro, busco honradamente su ayuda de las siguientes maneras: (1) para proporcionar una ayudar para reclamar el dinero. (2) para servir de encargado de estos fondos puesto que yo tienen solamente 21 a os. (3) para hacer el acuerdo para que venga en tu país para mi educación y para fijo una autorización de residencia en su país. Por otra parte, caro, estoy dispuesto a ofrecerles un 15% de toda la suma como compensación por su esfuerzo/entrada después de la transferencia triunfada de estos fondos en su cuenta nombrada en ultramar. Además indican sus opciones para ayudarme mientras que creo que esta transacción se concluiría en catorce (15) días en que significan el interés en ayudarme. Prever a tener de sus noticias pronto. Que Dios te bendiga Srta Rita Opico.

Este es un email que he recibido hoy mismo y que hace las delicias de los antispam.

Yo tengo desactivados los spam killers porque no suelen discriminar muy bien y muchos mensajes pueden quedar perdidos por su culpa. Pero esta mierdecita de mensajes tampoco es que sean agradables.

Es un antiguo hoax que circula por internet desde que se inventó el correo electrónico, por lo menos. Ni se me ocurre reenviarlo, ni contestar ni nada semejante. Es más, ni siquiera me imagino a una Rita morena, con el pelo cayéndole por los lados de una cabeza bien proporcionada, de nariz idealmente curvada, unos pómulos dorados bajo unos brillantes ojos verdes como cicatrices purulentas.

No me imagino a su padre anciano y cargado de dolores, acechando a las puertas de la muerte, con su mirada cansada apoyada en su báculo argénteo.

Y no cometo la locura de saborear mentalmente ese cacao aromático, de textura cálida, como la piel de Rita, bajo mi vientre henchido de porcelana.

Rita, te añoro, te deseo, te espero…

Artón – EXCHANGE

Hace unos días, Ana Matey me propuso escribir un texto para acompañar una convocatoria de Arte de Acción titulada EXCHANGE. En su página web hay mucha más información, así que no voy a hacer un resumen de en qué consiste. Tan solo voy a exponer, en el formato que fue concebido, el texto que le envié.


Artón – Exchange

Una de las ideas clave de Fluxus fue que la creación contemporánea mantuviese un grado determinado de musicalidad, entendida esta como la que hace alusión al hecho de que muchas obras estén diseñadas como partituras, obras que puedan ser ejecutadas por artistas que no sean el propio creador1. Que, de este modo, se convierte más bien en compositor.

La propuesta que hace Artón en su convocatoria EXCHANGE es una aplicación de esta idea de Musicalidad que caracteriza gran parte del arte conceptual, desplazando claramente el objeto de la creación, obligando a trabajar, por otro lado, con la pieza de un artista que ha concebido el trabajo, a modo de partitura o composición que le es entregada a un realizador, un performer para que la lleve a cabo, recordándonos que, así, performer no corresponde con el concepto más extendido – y no por ello acertado – de aquel que lleva a cabo sus propias acciones concebidas por sí mismo.

Además de relacionarlo con esta desconexión o desdoble de la obra artística entre quien concibe la obra y quien la concreta, esta propuesta pretende descubrir o poner de manifiesto la pérdida de información que se produce en toda comunicación cuando el mensaje es transferido; de manera que la información que llega no proporciona la misma acción que quien la había concebido tenía originariamente en la cabeza.

No solo surge una pérdida de información inherente al traspaso de un mensaje, sino también se produce al intentar fijar en texto (oral o escrito), una idea, un pensamiento. Es evidente que este también es otro tipo de comunicación, la que ocurre entre el pensamiento y la palabra, la que se produce entre la palabra escrita y la leída, la que se produce entre la palabra leída y el pensamiento que reconstruye, como buenamente puede, el pensamiento que la creó.

Esta cadena de mensajes de cerebro a cerebro se extiende más allá de un mero acto de escritura/lectura al realizarse una acción que comunica el mensaje hacia los sentidos de los asistentes a la performance, que, a su vez, transmiten las señales correspondientes a sus intelectos que intentarán reconstruir aquel mensaje que se originó en la mente de alguien al principio de esa larga sucesión de eslabones comunicativo.

Esta batalla contra la pérdida de comunicación, contra la incomunicación, incluso, contra los malos entendidos y las malas expresiones, es dura y, en lugar de darla por perdida, nos proponen jugar con ella como se jugaba al teléfono estropeado, pero también como se juega seriamente cada vez que se escribe un poema, o cada vez que le susurramos algo bonito a alguien al oído.

Giusseppe Domínguez
Madrid, 5 de Octubre de 2012


Extracto de “Cuarenta Años de Fluxus”.
Fluxus y Fluxfilms 1962-2002, MNCARS. ISBN: 84-8026-171-4. Ken Friedman.
De 12 Ideas Fluxus.

2.12. Musicalidad

La musicalidad hace alusión al hecho de que muchas obras Fluxus están diseñadas como partituras, como obras que pueden ser ejecutadas por artistas que no sean el propio creador. Aunque puede que este concepto surgiera del hecho de que muchos artistas Fluxus eran también compositores, significa mucho más que eso. Los acontecimientos, muchas instrucciones objetuales, obras que son juegos y puzzles -incluso algunas esculturas y pinturas- funcionan de esta forma. Significa que puedes poseer una pieza de George Brecht si ejecutas una partitura de Brecht. Aunque esto suene extraño, cabe preguntarse si es posible experimentar Mozart simplemente escuchando a una orquesta tocar una de las partituras de Mozart. La respuesta es que sí es posible. Cabe la posibilidad de que otra orquesta, o el propio Mozart, hubieran ejecutado una interpretación mejor, pero sigue siendo la obra de Mozart. Lo mismo ocurre con una obra de Brecht, de Knízák o de Higgins, creadas para ser ejecutadas desde una partitura.

La cuestión de la musicalidad tiene implicaciones fascinantes. El pensamiento y la intención del creador son los elementos claves de la obra. La cuestión de la importancia de la mano del artista sólo es pertinente en la medida en que la habilidad de la ejecución afecte a la obra. En algunas obras conceptuales, esta cuestión ni siquiera se plantea. La musicalidad está vinculada al experimentalismo y al método científico y los experimentos deben funcionar de la misma forma. Para que un experimento siga siendo válido, cualquier científico debe ser capaz de reproducir la obra de otro científico.

Como ocurre con otras cuestiones Fluxus, esto plantea problemas interesantes. Los coleccionistas quieren obras en las que se vea la mano del autor y, por tanto, algunas obras Fluxus se autoinvalidan para los coleccionistas.

La musicalidad implica que la misma obra puede realizarse varias veces, y en cada fase puede ser la misma obra, incluso si se trata de una realización diferente. Esto molesta a los coleccionistas, que consideran obras de «cosecha» a las obras situadas en una época determinada y distante. El concepto de «cosecha» es útil únicamente si se considera de la misma forma que cuando se trata de vino: 1962 puede ser una buena cosecha, y también 1966, y después puede que no haya otra hasta 1979 o 1985.

Si se piensa en los compositores y directores de orquesta que han ejecutado una magnífica interpretación de obras del pasado, por ejemplo un ciclo completo de Beethoven o una serie de conciertos de Brahms, y una o dos décadas después nos ofrecen una interpretación totalmente diferente, pero igualmente rica, de la misma obra, entonces podemos ver por qué el concepto de cosecha sólo puede aplicarse a Fluxus cuando el significado que le damos a este término es el mismo que en el caso del vino. Debe medirse el año por el sabor, no el sabor por el año.

La musicalidad, por tanto, es un concepto clave en Fluxus, aun cuando los expertos o los críticos no le han prestado la atención debida. La musicalidad supone que cualquiera puede interpretar la música. Si el compromiso profundo con la música, con el espíritu de la música es un aspecto central de este criterio, entonces la musicalidad puede ser el concepto clave en Fluxus, y lo es porque abarca muchas otras cuestiones y conceptos. Entre estos, basta citar el radicalismo social de Maciunas, en el que el artista individual desempeña un papel secundario con respecto a la práctica artística en la sociedad; el activismo social de Beuys cuando declara que todos somos artistas; la creatividad social de Knízák, al abrir el arte a la sociedad; el intelectualismo radical de Higgins y el experimentalismo de Flynt. Todos estos conceptos, entre otros, aparecen en el significado pleno del concepto de musicalidad.

Esto no es una broma